Cuando hay que afrontar una primera reforma en una vivienda, es habitual no saber por dónde empezar. ¿A quién llamo? ¿Cuánto debo pagar? ¿Qué permisos necesito? ¿Cuánto tardaré? Algunas de estas preguntas no las responderás hasta que no hayas hablado con varios profesionales, pero desde ON ECONOMIA explicamos los 11 pasos a seguir para que la obra llegue a buen puerto.

Para empezar, si estás de alquiler y quieres realizar una reforma en tu hogar, habla con el propietario, que es quien debe ocuparse de ello.  

En segundo lugar, si eres tú el propietario y tal y como apunta la Organización de Consumidores y Usuarios, es fundamental definir la obra, identificando las necesidades y preferencias que tienes. Se trata de planificar cuidadosamente la obra, sacar el máximo partido a la obra y valorar en qué momento la reforma te causará un menor trastorno. Cuando se aborda una reforma estructural, por ejemplo, de una cocina o un baño, conviene plantearse si la instalación eléctrica o las tuberías necesitan un cambio porque son antiguas. 

Quién, cómo y dónde

En tercer lugar, toca elegir quién hace la obra. Para ello, hay que pedir presupuestos y valorar entre tres posibles opciones. La primera es contratar por separado a los profesionales. Albañiles, fontaneros, electricista, carpintero... Contratarlos por separado es la opción más barata, pero también necesitas una mayor planificación e incluso algunos conocimientos técnicos. Si no los tienes, lo más sencillo es solicitar a un contratista con su propio equipo de trabajadores. En este caso, las referencias de conocidos siguen siendo una ayuda fundamental. La tercera opción es buscar a una empresa dedicada a las reformas domésticas, que tienen un arquitecto y un equipo consolidado para ocuparse de todo. Eso sí, estas son las más caras y te pueden cobrar por hacer un presupuesto.

Es importante tomar bien las medidas de las obras que vas a realizar. Aunque las haga un profesional, es importante que las revises porque, de esta forma, te aseguras de que no te cobran de más. 

Un quinto consejo que ofrece la OCU es el de tener cuidado con los elementos estructurales del edificio. Es importante contar con los planos de pilares, conducciones y otras instalaciones para asegurarte de no tocar ningún elemento cuya reparación posterior será todavía más costoso. 

En sexto lugar, toca preocuparse de los permisos que requiere una reforma. Una obra pequeña no requiere un permiso especial, pero en muchas ocasiones es necesario una declaración responsable. El Ayuntamiento te informará de ello. Las obras que supongan un incremento de superficie habitable sí que necesitan un permiso, ya que afecta a los límites de edificabilidad, al valor catastral de la vivienda y al cálculo posterior de impuestos como el IBI o el IRPF. 

Permisos y precios

Otro factor importante a tener en cuenta es el permiso de la comunidad de propietarios, que este sí que suele ser indispensable. Aunque la obra solo afecte a tu piso, avisa al presidente o al administrador de cuánto durará y garantiza que tanto las escaleras como el ascensor o el portal quedan bien protegidos. 

Es importante que la obra sea legal y, para ello, es importante elegir a una empresa o contratista seria, asegúrate de que tenga NIF, cuenta bancaria y un seguro de responsabilidad civil que te protege en caso de accidente. 

En este sentido, y llegamos al noveno paso clave, es importante que todo lo que tenga lugar en la obra quede por escrito. La dirección y NIF de la empresa, las fechas de inicio y fin, el precio completo y la forma de pago, el plazo de garantía y la forma de reclamar, la descripción de trabajos y superficies y, por último, las obligaciones a las que se comprometen por la obra, como limpieza del portal, reparación de daños...

En cuanto a la forma de pago, es importante no pagar todo por adelantado y llegar como mucho a un 30-40%. Pide factura y paga siempre el IVA, que deberás comprobar. 

Este impuesto, por último y como paso número 11, debe ser del 10 y no del 21% en los siguientes casos: si el cliente es un particular o comunidad de propietarios, si la obra es para una vivienda que se utiliza para uso particular, si el inmueble lleva más de dos años construido o rehabilitado y si la persona que realiza las obras no aporta materiales para su ejecución.