Como cada mes de agosto, la Reserva Federal se reúne en Jackson Hole, en Wyoming, para hacer balance de la situación económica americana y para analizar la evolución de la economía y la política monetaria global llevada a cabo por el banco central. La reunión anual de Jackson Hole, en la que participan banqueros centrales, académicos, ministros de finanzas y algunos directivos y empresarios de compañías privadas, marcará, si no hay ningún revés, el inicio de un nuevo ciclo de bajadas de tipos en Estados Unidos. El cónclave arrancará este jueves y se alargará hasta el 24 de agosto. Este año el tema a tratar es: Reevaluar la eficiencia y la transmisión de la política monetaria.
La cita de 2024, entre las montañas rocosas y el idílico valle, tomará un mayor interés, puesto que las declaraciones del presidente de la Fed, Jerome Powell, y las conclusiones del encuentro serán determinantes para saber si empiezan las bajadas de tipos de interés. Los comentarios de Powell serán analizados minuciosamente por las pistas que pueda dar de cara a la reunión del próximo 18 de septiembre, puesto que se espera que los tipos de interés empiecen a bajar. Los datos recientes apuntan a que un recorte de 25 puntos básicos en septiembre parece el escenario más probable que una reducción mayor, aunque los próximos datos de empleo en Estados Unidos serán clave para tomar una decisión sobre los tipos.
Los analistas auguran el posible recorte de tipos tras conocer el IPC americano del mes de julio, ya que, por primera vez desde 2021, se ha situado por debajo del 3%. Ante unos datos esperanzadores, todo lleva a pensar en un recorte en septiembre, seguido de otros en los próximos meses. De hecho, ahora el mercado lo que discute es si el recorte será de 25 o de 50 puntos básicos y los próximos datos de empleo serán cruciales, según los expertos.
"El ciclo de recortes comenzará en septiembre"
Para Jack Janasiewicz, estratega de carteras de Natixis IM Solutions, "este año las expectativas son mayores de lo habitual y todos los ojos se centrarán en el presidente de la Reserva Federal, ya que los inversores buscan obtener información sobre la futura dirección de la política monetaria”, y advierte que "no esperen que Powell prometa un recorte de 50 puntos básicos para la reunión de septiembre. Es de esperar que hable sobre el cambiante equilibrio de riesgos, al tiempo que hace un guiño tácito al inicio del ciclo de flexibilización en septiembre. Aunque no esperamos que el discurso sea en absoluto de línea dura, la lectura de los posos de café debería reforzar lo que ya descuentan los mercados: el ciclo de recortes comenzará en septiembre. Y es probable que el mercado esté en lo cierto al suponer tres recortes de 25 puntos básicos en cada reunión hasta finales de año".
Desde Bankinter informan en una línea parecida y señalan que "la clave ahora está en dilucidar el ritmo y la intensidad de las bajadas que planean los bancos centrales, de ahí la importancia que tiene la reunión en Jackson Hole donde la eficacia de la política monetaria es el eje central del debate".
Calma en los mercados tras la montaña rusa de las bolsas de principios de mes
Además, los inversores llegan a la cita con el panorama más despejado, como muestra la recobrada calma de los mercados bursátiles. Los datos de empleo y consumo publicados esta semana alejan el riesgo de una recesión en Estados Unidos y el descenso de la inflación abre las puertas a un recorte de los tipos de interés en septiembre. La decisión del Banco de Japón de retrasar nuevas subidas de tipos también ha tranquilizado a los inversores, sobre todo a los que se habían endeudado en yenes para comprar activos más rentables denominados en otras divisas, una práctica conocida como carry trade. En cualquier caso, el cónclave llega con menor angustia de lo previsto tras el desplome bursátil del 5 de agosto, que afectó sobre todo a las bolsas asiáticas, aunque impactó también en los parqués de todo el mundo. Los nervios comenzaron a aplacarse con la actitud cautelosa del Banco de Japón y, en los últimos días, esa mayor tranquilidad se ha consolidado con un puñado de indicadores macroeconómicos.
Los datos sobre ventas minoristas y peticiones de subsidios de desempleo añadieron más elementos para pensar en un aterrizaje suave de la economía estadounidense. "Estos datos demuestran una vez más que el riesgo de recesión sigue siendo bajo en EE.UU., incluso cuando la economía se desacelera desde niveles de crecimiento insosteniblemente fuertes", subraya Ronald Temple, estratega jefe de Mercados de Lazard. En su opinión, "los argumentos a favor de una flexibilización de 25 puntos básicos por parte de la Reserva Federal son sólidos como una roca, pero hay pocas señales que sugieran la necesidad de una reducción de 50 puntos básicos".
La moderación de los precios también tranquiliza a los mercados, ya que, en caso de necesidad, permitirá a la Fed jugar la baza del recorte de tipos en mayor o en menor medida. Según Tiffany Wilding, economista de Pimco, una de las mayores gestoras de fondos del mundo, la evolución de los precios "debería aumentar aún más la confianza de la Reserva Federal en que la inflación está volviendo de forma sostenible a su mandato a largo plazo del 2%".
Un congreso con más de 40 años de historia
Jackson Hole se celebra desde el año 1978 y siempre se ha llevado a cabo la última semana de agosto. En un principio empezó siendo un congreso para banqueros, pero en los últimos años se ha convertido en un evento para banqueros centrales. De hecho, desde el año 1982 hasta la actualidad la representación de banqueros de Wall Street ha bajado desde el 27% hasta el 3%, mientras que la de los banqueros centrales han subido del 3% al 31%.
El evento es especialmente importante porque, en los últimos años, Jackson Hole ha sido un escenario que ha dado muchas noticias que han impactado en los mercados de valores. En 2012, en plena crisis de la deuda, Ben Bernanke anunció ahí la tercera ronda de su programa de quantitative easing (QE). En 2014, el entonces presidente del BCE, Mario Draghi, aprovechó el congreso para establecer las bases del programa de expansión cuantitativa del BCE y en 2020, en plena crisis por el coronavirus, Powell anunció el cambio en la definición de sus objetivos de inflación y empleo.