La pandemia aceleró los cambios sociales y económicos que se venían produciendo en la última década, unas tendencias que exigen nuevos trabajadores y, muy especialmente, nuevas formas de organizar el trabajo mucho más flexibles. Y la respuesta viene, en gran medida, de profesionales independientes, lo que ha hecho que empiece a cambiar la composición del colectivo de los autónomos. Así, los trabajadores por cuenta propia han entrado con fuerza como repartidores (actividades postales y de correos, según la afiliación de la Seguridad Social) con un crecimiento del 81% en afiliación en el Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos (Reta) desde 2019; seguido por una subida del 52% en actividades cinematográficas y vídeo; del 43% entre los asesores financieros, el 41% en publicidad y márquetin y, el top-5 de las cinco profesiones donde el número de autónomos crece con más fuerza lo completa la programación e informática, con un incremento del 40%. Crecimientos meteóricos si se tiene en cuenta que el número de afiliados al Reta ha aumentado en estos cinco años un 3,1%, de 3,27 millones en julio de 2019 a 3,38 millones en julio de 2024.
Aunque en el nuevo entramado del trabajo por cuenta propia surgido tras el covid, también hay sectores perdedores, algunos con una fuerte tradición. El comercio, que todavía es la actividad que más autónomos emplea (480.716), ha perdido en estos cinco años un 7,5% de su fuerza laboral, 38.500 trabajadores, el mayor descenso en términos absolutos. Aunque la que más trabajadores pierde es el transporte aéreo, uno de cada dos pilotos desde 2019, aunque es una actividad marginal para los autónomos, 215 en julio de este año. Dejando esta actividad al margen, el mayor descenso se ha producido en términos porcentuales, un 28,4%, entre los reparadores de ordenadores, pues está imperando la tendencia a comprarse un equipo nuevo en vez de llevarlo al taller. Eso ha costado su empleo a 12.000 autónomos en cinco años.
Otras profesiones donde los autónomos están perdiendo peso son los ingenieros civiles (5.340 en julio de 2024), un 22,6% en cinco años; industria de cuero y calzado (2.600) que desciende el 21% en el Reta; industria de la alimentación (16.665) con una caída del 20,6% y las actividades de alquiler (15.044) con una pérdida del 16%.
Poco volumen
En principio, las actividades emergentes en el hábitat autónomo, aunque con fuertes crecimientos, tienen todavía un reducido número de profesionales. Los repartidores suman, como autónomos, 18.960, aunque cabe recordar el intento del gobierno español de laboralizar el colectivo de los riders. En las actividades audiovisuales están afiliadas 15.273 personas, cinco mil más que hace un lustro; los asesores financieros que trabajan fuera de las entidades financieras suman 6.695, unos 2.000 más que antes del covid y, con algo más de volumen, 42.342, los expertos en publicidad y márquetin -12.350 más que en 2019- y los programadores y consultores de informática, con 45.700 autónomos.
En sexta posición, los investigadores por cuenta propia suben un 39% en el último lustro, hasta 17.414, con la peculiaridad de ser una actividad profundamente feminizada, 12.500 mujeres, por 4.800 hombres. En 2019, las mujeres eran 4.000 y 8.500 los hombres. Porque una buena parte del cambio del espectro del trabajo por cuenta propia está directamente relacionada con la incorporación de la mujer, aunque todavía sigue siendo un tercio de los afiliados al RETA. Los fabricantes de automóviles, remolques y semirremolques, muchos dedicados al tuneo, aunque solo suman 3.190 en julio, han crecido un 30% desde el covid.
Las cuatro siguientes profesiones con mayores crecimientos porcentuales tienen una afiliación irrelevante, por debajo de los 2.000, pero con potencial: industria extractiva, navegantes, boticarios y suministro de agua, gas, electricidad y aire acondicionado, con subidas por encima del 25%. Tras ellas, en duodécima posición por crecimiento aparece la sanidad, otra de las actividades tradicionales en el espectro del autónomo. En este lustro, muy marcado por la preocupación por la salud tras el covid, el número de sanitarios ha subido un 32% en el Reta, 24.700 más, hasta sumar 132.000. Entre los grandes, también suben con fuerza las actividades inmobiliarias (57.900) que suman un 20% más de autónomos desde 2019; consultoría (181.390), un 18,5%, y otras actividades científicas y técnicas (71.800) que suben un 17%.
Con incrementos por encima de la media, se encuentran otras actividades tradicionales del trabajo por cuenta propia, como la Educación (98.682), que sube el 14%, aunque desde la Inspección de Trabajo se está obligando a la contratación, especialmente como fijos discontinuos. Y la construcción, otro de los oficios clásicos entre los autónomos cuya afiliación se eleva otro 14%, hasta 137.000 afiliados. Los autónomos de la construcción se quejan de la dificultad para encontrar mano de obra que les permita aumentar su facturación. El mismo problema que padecen en la construcción especializada, donde los autónomos suben un 4,3% y acumulan ya 268.700 afiliados.
Grandes en retroceso
Otras actividades tradicionales entre los autónomos han seguido añadiendo profesionales desde 2019, pero a ritmos muy inferiores, por debajo de crecimiento medio del 3,1% de la afiliación al Reta. Es el caso de los transportistas (186.003) que aumentan solo el 1% en este último lustro. Y, en descenso, ya está la restauración (302.241), con una caída del 3,2%; los autónomos agrarios (250.570) desciendes un 3,7%; y el comercio al por mayor (170.974) caen un 5%.