Vivir de alquiler en Catalunya exige que los inquilinos destinen el 31,7% de su renta mensual a pagar el piso, uno de los costes más altos de España, con la agravante de que es el tercer territorio donde más hogares habitan en alquiler, casi 1 de cada 4 (24,1%), por detrás de los dos archipiélagos donde el turismo ejerce una fuerte presión, tanto por los visitantes, como por los trabajadores que se desplazan en la temporada alta. La combinación del elevado esfuerzo económico en proporción a la renta y el alto volumen de población que vive de alquiler, supone en Catalunya, junto con Baleares, una proeza el vivir en alquiler, según se desprende de un reciente informe de Funcas, el think tank en materia económica y social.
Desiderio Romero-Jordán, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de Funcas, ha realizado una comparación del esfuerzo que supone vivir de alquiler en España dependiendo de la comunidad autónoma de residencia. A tal fin, ha analizado cuatro parámetros: el gasto mensual medio que supone el pago del alquiler (sin contabilizar otros gastos como la energía, el agua y la comunidad); los hogares que hay en alquiler; el esfuerzo que supone el alquiler respecto al gasto, (aunque el autor explica a ON ECONOMIA que es equiparable a la renta) y, finalmente, el porcentaje de hogares que sin tener una casa en propiedad, deben destinar más del 30% de su cesta de consumo al alquiler. Un límite, que si se supera, se considera como un “esfuerzo” económico para un hogar.
Uno de cada cuatro hogares
En el conjunto de España, el 16,2% del total de los hogares está en alquiler, con un desembolso mensual de 516 euros, lo que les supone el 29,1% de la renta media, aunque en el caso de 4 de cada 10, superan el 30%. Pues bien, en Catalunya, el 24,1% de los hogares no vive en una vivienda propia, abonan a su casero 607,5 euros al mes, lo que implica el 31,7% de su gasto, pero el 45% de los hogares superan con creces el límite del 30% de su cesta de consumo.
En función de los datos manejados por el investigador de Funcas, se dividen los territorios en tres grupos: el primero, las comunidades con esfuerzo alto; el segundo, con esfuerzo medio y, el tercero, con esfuerzo bajo. Catalunya se encuentra en el primer grupo, junto con las Ciudades Autónomas, el País Vasco, Baleares y Madrid, paradójicamente entre las más ricas de España por nivel de renta.
Entre los factores que explican la pertenencia de estos territorios al grupo con un mayor esfuerzo, el autor señala unas tasas de paro inferiores a la media nacional, también para la cohorte de menores de 25 años, un mayor volumen de hogares en alquiler y unos alquileres más altos, que siempre se dan allí donde hay más posibilidades labores. Igualmente, la densidad de población es otro factor determinante en los altos precios de los alquileres, que en estos territorios es superior a la media (92 habitantes por km²), con un extremo en Ceuta, que supera los 4.000 habitantes por km², y Melilla, que alcanza los 7.000. Finalmente, el mayor número de grandes urbes de más de 100.000 habitantes influye, pues el alquiler es muy inferior en la España vaciada que en la urbanita. La conjunción de estos elementos supone que, en estos seis territorios, existe un hándicap añadido para la emancipación de los jóvenes, remarca Romero-Jordán.
Esfuerzo sobre la renta
Si nos centramos en el porcentaje que el alquiler detrae de la renta mensual, Ceuta y Melilla son los peores sitios para no tener una casa propia, pues merma el 35% de la capacidad de gasto de los hogares que viven en este régimen, con un coste medio de 465 euros; seguido del País Vasco, 33% de esfuerzo y 583 euros mensuales; Baleares, 32,6% y 647 euros mensuales; Madrid, cuyo esfuerzo de renta es del 31,8% y el alquiler medio de 674 euros y, para Catalunya, lo ya referido, 31,7% de esfuerzo y 607 euros. Sin embargo, la proporción de población afectada, que vive de alquiler, aporta un plus, pues en Baleares se eleva al 26,6% de los hogares, en Catalunya, el 24,1%, y se reduce en Madrid a un 20,1% y en el País Vasco, donde solo 1 de cada 10 hogares está en alquiler.
El catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos aclara a ON ECONOMIA que, dada la combinación del esfuerzo sobre la renta y el alto volumen de personas en alquiler, se podría considerar que el esfuerzo para vivir de alquiler en Catalunya es superior al País Vasco, y probablemente superior a Madrid. “Especialmente si tenemos en cuenta que una parte importante de los arrendatarios en Catalunya, son inmigrantes, uno de los colectivos con más esfuerzo sobre su capacidad de renta”, aunque matiza que “sin cálculos más detallados, no puedo asegurar que sea del todo exacto”.
Sobreesfuerzo
Pero existe un ratio todavía más abrumador: el “sobreesfuerzo” que implica añadir al dinero que se lleva el casero, los suministros de energía y agua y el recibo de la comunidad. Y la conclusión es demoledora: de media, el conjunto de los inquilinos debe destinar el 36% de su renta, 7 puntos porcentuales a sumar al coste del alquiler. Pero si nos centramos en cuántos hogares sobrepasan el 30%, el estudio de Funcas demuestra que 6 de cada 10 hogares en alquiler supera el umbral de riesgo. Por comunidades, Romero-Jordán apunta que todas estaban “tensionadas en 2022 al presentar valores de sobreesfuerzo superiores al 30%; la comunidad con un valor más bajo es Murcia. En las comunidades de País Vasco, Madrid, Baleares, Catalunya y Ceuta y Melilla, más del 60% de los hogares se enfrentaron a un gasto de alquiler y suministros básicos (sobreesfuerzo) superior al 30% de la cesta de consumo”.