La inteligencia artificial (IA) y la digitalización tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y en lo tocante al mercado laboral, habrá profesiones que salgan reforzadas, pero también otras sufrirán una indigestión con las nuevas tecnologías. Para conocer en el lado en el que se decantan unas y otras, Fedea, el think tank económico que dirige Ángel de la Fuente, ha abordado en un estudio el impacto que la digitalización y la inteligencia artificial tendrán sobre las profesiones presentes y futuras, así como sus salidas laborales y salariales. Para lo cual han analizado el centenar de grados universitarios más cursados en España. Y la respuesta es la siguiente:
Las 15 profesiones más beneficiadas: De más a menos, Ingeniería de computadores, Informática, Desarrollo de software y de aplicaciones de ingeniería multimedia, Matemáticas, Ingeniería de telecomunicaciones, Física, Ingeniería de materiales e ingeniería textil, Ingeniería de tecnologías industriales, Arquitectura y Urbanismo y paisajismo, Ingeniería de sonido e imagen, Ingeniería en electrónica, Ingeniería biomédica y de salud, Ingeniería de la energía y Educación Primaria.
Las 15 profesiones más amenazadas: De más a menos, Información y documentación, Ciencias del mar, Lenguas modernas y aplicadas, Criminología, Humanidades, Nutrición humana y dietética, Bellas artes, Ciencias del trabajo, Geografía, Ingeniería horticultura y jardinería, Náutica y transporte marítimo, Historia del arte, Finanzas y contabilidad, Gestión y administración pública y Turismo.
Las primeras, según el estudio, tendrán mayores posibilidades de colocación en el mercado laboral y, además, tendrán mayores salarios. Las segundas, con menos perspectivas de empleo y salario, corren, además, el riesgo de que el empleo sea sustituido, a corto y medio plazo, por la inteligencia artificial o tecnologías de software.
Tareas rutinarias
Para determinar qué impacto tendrán la inteligencia artificial y la digitalización en las diversas profesiones, y por extensión en las carreras universitarias, los autores de estudio, encabezado por José Ignacio Conde-Ruiz, han analizado dos parámetros, siguiendo referencias de otros países: por un lado, se determinan las profesiones con un mayor índice de Intensidad de las Tareas Rutinarias (RTI en sus siglas en inglés) y, un segundo índice, que mide la exposición de las ocupaciones al cambio tecnológico y la IA. La treintena de carreras arriba reseñadas salen de la aplicación del índice de tareas rutinarias, con la premisa de que este tipo de funciones serán más fácilmente sustituidas por las nuevas tecnologías. Por eso, las más amenazas son las que han sacado una mayor puntuación en las tareas rutinarias (cognitivas) frente a las no rutinarias (analíticas y personales).
Profesiones expuestas a la tecnología
El segundo índice, el referido a la exposición de las profesiones a las nuevas tecnologías, los estudiantes, y futuros trabajadores de ocupaciones con una alta exposición a la inteligencia artificial y al software no tienen una relación tan clara de beneficio o perjuicio que las relacionadas con las tareas rutinarias. Tienen, pues, una interpretación más aleatoria. Los autores del informe consideran, pues, que “no están necesariamente amenazados por el cambio tecnológico”, aunque advierten que sus planes de estudio de estas profesiones tienen que ser “rediseñados para explotar las complementariedades con las tecnologías”. En este sentido, “aquellas titulaciones más expuestas a la tecnología con base en estos índices no parecen estar relacionadas con ocupaciones con un elevado riesgo de ser automatizadas, sino más bien con ocupaciones altamente complementarias con la tecnología (ingenierías, arquitectura o estadística), lo que apunta hacia la necesidad de adquirir competencias que permitan esta complementariedad”, apunta el informe. Por lógica, las carreras con menor exposición son mayoritariamente de educación y arte y humanidades que, aunque no tienen necesariamente que ser perjudicadas por las tecnologías digitales, tampoco se verán beneficiadas por ellas, pues no son complementarias con la IA.
Como conclusión, el estudio de Fedea señala que los grados universitarios, cuyos estudiantes trabajan en ocupaciones con mayor índice de intensidad de tareas rutinarias “son los que presentan un mayor peligro de que sus salidas laborales se reduzcan por el reemplazo por nuevas tecnologías, y se deberían rediseñar o, en caso extremo, reducir su oferta”. En referencia a los grados cuyos estudiantes terminan trabajando en ocupaciones con altos índices de exposición a la inteligencia artificial y al software, tienen una interpretación muy distinta, aunque no están necesariamente amenazados por el cambio tecnológico.
Carreras inaccesibles
El estudio de educación y nuevas tecnologías de Fedea se cierra con un ranking de las profesiones cuya oferta educativa está muy por debajo de la demanda de los universitarios. Desgraciadamente, entre las carreras en las que más alumnos se quedan fuera, destacan muchas de alto valor tecnológico y STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). El ranking, basado en un ratio de exceso de demandas de los principales grupos, se establece con una relación de los alumnos que se han quedado sin poder cursar estudios de su profesión preferida, por cada estudiante que lo ha conseguido. De tal manera, que un ratio de 3 implica que por cada nuevo alumno se han quedado sin pupitre tres. Y estas son las 15 carreras con los ratios más altos de carreras con “exceso de demanda”:
Carreras con escasez de plazas: Biotecnología (3,41), Ingeniería de diseño industrial y desarrollo de producto (3,19), Diseño (3,13), Medicina (2,68), Bioquímica (2,19), Veterinaria (2,04), Ingeniería de organización industrial y Nanotecnología (1,83), Criminología (1,66), Odontología (1,5), Publicidad y Relaciones públicas (1,48), Actividad física y deporte (1,45), Ingeniería aeronáutica (1,34), Física (1,34) y Arquitectura y Urbanismo y paisajismo (1,24).