La vivienda de alquiler desaparece del mercado a un ritmo preocupante sin que la demanda caiga. Cinco años después de que España y medio mundo se confinaran por la pandemia de covid-19, la oferta ha caído un 84% en Barcelona, donde en ese mismo periodo los precios han subido un 62% a pesar de la regulación que ha frenado este crecimiento en los últimos meses. Son las conclusiones de un estudio de Idealista que alerta que en las capitales españolas, de media, la caída de la oferta ha sido del 50% y la subida de los precios del 30%. 

Barcelona presenta, por tanto, un preocupante panorama con una caída de la oferta casi del doble que la media española, del 56%, y un incremento de precio de más del doble que el 30% estatal. Es la capital donde más ha caído la oferta por encima de Sevilla y Palma, donde lo han hecho un 73% cada una, Madrid, con un 71%, o Las Palmas de Gran Canaria, con una caída del 70%. San Sebastián (65%), Málaga (64%), Valencia (63%) y Bilbao (61%). 

Existen algunas capitales donde la oferta ha aumentado desde diciembre de 2020, como Cuenca, donde lo ha hecho un 149%, Ceuta, un 81%, o Segovia, un 48%. También Soria ha visto crecer un 20% su oferta en esta plataforma, Huesca un 18% y Melilla un 13%. 

En cuanto a la subida de precios, en Valencia el alquiler se ha encarecido incluso más que en Barcelona, un 74%, mientras que muy cerca del 62% de la capital catalana se encuentra el 60% de subida de Alicante. En Málaga los precios han subido un 55%, en Segovia un 54%, en Palma un 53%, en Ávila un 45% y en Madrid un 44%. 

Las subidas más bajas se han dado en Lleida, un 15% más que en 2020, Melilla (17%), Bilbao (19%), Vitoria (19%), Pamplona (20%), San Sebastián, Badajoz y Salamanca (21% en los tres casos). 

El informe de Idealista coincide con la visión de las patronales de que "las políticas adoptadas por el Ejecutivo no se focalizaron en crear oferta" y también apuntan que "sucesivas medidas punitivas y coercitivas de cara a los propietarios propiciaron la drástica desaparición de la oferta", en referencia a una Ley de Vivienda que ha propiciado la regulación de precios y la creación de índices de referencia, aunque por el momento tan solo se topan en municipios catalanes. 

Esta visión contrasta con la bajada del precio del alquiler del último trimestre del pasado año en Barcelona del que informó la Cambra de la Propietat Urbana de Barcelona, aunque también se registró una caída de los contratos firmados y, por tanto, de la actividad del alquiler. 

El Sindicat de Llogateres y otras plataformas de inquilinos, defienden en contra de las patronales una regulación del alquiler más dura, con sanciones claras y aplicables a los propietarios que se salten los topes y que no puedan esquivar la ley poniendo las viviendas en el mercado turístico, temporal o de habitaciones.