Justo ahora que los precios de los alimentos empiezan a responder a unos menores costes de producción de agricultores y ganaderos por la caída o la moderación de los precios de las semillas, energía, fertilizantes y otros productos (contraste tras la gran subida propiciada por la guerra), la sequía podría es una nueva amenaza para los precios de los alimentos frescos en Catalunya.
"La Comisión Europea prevé una caída de la producción de alimentos como el aceite de oliva o las naranjas a causa de la falta de agua y las temperaturas elevadas", apunta el estudio de coyuntura y previsiones de la Cambra, que muestra un preocupante gráfico sobre el estado de las cuencas hidrográficas en España y Catalunya.
Así, si en la Península Ibérica las cuencas están al 51,2%, las cuencas internas de Catalunya están al 26,4%, situación que ha llevado a los trabajadores del campo a abandonar el sector y a las organizaciones sindicales y patronales a pedir ayudas estatales para modernizar el regadío y subsanar las pérdidas acumuladas en el campo.
"Fertilizantes, semillas, energía son costes que se están moderando. En el caso de la energía, por mero factor estadístico después de la gran subida propiciada por la guerra de Ucrania", apunta Joan Ramon Rovira, jefe de gabinete de estudios económicos de la Cambra, a ON ECONOMIA. "La tendencia a medio plazo en los mercados de la energía es contenida, de crecimientos más moderados, y esto se notará en la inflación y también en los alimentos. Esto acostumbra a repercutir a los seis meses, con lo cual podemos ver estos efectos dentro de seis meses. Pero, por otra parte, si la sequía que tenemos se mantiene y se intensifica, es absolutamente seguro que afectará a los alimentos frescos como aceite, pimientos, frutas, tomates. Si esto aumenta de precio, jugará a la contra de la bajada derivada de la moderación de los costes" añade Rovira.
El resultado de este balance es difícil de prever "porque no sabemos qué duración tendrá la sequía y qué intensidad en los próximos seis meses", por mucho que "todo el mundo da por hecho que seguiremos con esta sequía", apunta Rovira. En el año 2005, la sequía y la subida de los precios del petróleo fueron dos de los principales artífices de una inflación interanual del 3,7%, que por aquella época y sin factores como la guerra de Ucrania se consideraba alta en términos históricos a corto plazo.