El miedo a no poder pagar la hipoteca ha convertido al despacho Asoban de abogados expertos en la materia, en Madrid, en una centralita telefónica que bulle desde que el Banco Central Europeo empezó a subir los tipos de interés, justo esta semana hace un año, y por última vez este jueves hasta el 4,25%. “Nos llaman y nos escriben entre 100 y 200 personas al día que tienen problemas con su hipoteca o con sus préstamos”, cuenta Emilio Sánchez, abogado y socio del despacho que cree que las subidas de las hipotecas son una “bomba de relojería social”.
Desde el despacho temen que cuando se cumplan los 15 meses de impagos de hipotecas, los necesarios para que un banco ponga una denuncia que pueda derivar en la ejecución, o sea, quitarle la casa al hipotecado, se desate una oleada. Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), comparten el temor y advierten de un “degoteo” de personas que están volviendo a las asambleas con ese temor, aunque creen que si se repite la crisis será “gradual” y aún no llegará en los próximos meses.
Fuentes bancarias del IBEX, en cambio, opinan que es “muy exagerado” avivar ese temor, y apuntan a que “la mora hipotecaria está en el 2,38%, un dato bajísimo en el primer trimestre”, y “el empleo se mantiene”. “No digo que las familias no estén más apretadas, y se está viendo en las refinanciaciones, que van aumentando, pero no creo que vayan a producirse ejecuciones de manera generalizada”, apuntan estas mismas fuentes , que inciden en que “el empleo y el crecimiento económico van a ser determinantes para la evolución de la mora”. Las buenas cifras de empleo del último mes dan por ahora un respiro. Mientras la gente trabaja, de una manera u otra va pagando.
De los tipos a la morosidad
El tipo de interés que marca el Banco Central Europeo es la tarifa que los bancos deben abonar para obtener dinero de la entidad reguladora, que cuando los sube es para contener la alta inflación. De la mano, sube el euríbor, que es el tipo de interés promedio con el que los bancos se prestan dinero entre ellos para préstamos a particulares y que, por tanto, marca el ritmo de intereses de las hipotecas.
En medio de los resultados de los bancos presentados estos días, las entidades financieras actualizan el índice de mora, es decir de gente que no paga sus préstamos o productos financieros, y por ahora no estamos ante un escenario catastrófico. El BBVA cerró junio con la morosidad al 4%, algo por encima que el mes anterior, Santander la redujo al 3,11% y solo Bankinter la disparó de manera preocupante hasta el 9%, en medio de una subida en mayo de la media española al 3,59%.
Las ejecuciones hipotecarias tampoco muestran por ahora cifras preocupantes, sino al contrario, cayeron un 39% interanual durante el primer trimestre del año y solo se ejecutaron 5.168 hipotecas, de las que 3.693 fueron viviendas en toda España. Eso sí, las hipotecas se han desplomado un 24% en España y un 30% en Catalunya con cifras del mes de mayo en relación a mayo del año pasado.El asesor hipotecario y CEO de Tu Solución Hipotecaria Ricardo Gulias apunta a que llama “gente muy apretada”, que puede seguir pagando la hipoteca, “pero que no puede disfrutar de los ingresos porque se le va todo en hipoteca y otros préstamos”.
“Nos encontramos que a la gente que tiene una hipoteca media de 150.000 euros le han subido la hipoteca una media de 350 euros al mes”, explica Gulias, cálculo que coincide con el testimonio de Jacobo, un vecino de Barcelona de 46 años que acude a las asambleas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca porque no paga la suya y espera que le ayuden a negociar con el banco para la dación en pago y un alquiler social. Jacobo cobra 1.300 euros de sueldo como mozo de almacén y entró en la hipoteca a medias con la mujer, que cobraba 1.000, en 2007. Muestra en su libreta bancaria la subida de 700 euros al mes el año pasado a 928 euros en enero y a 1.036 a mitad de año.
“Con mi mujer, estábamos mal y estábamos por separarnos. Pero con esa subida, vimos claro que no podíamos pagar y eso también aceleró la separación. Ella se fue, se está saliendo de la hipoteca y yo dejé de pagar. Estoy angustiado, no sé si voy a quedarme en la calle, no tendría como pagar un alquiler con este sueldo”, relata Jacobo, que también teme por su trabajo ahora que se está reincorporando de una baja por depresión.
El testimonio de Jacobo coincide con los casos que llegan al despacho Asoban de Madrid, aunque “los estratos sociales son de todos los niveles”, relata el socio Emilio Sánchez. Por ejemplo, “una mujer que solamente cobra la pensión y pasó de pagar 410 euros hace un año a más de 800 y ya no podía pagar esa cantidad”. Pero también otro tipo de problemáticas como un empresario con dos hoteles que pagaba una hipoteca de 9.000 euros, pero que con la pandemia los tuvo que cerrar, se endeudó y vio cómo el préstamo por la vivienda se le disparaba a los 13.000 o 14.000 euros y quedaba asfixiado.
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Ante estas situaciones, el despacho media entre los clientes y los bancos para que ejerzan el código de buenas prácticas en caso de que las familias estén en una situación de riesgo. Muchas veces, explica, los clientes lo intentan pero las entidades financieras no hacen caso. El papel del despacho es presionar e intentan evitar que los casos lleguen a juicio, puesto que la lentitud de la justicia puede suponer un aumento del endeudamiento mientras se resuelve el caso. Los bancos que se han acogido a este código tienen la obligación de ofrecer alternativas a las familias vulnerables, tales como la carencia (un parón en el pago durante el que solo se pagan los intereses hasta que mejore la situación económica y se retome la hipoteca), ampliar el plazo de amortización o incluso la dación en pago, que en ocasiones puede ir de la mano de un alquiler social más ajustado a la situación económica.
Refinanciación, cambios de tipos y extensión de hipotecas
En otros casos menos extremos, tal y como explica Gulias, de tusolucionhipotecaria.com, los clientes optan por refinanciar la hipoteca unificándola y ampliándola con préstamos a más corto plazo de forma que baje la cuota o bien alargarla unos años con el mismo fin. Por ejemplo, si pagas 500 euros al mes de hipoteca y un préstamo de 300 al mes por un coche y te suben la hipoteca a 1.000 euros, la asfixia sobre los ingresos puede ser considerable y puede ser conveniente incluir el coste del coche en la hipoteca.
Gulias también cuenta que los clientes primero intentan negociar con la entidad una mejora de condiciones y, muchas veces, cuando no lo consiguen llaman a un gestor como ellos para cambiar de entidad bancaria. Una de las prácticas más habituales para pagar menos por la hipoteca es pasarse a tipo fijo o a tipo mixto, esta última cada vez más común y más aceptada por los bancos. Castiga menos de entrada, ya que pasar de tipo variable a fijo (y no todos los bancos lo aceptan) tiene unos costes iniciales elevados. En mayo de este año hubo 12.414 hipotecas que cambiaron sus condiciones, el 36,4% para cambiar los tipos de interés. Al hacerlo, el porcentaje de hipotecas a interés fijo se disparó del 13,4% al 37,4%, mientras que el de interés variable, sujeto a los cambios, cayó del 85,6% al 61,3%.
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Todos estos cambios suelen ser aceptados por los bancos porque “lo que quieren es que la hipoteca se pague, porque es el mejor producto para los bancos”. Pero alerta que son opciones “solo para los que están pagando bien, sin demoras”. “Hay que pagar rápido para que no llegue la sangre al río”, advierte Gulías, y los ejemplos de esto muchas veces son quienes se encuentran en la plataforma de afectados por la hipoteca (PAH).
Lucia Delgado, portavoz de la PAH, explica que “con la actualización del euríbor, está llegando más gente preocupada por el sobreesfuerzo de pagar la hipoteca”. “A partir de ahí habrá que distinguir entre quienes tienen un trabajo estable y quienes no. Habrá que ver cómo reaccionan las entidades financieras y que no estafen a las personas”, alerta. “Con subidas de 300 o 400 euros en las hipotecas, volveremos a la rueda de las refinanciaciones, que son pan para hoy y hambre para mañana en muchos casos. Y después pueden darse situaciones de ejecuciones hipotecarias y desahucios por no poder pagar la hipoteca, pero creo que lo veremos a largo plazo, no de inmediato”, pronostica Delgado. La hipoteca, por ahora, aprieta a las familias, pero no las ahoga.