La aplicación de la tecnología, y ahora la inteligencia artificial, transforma todos los sectores. También la educación, aunque a menudo no se piensa cuándo detrás de "sectores" ponemos el adjetivo "económicos". La tecnología ha impactado, impacta y lo seguirá haciendo en el futuro, pero no tiene que ser el eje central, sino una ayuda para hacer más productivos algunos procesos y para poder personalizar la educación gracias a la información que proporciona. Además, el sector reclama más inversión de las administraciones para investigación e innovación, ya que la acumulación y uso de los datos es primordial para la mejora de los resultados académicos.
Estas son algunas de las conclusiones del tercer debate de FOCUS ON, 'Aprender en digital: ¿puede la tecnología mejorar la educación?' celebrado para ver como las nuevas herramientas digitales, y la IA, pueden transformar el sector, pero sobre todo cómo impactan en las metodologías, los alumnos, los docentes y los resultados. Justamente este martes y miércoles se celebra en Fira de Barcelona el EdTech Congress, en el que se habla también del presente y futuro del sector.
Precisamente el presidente del EduTech Cluster, Ramon Eixarch, ha participado en el FOCUS ON. Con Eixarch, que también es cofundador y CEO de Wiris, han dialogado Andreu Dotti Boada, CEO y cofundador de Innovamat, Lourdes Guàrdia Ortiz, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, y Baptista Borrell, director de Educación de Seidor, en un debate moderado por Jordi Font, CEO de Batec, Monod y Crisàlide.
Eixarch ha abierto el fuego: "Yo creo que el punto central de la transformación será la metodología, no la tecnología. La tecnología está para acompañar, para hacer más productivos los procesos". Para el presidente del cluster, "la tecnología y el dato son inseparables, porque sirve para ver la evolución, y con datos puedes acompañar más fácilmente". En este sentido, ha destacado que "la IA nos acerca a una productividad mayor, no solo en el aula, sino a los productores que generan contenidos, al profesor, para no dedicar tanto tiempo a evaluar, etc. Estamos en un momento de madurez además con una tecnología muy estimulante, que es la inteligencia artificial, que da un momento de efervescencia y se tiene que aprovechar".
Baptista Borrell ve la tecnología como un conjunto de soluciones. "No estamos buscando una solución a un problema, sino que la tecnología nos trae soluciones y tienes que mirar aquellas que pueden ser recursos para el aprendizaje, que pueden ser plataformas, cómo aquellas soluciones nos ayudan a encontrar un problema". Con respecto al debate metodología o tecnología, añade que "es verdad que primero es la metodología, pero yo creo que muchas veces la tecnología ha ayudado a pensar una metodología, y la IA nos puede ayudar a pensar metodologías que a día de hoy ni las vemos".

Lourdes Guàrdia también se posiciona: "La metodología tiene que ser el centro, pero a veces el hecho de que aparezca una tecnología nueva, a los más académicos, los que hacemos investigación, nos hace pensar forzosamente cómo podemos aprovechar esta tecnología para cambiar cosas y hacer cosas diferentes". "La IA ya ha sido la guinda para decir ahora sí que tenemos que evaluar diferente, tenemos que diseñar diferente, tenemos que facilitar recursos de aprendizaje diferentes porque la IA puede hacer muchas cosas de estas por el docente, entonces, ¿cuál es el valor añadido del docente? Tenemos que abordar cuál es el rol, porque es un rol muy importante, no es relegarlo a un segundo plano, sino al contrario", ha añadido.
Andreu Dotti cree que "los cambios tecnológicos tienen un peligro, que es que nos equivoquemos en el debate, que el debate no es si más tecnología o menos tecnología, es cómo utilizamos la tecnología para el aprendizaje". "Está claro que la tecnología puede ayudar mucho, pero cuando vas a las escuelas, está habiendo cambios, pero hay pocos cambios dentro del aula que hayan sido por la tecnología. (...) Otra cosa es un contexto donde los alumnos son más autónomos, mayores, pueden estar en casa, que aquí creemos que sí que puede jugar un papel muy relevante," ha explicado.
Las aplicaciones de la tecnología en la educación
Una vez visto el papel general de la tecnología, se ha entrado en ámbitos más concretos. Eixarch admite que "mucha de la incidencia de la tecnología es fuera del aula, al recortar tiempo del profesor en hacer ciertas tareas rutinarias, al recortar tiempo de la escuela en la parte administrativa para gestionar ciertas cosas", que no tienen que ver con tareas educativas. Pero también, por ejemplo, en generación de contenido, "cómo somos capaces de adaptar y de personalizar este contenido hacia el alumno en concreto; que hace 15 años que lo hemos estado intentando y hoy estamos más cerca, estamos en una buena posición".
En un contexto cada vez más de una educación competencial regulada, Baptista Borrell ha explicado que la tecnología "ayuda a crear, a innovar, a trabajar en equipo, a presentar, y son competencias que los niños, gracias a la tecnología, gracias a las herramientas de las que las escuelas muchas veces disponen, pueden experimentar y pueden trabajar por proyectos y pueden hacer presentaciones".

La tecnología también es una herramienta para la inclusión: "Aquí tenemos que contar con la administración y a veces cuando hablamos de la administración siempre lo hacemos con todo de crítica. Yo querría decir que, al menos yo, lo que he vivido en los últimos años y sobre todo con el Covid, por ejemplo, las administraciones se volcaron, metieron recursos, estuvieron cerca de las empresas e intentaron, con los recursos que tenían, que hubiera los menos niños posibles sin un ordenador y que tuvieran acceso a la tecnología en aquellos momentos críticos", especialmente con poblaciones en riesgo de exclusión, ha relatado Borrell.
El impacto de la IA
La inteligencia artificial ha sobrevolado todo el debate, pero en algunos momentos han profundizado más. Eixarch ha asegurado que "las empresas del cluster están haciendo los deberes, que la gente está avanzando, está haciendo pruebas, ya hay en nuestro ecosistema compañías pequeñas que la propuesta de valor está pivotando en torno a la IA y por lo tanto creo que el ecosistema catalán y español está en buena forma".
Lourdes Guàrdia ha mostrado una "gran preocupación" por "la deshumanización". "Demasiada dependencia de la tecnología puede perjudicar a nuestros jóvenes y las personas adultas que también están estudiando y tenemos que encontrar este equilibrio", ha valorado, y ha añadido que la IA obliga a los maestros a redefinir su rol. "El reto del profesor es cuál será su valor añadido, tiene que ser una persona que tiene que guiar y seguramente tendremos que cambiar a nivel competencial. Yo creo que cogen todavía más fuerza que nunca competencias que a veces se han llamado transversales, pero que no están en el currículum, están en un segundo plano, todo lo que es el pensamiento crítico, ser mucho más reflexivos, aprender realmente a cuestionar, a hacer muchas preguntas y a no creernos todo aquello que nos dicen".
Los obstáculos al uso de las tecnologías
Sobre los obstáculos a la hora de adoptar tecnologías, Baptista Borrell tiene claro que "no es el coste, ni es el acceso, porque aunque todavía hay gente con riesgo de exclusión, las escuelas, los centros tienen al alcance la tecnología". El reto "es la adopción, la brecha de la adopción, la capacitación de los docentes para utilizar correcta o estratégicamente aquella tecnología en base a trabajar unos casos de uso, que pedagógicamente aporten un valor para la mejora del aprendizaje".
Andreu Dotti explica que "la tecnología mal aplicada provoca pasividad cognitiva, provoca que no tengo que pensar, y eso es un peligro". En cambio cuando el alumno juega, piensa. "Como podemos hacer que los alumnos aprendan a pensar, como podemos hacer que la tecnología nos ayude a que piensen más y nos ayude a detectar cuáles ya están totalmente rendidos o cuáles están con problemas de aprendizaje", ha añadido.

Abierto el melón de los datos y su uso, Eixarch ha explicado que "somos conscientes de que tenemos unos datos muy sensibles, tenemos datos críticos sobre gente, muy privados, especialmente los que están con menores", pero ha añadido que "podemos estar muy tranquilos" con respecto al uso de los datos porque los estándares de privacidad son altos.
Lourdes Guàrdia ha coincidido en que "es un tema delicado", pero ha añadido que "el potencial que tiene es enorme, porque solo así realmente podemos ayudar al maestro y el profesor a personalizar". Además, puede prevenir, por ejemplo, el abandono: "No queremos que los estudiantes abandonen, y si abandonan, queremos saber por qué. Quizás es porque nosotros no hemos sabido detectar y no hemos observado que en un momento determinado aquel estudiante se perdía en el proceso porque no entendía alguna cosa, o porque el recurso de aprendizaje que le proporcionamos no está adaptado a sus necesidades". Eso se puede predecir con analítica de datos.
Los retos y la falta de inversión pública
Para acabar el debate, han hablado de los retos del sector. Eixarch lo tiene claro: "El gran reto que tenemos ahora mismo, a nivel español, es una transformación muy radical de la formación profesional. Aquí hay una gran oportunidad y casi un deber, porque estamos invirtiendo muchos esfuerzos que acaban en el fregadero, llevando a mucha gente hacia la universidad cuando no necesariamente hace falta". El presidente del cluster ha admitido que la administración le dedica muchos recursos económicos y, por lo tanto, "está asumiendo el reto".

Para Baptista Borrell, "la empresa tiene que estar muy cerca de la universidad, porque las universidades son las que hacen investigación para sectores como la energía, el transporte, la salud". "Por lo tanto, mi deseo sería que hubiera unos incentivos de los gobiernos europeos para potenciar que las universidades metan recursos pagados por estas políticas y fomentando que realmente se haga una investigación sobre educación, utilizando tecnología o sin utilizar tecnología".
Lourdes Guàrdia ha coincidido con Borrell, "porque muchas veces tú miras convocatorias de investigación y las de educación dan pena", ha valorado. "En educación, tú puedes tener un proyecto de I+D y te dan 35.000 o 40.000 euros para 3 años. Porque deben pensar que la educación, como no hacemos un desarrollo tecnológico, pues no hace falta más, y con eso puedes hacer bien poca cosa".
Andreu Dotti se ha sumado al clamor: "Hay muy poco dinero para poder hacer investigación propia y continua. Hay mucho poco dinero y muy pocas entidades aquí que se dediquen a ello y los interese". Además, ha añadido: "Ni lo que hacíamos antes era tan malo, ni tan bueno tampoco, ni las grandes innovaciones ahora son tan buenas ni tan malas. Se tiene que encontrar el término medio y tener un debate constructivo y con conocimiento.
Puedes ver el debate completo a continuación: