La economía catalana y española volverá a crecer en 2025 por encima de la media del conjunto de los países del euro. Los analistas nacionales e internaciones apuestan por un crecimiento el año próximo del producto interior bruto (PIB) español en el entorno del 2,3%, casi el doble de la eurozona que se estima entre el 1,2% y el 1,3%, mientras que la catalana se situará incluso alguna décima por encima del español. Dicho así, podríamos caer en el triunfalismo, aunque las previsiones tienen matices que invitan a rebajar el optimismo. El año próximo tirará de la economía el consumo de los hogares y existen dudas sobre la evolución de la inversión de las empresas, motor de todo proceso productivo y anticipación de crecimientos en años venideros. También hay malos presagios para las exportaciones, pues se espera que el saldo exterior sea negativo y los intercambios internacionales podrían restar alguna décima al PIB de 2025.


Empleo

Aunque a ritmos menores, todos los analistas -públicos y privados, incluyendo el Gobierno-, dan por descontado que se seguirá creando empleo el año próximo y siguientes y la tasa de paro continuará decreciendo. Sin embargo, más allá del aumento de ocupados, hay algunos problemas estructurales en el mercado de trabajo preocupantes, como analiza Miguel A. Malo es un artículo publicado por ON ECONOMIA.


Inversión empresarial

Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de España, declara que esperan que la formación bruta de capital fijo (inversión) en maquinaria y bienes de equipo se acelere hasta el 3,4% en 2025 (1,2% esperado en 2024) debido al estimulo de las bajadas de tipos de interés llevadas a cabo por la autoridad monetaria europea a lo largo de 2024, y que se espera puedan continuar en 2025, aunque en este último caso existe cierta incertidumbre sobre la intensidad de estas. Además, la tasa de ahorro está en niveles elevados, lo que puede estimular la inversión.

Es una previsión compartida. Rafael Domenech, responsable de coyuntura española de BBVA Research señala la preocupación generalizada por el retroceso de la inversión de las empresas desde la pandemia, no solo en España, sino en el conjunto comunitario. Aunque en el tercer trimestre arrojó crecimientos por encima del PIB y las previsiones es que en 2025 mantenga este dinamismo, todavía no ha recuperado lo perdido en estos años. Desde el Banco de España también advierten del bajo dinamismo de la inversión “especialmente en la inversión productiva de las empresas”, compensada en parte por la inversión pública. Para 2025, el Banco de España sugieren que la inversión productiva “mantendría un avance modesto en el tramo final del año. En cambio, la ejecución de obra apunta a una aceleración de la inversión en vivienda en los próximos trimestres”.

Demanda exterior

Los intercambios comerciales son otro punto que preocupa para el próximo año. El Banco de España pronostican que las importaciones crecerán por encima de las exportaciones por lo que la demanda exterior restará una décima al producto interior bruto que se reduce por su efecto del 2,6% al 2,5%, según las previsiones del banco. Oriol Aspachs, analista de CaixaBank Research, apunta entre los riesgos para las exportaciones españolas unas “perspectivas económicas mundiales estables, pero con riesgos crecientes”. El economista señala la debilidad de la economía china y de las grandes economías europeas (con Alemania en cabeza) que restará compras a las empresas españolas y los aranceles de EE.UU. en la nueva era Trump.

El turismo, dentro de los intercambios exteriores, es otra incertidumbre para el año entrante. Aunque seguirá creciendo por encima del PIB según los analistas consultados, tenderá a reducir su ritmo y empieza a tocar techo en su crecimiento. Mínguez declara que tras la recuperación postpandemia, el sector ha superado los niveles pre-COVID en 2024, año en el que es probable que se superen los 92 millones de turistas en España. Las proyecciones para 2025 también son favorables.

Vivienda

La falta de oferta de vivienda nueva y usada y los precios al alza suponen, no obstante, un cuello de botella para el crecimiento, señala Domenech. El número de hogares seguirá creciendo por encima de la oferta de pisos, lo que impide la movilidad geográfica para poder cubrir los picos de demanda en los zonas más activas y, en los grandes focos turísticos. Del lado positivo, se prevé un incremento de la inversión en nueva construcción.

Vientos de cola

Entre los elementos favorables, se da por hecho que los precios al consumo continuarán moderando sus subidas en la mayoría de los países desarrollados. E, igualmente en España.


Una rebaja de la inflación que moverá tanto al BCE como la Reserva Federal seguirán bajando el precio del dinero. Aunque las recientes palabras de Jerome Powell, máxima autoridad de la FED estadounidense, ha enfriado el optimismo al dejar caer que el ritmo de la rebajas de los tipos de interés se modera. Aspachs pronostica que 2025 debería se el año “de la distensión de la política monetaria, con el BCE y la FED llevando sus tipos de interés hacia niveles neutrales”, alrededor del 2% el primero y el 3% el segundo”.

Un tercer aspecto positivo para la economía española es la mejora de la productividad del factor trabajo. Mínguez, de las cámaras de comercio, señala que el INE ha evidenciado cómo la mejora de la productividad del factor trabajo ha tenido una influencia significativa en el crecimiento económico del segundo y tercer trimestre de 2024. En este sentido, “la Cámara espera que esa tendencia se mantenga durante los próximos meses, y a lo largo de 2025”.

El año que se va

Las buenas vibraciones para el año próximo se han incentivado desde que el 30 de octubre el INE desvelara que la economía española creció en el tercer trimestre un 0,8% respecto al siguiente manteniendo la fortaleza del resto de año. Lo que arroja un incremento interanual del 3,3%, el mejor después del 3,9% del primer trimestre del 2023. Tres el dato, se produjo una avalancha de revisiones al alza para las previsiones del cierre de 2024 y para 2025.

El Gobierno español predijo en septiembre que 2024 cerrará con incremento del 2,7% del PIB, aunque el tercer trimestre dejó pequeña su previsión. Organismos como el Banco de España, que ha elevado el dato que dio en septiembre 3 décimas, hasta el 3,1% o la Airef, que sube 5 décimas al 2,9%. Tambien los 21 centros de análisis de coyuntura que participan en el panel de Funcas han elevado sus cifra, hasta el 3%. Y es que los datos del tercer trimestre sorprendieron por su dinamismo, hasta elevar el crecimiento interanual al 3,3%.

Previsiones erradas

No obstante, se debe entrecomillar la validez de las previsiones que suelen errar bastantes. Así, el gobierno español pronosticó un crecimiento del PIB para 2024 del 2,4% y podría terminar en el 3%. En 2023, la previsión fue del 2,4% y el PIB creció un 2,7%; en 2022, una previsión del 4,3% y una subida del 6,2%; en 2022, el Gobierno vaticinó el 6,5% y el año terminó en el 6,7%. Especial mención en 2020: en verano de ese año, el Ejecutivo calculaba una caída de 12,6% y terminó en el 10,9%. Los dos años anteriores, el Gobierno español (en manos del Partido Popular) pecó de optimista a diferencia de los ejecutivos de coalición. En 2019 se pronosticó una subida del PIB del 2,4% y creció el 2% y en 2018, el 2,7% con un PIB real del 2,4%.

La economía española viene mostrándose más dinámica que la media del resto de países con los que comparte el euro. Si finalmente el PIB cierra este año en el 3%, sacará casi dos puntos porcentuales a la eurozona cuya economía rondará el 1% de subida. En 2023, la economía española creció el 2,7% y un 0,4% la eurozona; en 2022, un 6,2% España y un 3,5%; 2021 el 6,7% y el 6,3% respectivamente. La pandemia sentó especialmente mal a la economía español por su dependencia del turismo, lo que supuso una caída del 10,9% frente al 6% de la media de la zona euro. Pero ha sido un bache, pues en los 2 años prepandemia, la economía española sacó 4 décimas al conjunto del euro en 2019 y 6 décima en 2019.

Todos estos años, en especial desde 2021, el ritmo de crecimiento español se ha sustentado en la entrada de mano de obra inmigrante que ha permitido, entre otras cosas, cubrir puesto de poco valor añadido y escasos salarios. Los economistas españoles apuestan todo a que el año 2025, el PIB seguirá sustentándose con la entrada de trabajadores extranjeros.

Más pobres que en 2019

Sin embargo, la aportación de más de cinco millones en estos años implica que, aunque la economía crece a buen ritmo, somos más a repartir, lo que implica que los residentes en España no son más ricos. Al revés. La renta disponible por habitante (descontado la inflación y el pago de impuestos y cotizaciones sociales) estaba en diciembre de 2023 por debajo de 2019, lo que implica que con el salario de hoy, se pueden adquirir menos cosas que antes de la pandemia. En el primer trimestre de este 2024, se ha equiparado la capacidad de compra de cada habitante a la que ostentaban los españoles en 2019.