La tasa de paro en España es del 11,6% (2,76 millones de trabajadores), según los datos del INE del segundo trimestre, con una reducción de casi un punto desde el 12,5% (2,92 millones) del mismo trimestre del pasado año. Un descenso que ha permitido que 9 provincias, entre ellas las catalanas Lleida y Tarragona, estén por debajo del 8%, una cifra que desde el Gobierno se considera ya “pleno empleo” -aunque no por los expertos-, cuando un año antes, tan solo 3 consiguieron descender de ese umbral. La provincia con menor tasa de paro es Guipúzcoa, con un 6,5% de desempleo en el segundo trimestre de este año, a la que siguen Segovia (6,6%), Álava (6,7%), Baleares (7,1%), La Rioja (7,4%), Vizcaya (7,6%), Burgos y Lleida (7,7%) y Tarragona (8%). En el mismo trimestre del 2023 estaban por debajo del 8% -que permite hablar de pleno empleo, según el Gobierno-, Soria, con una tasa de paro del 7,2%, Guipúzcoa, el 7,5% y Segovia, con un paro del 7,7%. Por comunidades autónomas, bajan este trimestre del 8% las uniprovinciales La Rioja y Baleares y el País Vasco, con una tasa del 7,13%.

Si se eleva el listón a un 9%, se suman 12 provincias más, con Huesca en primer lugar y, tras ellas, Soria, Cantabria, Lugo, Barcelona (8,5% de desempleo), Palencia, Zaragoza, Girona, Teruel, Navarra, Valladolid y Ourense, justo en el 9%. Por comunidades autónomas, están entre el 8 y el 9% de desempleo las uniprovinciales Cantabria y la Foral de Navarra, además de Catalunya (8,4%) y Aragón (8,6%). Madrid, con un 9,6%, tiene un paro inferior a la media de España. Por el contrario, las cinco provincias con mayor tasa de paro son Cádiz, con un 22,1%, Córdoba, Granada, Badajoz y Sevilla. Por comunidades autónomas, el mayor paro se da en Andalucía, el 18,1% en el segundo trimestre, y Extremadura, el 17,1%. Catalunya consiguió, además, en el segundo trimestre ser el único territorio donde la tasa de paro femenino es inferior a la de los hombres. 

 

Más paro en 12 provincias

Una vez más, la evolución del paro en el último año ha sido muy dispar por provincias y, aunque en la mayoría de las 50 la tasa de desempleo ha descendido, en 12 se ha registrado un incremento en el número de personas que buscan empleo y no lo encuentran, según la definición de parado del INE. Pero la disparidad se agudiza, pues en el grupo hay provincias que parten de una tasa muy baja y, otras más preocupantes, con un alto nivel de desempleo. Entre la docena que han visto incrementar su número de parados en los últimos doce meses, la mayor subida con 3,8 puntos porcentuales (pp) se ha producido en Castellón, cuya tasa de paro se colocó al inicio del verano en el 14,4%.

El siguiente crecimiento en puntos porcentuales se ha registrado en Huelva, 3 pp, hasta un paro del 15,3% y, a continuación, se suman Badajoz, cuyo desempleo se elevó 2 pp en los últimos meses que coloca la tasa de paro al 18,1%; Cuenca, 1,5 pp más y una tasa del 12,3%; Córdoba, 1,2 pp y un desempleo del 21,8%; Almería, 1 pp y una tasa del 16,4%; Soria, 0,9 pp y un paro del 8,1%; Girona cuya tasa se ha elevado 0,6 pp hasta un 8,8%; Cádiz, cuya tasa se coloca en el 22,1% tras subir 0,4 pp; Albacete, 0,3 pp más y un desempleo del 12,7%; Zaragoza cuya tasa de paro sube dos décimas, al 8,7% y finalmente, el desempleo también creció en Murcia, una décima, con una tasa del 12,3% en el segundo trimestre de 2023.

Polémica sobre el pleno empleo

El Servicio Público de Empleo (SEPE) define el “pleno empleo” -o paro friccional o estructural- como “la completa utilización de la fuerza de trabajo que debería resultar de una tasa de paro del 4% de la población activa”. Un porcentaje que se limitaría a aquellas personas que están en tránsito entre la pérdida de un empleo y la incorporación a otro, pues con esos niveles de paro tardan apenas unas semanas en volver a colocarse. Cosa distinta es en qué puesto se recolocan, en muchas ocasiones perdiendo salario. Sin embargo, si nos atenemos al 4%, España nunca habría estado en “pleno empleo” desde que hay registros en el INE, aunque lo rozó en el arranque de la serie, en el tercer trimestre de 1976, con un paro del 4,4%. Pero la crisis del petróleo empezó a elevar el desempleo y a partir de 1979 se superó el 8%, porcentaje que solo se ha abandonado el segundo trimestre de 2007 -justo antes de la explosión de la crisis subprime-, con un 7,93%.

Y es precisamente esa cifra del 7,93% la que se esgrime por el Gobierno para defender que con la actual estructura del mercado de trabajo, el “pleno empleo” se colocaría en el entorno del 8% como sugirió recientemente el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García, tras conocerse la EPA del segundo trimestre de 2023. García dijo que España “está en condiciones” de conseguir el “pleno empleo”, después de conocerse que la tasa se había colocado en el 11,6%, tasa que “puede seguir bajando, por lo que esta situación” -en referencia al pleno empleo- “está al alcance de la mano”.

Los expertos, en contra

No obstante, este argumento no convence a los expertos en el mercado laboral consultados por ON ECONOMIA. Miguel A. Malo Ocaña, economista experto en el mercado laboral y profesor en la Universidad de Salamanca, considera que un paro del 8% es elevada para ser considerada como “pleno empleo”. Señala que a nivel internacional “cuando se habla de pleno empleo se refiere a una tasa de paro difícil de bajar, pero estamos hablando de un 3-5%, según los manuales. Aunque la tasa está relacionada con las instituciones y el funcionamiento del mercado laboral”. El economista considera que con una tasa como la actual, y con la economía subiendo, sigue habiendo un problema de desempleo y matiza que no se puede hablar de pleno empleo con tasas del 8 o el 10%, salvo que se esté midiendo mal. Algo que Malo Ocaña rechaza, pues la EPA es homologable a cualquier estadística como la alemana o la francesa. “Si la EPA habla un paro del 11,6%, hay un paro del 11,6%”, remarca.

El economista e investigador de Fedea Marcel Jansen explica que hay muchas definiciones de paro estructural. "El que menos me gusta es el llamado Nairu, que define el desempleo estructural como aquel en que la tasa permanece constante. Yo prefiero pensar en el paro estructural como un concepto de equilibrio. En este caso, el desempleo estructural es lo que se suele llamar frictional unemployment (paro friccional) debido al hecho de que en cada momento hay personas que necesitan o desean cambiar de empleo. En países como los EE. UU. o los países nórdicos esta tasa se sitúa en el 3-4%, señala Jansen, que considera que “no hay ninguna razón para pensar que esta tasa debería ser significativamente más alta en España, si se adoptasen las políticas adecuadas. Situarlo en el 7 o 8% es un error porque de entrada nos conformaríamos con resultados peores que en otros países”.

Jesús Cruz Villalón, catedrático de derecho laboral de la Universidad de Sevilla, explica que el término que se utiliza es el de paro friccional, que se considera el natural derivado de una rotación laboral fisiológica de cambio de trabajo de una a otra empresa. “Que yo sepa, no existe ninguna institución de reconocimiento que haya fijado cuál es este paro friccional”, declara. El jurista apunta que se considera que el paro friccional es diferente según países, pues depende de muchos factores legales y de estructura económica y remarca que “cuando se ha hablado de cifras de paro friccional en España unos han hablado del 8% y otros del 4%”, aunque no se decanta por ninguna de las dos.

Y remarca que la tasa de paro friccional contabiliza también trabajadores de edad avanzada que se encuentran en situación de larga duración que “en la práctica solo están esperando a cumplir la edad legal para jubilarse, aunque en algunas ocasiones a estos perfiles se les excluye de las estadísticas de parados”. Pero no es el caso de España, donde el SEPE los trata como parados, aunque, recuerda Cruz Villalón, “diferente es lo que haga la EPA, que depende de la respuesta que le dé el encuestado”.