La inflación y la subida de temperaturas de los últimos años como resultado del cambio climático son el cóctel perfecto para ir mentalizándose y encontrando alternativas que eviten vivir un verano extremadamente caluroso. Uno de los aparatos estrella es el aire acondicionado, pero también es importante conocer el coste energético que este tiene y como hacer que la factura final sea más leve.
De entrada, tenemos que conocer qué dice la ley actual al Estado español. Así pues, más allá de las recomendaciones, el nuevo decreto establece que, hasta noviembre del 2023, el aire acondicionado de edificios administrativos, oficinas, espacios comerciales o culturales, los espacios comunes de los hoteles, cines o estaciones de transporte no tienen que estar por debajo de los 27 grados durante el verano. La norma también pone límites para el invierno, ya que los sistemas de calefacción no pueden superar los 19 grados. Con el fin de controlar la temperatura en locales comerciales y oficinas, hay que instalar termómetros que permitan comprobar con facilidad que se está cumpliendo con la normativa y carteles informativos con las mejoras adoptadas.
Los grados acondicionan la factura final
La temperatura ideal para esta época del año, según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), está entre 25 y 27 °C con una humedad relativa del 45-60%. Pero más allá de la norma, está el ámbito privado. Con respecto a los grados de temperatura con lo que configuramos nuestra instalación, ON ECONOMIA ha consultado a los expertos en la materia. Raúl Rodríguez, director general de FEGiCAT (Federación de Gremios de Instaladores de Catalunya), subraya que "hay que tener presente que incrementar o reducir la temperatura, invierno o verano respectivamente, por cada grado, encarecerá la factura de la orden del 10%".
Si nos centramos en los privados, el ahorro pasa por diferentes aspectos a tener en cuenta como el mantenimiento, para garantizar el óptimo rendimiento del equipo es absolutamente recomendable hacer la limpieza de filtros y contratar un mantenimiento para la revisión con una empresa autorizada, según la antigüedad y la potencia del equipo. El deflector, siempre mejor colocado hacia arriba, de esta manera se evitaría el chorro de aire frío de forma directa y se forzaría a que se produjera una recirculación, teniendo en cuenta que el aire frío es más denso que el calor y este bajará de forma natural.
Desde FEGiCAT también subrayan otro aspecto: "Hace falta tener en cuenta que los aparatos de aire acondicionado actuales son mucho más eficientes desde el punto de vista energético (especialmente los que disponen de tecnología invertir). Su rendimiento es mucho más elevado y tienen la posibilidad (algunos modelos) de incorporar sistemas de filtraje de aire". Y también hay que tener en cuenta las horas continuadas de uso, la necesidad de disponer de sistemas de control de temperatura y la posibilidad de hibridar sistemas muy eficientes como la aerotérmica con instalaciones solares fotovoltaicas.
No existe una temperatura idea, pero sí unos costes que tenemos que conocer y valorar si estamos dispuestos a pagar. A partir de aquí, más allá de las sensaciones de temperatura de cada uno, los grados se pueden delimitar de forma legislada con los 25-27 grados marcados por el mismo reglamento RITE durante esta época del año.