En el segundo trimestre del año, el encarecimiento del crédito por las subidas de los tipos de interés llevadas a cabo en el último año por el Banco Central Europeo (BCE) ha supuesto una carga financiera de 2.400 millones a las pymes. Una carga derivada del coste que suponen las facturas sin pagar o deuda comercial, ya sean ordinarias (aquellas que todavía está en plazo) o morosas (fuera de plazo). Los 2.400 millones de euros de deuda comercial doblan los del año pasado y han generado que las pymes deban triplicar sus esfuerzos financieros por los mayores intereses cobrados por la banca, según el informe trimestral del Observatorio de Morosidad que elabora Cepyme. Y ello, pese a la ligera reducción en el periodo medio de pago que, no obstante, superó en más de 21 días el plazo máximo legal establecido (60 días).
Desde la patronal que preside Gerardo Cuerva, a este incremento del coste de la morosidad para las pymes se suman la subida de otros costes -energéticos, suministros, laborales, etc.- y los efectos de la inflación, que merman su rentabilidad y su capacidad de negociación para acceder a la financiación necesaria en un contexto de encarecimiento del dinero, como consecuencia del aumento de los tipos de interés.
Coste de la deuda comercial
La deuda comercial tiene dos componentes: la que no está en mora y la morosa. El coste de la primera ascendió a 1.291 millones de euros en el segundo trimestre en cómputo anualizado y el de la segunda, a 1.075 millones. Sumando los dos componentes -ordinario y moroso- se infiere que las empresas han hecho frente a un coste financiero total anualizado de 2.366 millones de euros en el segundo trimestre, un 98,5% más que un año antes (1.192 millones de euros), la cifra más elevada desde septiembre de 2009.
La deuda comercial total -ordinaria y morosa- del conjunto de las pymes, causante de ese elevado coste financiero asociado al encarecimiento del crédito por valor de 2.400 millones, superó los 180.000 millones de euros, de los que cerca de 70.000 millones de euros correspondieron a las empresas medianas, un 12% más que un año antes, mientras que las micro y las pequeñas empresas sumaron una deuda comercial de 110.000 millones de euros, un 5,5% más que un año antes.
El esfuerzo financiero relacionado con el tramo normal de la deuda comercial (1.291 millones de euros) se triplicó, de media, para las pymes (201% interanual), sumando casi 1.300 millones de euros. La peor parte se la llevaron las empresas medianas, con un incremento interanual de 258%, frente al aumento del 175% para las empresas pequeñas y microempresas. Es la consecuencia del rápido incremento de los tipos de interés: el tipo para nuevos préstamos de hasta 250.000 euros pasó de 1,8% en el segundo trimestre de 2022 a 4,6% en el mismo período del año en curso.
Por lo que respecta a la parte morosa de la deuda comercial, el esfuerzo financiero tuvo un incremento más contenido porque, tanto para las empresas pequeñas como para las medianas, los plazos de pago se redujeron, aunque no fue así en el caso de las microempresas. Para el conjunto de las pymes, el coste de la mora ascendió a casi 1.100 millones de euros en el segundo trimestre, un 40,8% más que un año antes. “Aunque haya sido un incremento más moderado y se haya reducido con relación al trimestre inmediato anterior, el coste de la mora es preocupante, ya que es el segundo más elevado desde septiembre de 2010, solo superado por el dato del primer trimestre de 2023”, señalan en Cepyme.
Morosidad
Respecto a la morosidad, el observatorio destaca que solo el 29,5% de las facturas se pagó con puntualidad en el segundo trimestre, siendo mayor el porcentaje de facturas satisfechas en el plazo pactado cuanto menor es el tamaño de la empresa. En consecuencia, siete de cada diez facturas se abonaron con mora. Las empresas grandes pagaron puntualmente el 14,2% de las facturas que recibieron, frente al 49% en el caso de las microempresas, el 46% en las pequeñas empresas y el 29,4% en las medianas.
Respecto al periodo medio de pago (PMP), el observatorio de Cepyme apunta un fuerte incremento en las grandes empresas, hasta 87,4 días en el segundo trimestre, 41,3 días más que en el mismo trimestre de 2022. Desde Cepyme achacan este incremento a “un efecto base en comparación con el mismo periodo del año anterior, espoleado por la redefinición de las políticas de tesorería de las empresas grandes ante la evolución de los tipos de interés”. En positivo, se confirma que el periodo medio de pago (PMP) en las operaciones comerciales entre empresas mantuvo en el segundo trimestre del año su tendencia descendente, si bien a un ritmo más atenuado que en periodos anteriores (-0,5 días en tasa interanual).
Así, el PMP se situó entre los meses de abril y junio en 81,3 días, frente a los 82,1 días del trimestre anterior, lo que le convierte en el PMP más bajo para este periodo desde 2017, pero aún muy por encima del período máximo legal de 60 días que establece la ley. La reducción del PMP desde finales de 2021 es, como refleja el informe de Cepyme, el resultado de la reacción de las empresas al entorno de elevada inflación en una doble vía: por un lado, acortar los plazos de cobro evita la reducción del valor real de los cobros pendientes que provoca la inflación y, por otro, es una forma de sortear el aumento del coste financiero que provoca el incremento de los tipos de interés sobre la deuda comercial.