Este domingo España adoptará el horario de invierno, con lo que se deberá atrasar los relojes una hora, de forma que a las 3:00 h volverán a ser las 2:00. Un cambio de hora que seguirá vigente, al menos, hasta 2026. Con este cambio, España cumple con la directiva europea de 2000, que afecta a todos los Estados miembros de la Unión Europea. La medida está vigente desde el 17 de marzo de 1940, cuando Franco decidió ajustar el horario de España al de Alemania, con el objetivo de acercarse a dicho país. Sin embargo, hasta el cabo de 33 años el cambio no se hizo oficial.

Esta medida ha generado miles de debates desde hace años, por lo que en 2018 la Comisión Europea llevó a cabo una consulta pública en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron se mostraron a favor de poner punto y final al cambio de hora. Basándose en este resultado, la Comisión Europea propuso acabar con el cambio horario en marzo de 2019. Por el contrario, la falta de consenso entre los países obligó a retrasar la medida hasta 2021. Con el estallido de la pandemia, la medida se dejó en un cajón y hasta el 2026 no se volverá a abrir el debate

"A nivel económico no hay impacto prácticamente"

La finalidad del cambio horario es ahorrar energía, pero, ¿realmente sirve de algo la medida? ¿El país gana o pierde atrasando o avanzando las agujas del reloj cada medio año? Antoni Cunuat, profesor colaborador de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, asegura a este medio que "la evidencia empírica no es conclusiva, ya que hay estudios que indican que sí que hay ahorro energético y hay otros que no". En este sentido, el experto apunta que "si hay ahorro, es moderado" y que más bien tiene efectos negativos que positivos. "Se comenta que los estudiantes rinden menos, y con las horas de luz que tenemos en España, no sé si la medida es mejor o peor", apostilla. 

Por su parte, José Canseco, profesor de EAE Business School, señala que "el ahorro es muy marginal. Es un ahorro en términos de gas, calefacción y electricidad. A nivel económico no hay impacto prácticamente". Además, añade que el cambio horario "no merece la pena" por el trastorno que supone, sobre todo a la gente mayor.

Una persona cambia la hora | Europa Press

¿El cambio de hora sirve para ahorrar energía?

Sobre si el cambio de hora sirve para ahorrar, Roberto Gómez, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea, aclara que "el cambio de horario puede ayudar a ahorrar energía, pues pretende aprovechar mejor la luz del día y reducir la necesidad de iluminación artificial. No obstante, los consumos de los sistemas actuales de iluminación son drásticamente inferiores a los sistemas anteriores. La iluminación led ha dejado sin argumentos esta ventaja del pasado. Sin embargo, hay otros factores como el clima, la ubicación geográfica y los hábitos de consumo de energía que sí hacen conveniente tener un horario de verano y otro de invierno. Entre los estímulos a la economía, resaltar el impacto positivo en sectores como el turismo y las actividades comerciales en general. Con más horas de luz en el día, las personas tienen más tiempo para el ocio e impulsar la economía local en horario de tarde.  Además, es conveniente ajustar, dentro de lo posible, el amanecer con el despertar. También se ha argumentado el beneficio en la reducción de accidentes de tráfico y otros relacionados con la falta de visibilidad". 

Cesar Martín, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los horarios españoles, indica a ON ECONOMIA que "este es uno de los mitos asociados al cambio de hora, que cobra especial relevancia en la actual situación de crisis. Una gran parte de la ciudadanía sigue pensando que el horario de verano ahorra energía, cuando numerosos estudios señalan que o bien no hay impacto o que el mismo podría ser negativo, haciéndonos gastar más energía, puesto que los patrones de consumo han cambiado significativamente en las últimas décadas. Parece que existen otros factores, como la climatología o la posición geográfica, que tienen un mayor impacto en el ahora energético. Tanto el Ministerio para la Transición Ecológica como la propia Unión Europea han admitido que no existen datos para afirmar que el cambio de hora lleve asociado ahorros energéticos, así que entendemos que este es un debate ya superado".

"Opiniones optimistas señalan que, según el Instituto de la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el cambio de hora permite reducir en un 5% el consumo eléctrico en luz, lo que equivale a 300 millones de euros al año entre viviendas y empresas. Por otro lado, posturas más conservadoras, como las que aparecen en un estudio realizado en 2017 por el Departamento de Energía de los Estados Unidos, se encontró que el cambio de horario de verano produce un ahorro energético muy modesto, del orden del 0,03% del consumo total de energía en los Estados Unidos. Otros estudios han encontrado que el ahorro de energía es mínimo o incluso inexistente", resalta Gómez a este medio.

"El ahorro no compensa otros costes" 

 Pedro Aznar, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade, añade que "la medida se adoptó en los años 70 fruto de los elevados costes de la energía. En ese momento parecía claro que generaba ahorro. Ahora los expertos tienen más dudas, entre otros motivos porque la economía tiene una estructura diferente, con menor peso en muchos países de la actividad manufacturera y más del sector servicios. Por ello, hay un número creciente de expertos que consideran que el ahorro no compensa otros costes asociados al cambio de horario, por ejemplo, la posible menor productividad que puede generar el ajuste en aquellos trabajadores más sensibles al cambio". 

"El cambio de hora repercute negativamente en nuestra salud"

Martín, por su parte, concluye que "durante los últimos 30 años, cada vez más estudios demuestran el impacto negativo del cambio de hora estacional y como el mismo repercute negativamente en nuestra salud y nuestro descanso, así como en el rendimiento de trabajadores y estudiantes. Adoptando permanentemente el horario de octubre, amaneceríamos con más luz en época invernal, lo cual favorecería un despertar más natural y una incorporación más activa a nuestras diferentes actividades, lo que nos haría más productivos. También permitiría anticipar nuestras horas de alimentación y sueño, por lo que dormiríamos más, descansaríamos mejor y nuestro rendimiento se incrementaría". Además, desde ARHOE defienden no solo la supresión del cambio de hora estacional, sino que la misma venga acompañada de otras medidas que generen unos horarios más racionales y, en general, un uso más inteligente del tiempo.