La reforma laboral ha conseguido reducir la temporalidad, pero no es "tan eficaz" contra la precariedad, la inestabilidad laboral o temporalidad "empírica", según un estudio difundido por el centro de estudios de Fedea este lunes. Además, desde el 'think tank' aseguran que si bien la reforma laboral ha impulsado la conversión de trabajadores temporales en indefinidos, también ha elevado la "mortalidad" de los contratos indefinidos ordinarios, es decir, que aunque se hacen más contratos de este tipo, su duración es menor.
De este modo, el informe, basado en datos de la Seguridad Social, señala que la estrategia de la reforma laboral ha consistido en "restringir drásticamente" los contratos temporales, pero sin flexibilizar el contrato indefinido ordinario. Una situación que para el centro de estudios ha resultado en un mayor uso de variantes del contrato indefinido "que ofrecen menos estabilidad", como el fijo discontinuo. No obstante, este tipo de contratos han empezado a desinflarse en los últimos meses.
"Estos contratos, a pesar de ser etiquetados como indefinidos, no ofrecen el mismo nivel de seguridad laboral a los trabajadores que los contratos indefinidos tradicionales", señalan desde Fedea. El estudio realizado concluye que, además de ese aumento de los fijos discontinuos, también se observa un alza de los indefinidos ordinarios, pero encuentra "un aumento de la mortalidad de los contratos indefinidos ordinarios tras la reforma. Es decir, se hacen más contratos indefinidos ordinarios, pero la duración de estos es menor".
Para evaluar el impacto de la reforma laboral, y su eficacia en la reducción de la tasa de temporalidad, el estudio de Fedea analiza los patrones en el calendario de los flujos diarios de creación y destrucción de empleo. Metodología utilizada porque el mercado laboral español tiene unos patrones en el calendario "muy marcados": contrata el lunes para despedir el viernes, contrata solo para el fin de semana y contrata el primer día de mes para despedir el último día de mes.
Utilizando un modelo de series temporales en el que se comparan los patrones de creación y destrucción de empleo antes y después de la reforma, Fedea no encuentra diferencias estadísticamente grandes entre ellos, excepto por una disminución de la destrucción de empleo a final de mes, que se ha reducido.
Casi la misma estabilidad laboral
En este sentido, Fedea destaca que "el nuevo marco laboral ha generado una nueva distribución de los contratos de trabajo que reduce la tasa de temporalidad hasta la media europea, pero replica casi exactamente la situación anterior en términos de estabilidad laboral para los trabajadores", ya que se mantienen los patrones diarios de creación y destrucción de afiliados a la Seguridad Social.
"Es decir, en términos agregados, el mercado laboral no muestra los cambios que a priori cabría esperar en la duración del empleo como resultado de la disminución del empleo temporal", advierte Fedea. Asimismo, el informe también señala que el trabajo pone de relieve además que la tasa de temporalidad, que era el principal indicador para medir la precariedad laboral en países con un mercado de trabajo dual como el español, "no es seguramente la mejor herramienta a estos efectos".
"Ciertamente, hay que buscar otras formas de medir la precariedad que no se basen solo en la estructura por tipos de contratos, sino que tengan en cuenta también otras variables y en particular la duración real de los contratos", concluye el centro de estudios de economía aplicada.
Por todo ello, indica que "para una evaluación más justa y completa" de la reforma laboral es necesario esperar unos años tras su aprobación para ver cómo se consolidan las tendencias puestas de manifiesto en este análisis que ha llevado a cabo y para disponer de datos detallados que permitan realizar un análisis cuidadoso de la trayectoria laboral de los trabajadores en función de sus características.