El turismo, motor del crecimiento económico de los últimos tres años, pierde fuelle. Es un axioma que dan por cierto todos los analistas de coyuntura, tanto del ámbito público como del privado. BBVA Research ha apuntado un brusco descenso el próximo año, después de que 2024 pulverice el número de turistas extranjeros en más de 8 millones el máximo de 2019. De momento no hay previsión en el crecimientos de visitantes, aunque se habla de una saturación que permite poco recorrido más.

Las dudas sobre la capacidad de los servicios turísticos para seguir contribuyendo a la recuperación podrían aumentar en la medida en que los límites a su crecimiento no lleven a mayor inversión”, señalan los economistas del banco. Una ralentización que se deja notar en el crecimiento del consumo de los visitantes. Si en el cuarto trimestre de 2022 se disparó un 35%, calculan que este año la subida se reducirá al 11,4%. No obstante, es una comparativa sesgada, pues 2022 partía de unas fuertes caídas en los años 2020 y 2021 por la pandemia.

Aunque el caso de 2024 es distinto, pues su crecimiento se compara con el ejercicio de 2023 que, con 85,17 millones de visitantes, recuperó las visitas del máximo histórico, 2019, año en que cruzaron las fronteras 83,51 millones de turistas. Por de pronto, a pesar de las previsiones de ralentización, los analistas de BBVA Research prevén que el consumo de los turistas extranjeros seguirá creciendo en los dos próximos años. Cierto, a menor, ritmo, pero destacan, “crecerá casi el doble que el PIB”. En su pronósticos, el producto interior bruto subirá el año próximo un 2,3% y el consumo de los visitantes extranjeros un 3,8% y se repetirá en 2026, cuando prevén un incremento del conjunto de la economía española del 1,7% y un 2,1% del gasto medio por turista.

Un 11,3% más en 2024

Por tanto, la subida de un 11,3% en el consumo para este año es un dato que no se explica solamente en la recuperación de los niveles prepandemia. Lo que arroja un rayo de esperanza para el sector. Desde BBVA Research, señalan que a diferencia del consumo privado (de los españoles) y la inversión de las empresas en maquinaria y equipo, se estima que el gasto de no residentes ha crecido, cuando menos, “un 20 % más de lo que podrían explicar sus fundamentos”. El motivo: el turismo español se está transformando, con cambios estructurales que pueden seguir sostenimiento los actuales niveles de actividad. Un cambio estructural a mejor, hacia visitantes con un mayor poder adquisitivo que consumen más servicios y más caros, aquellos que aportan valor añadido al sector.

Tres son los factores que explican este cambio estructural del turismos español hacia clientes de mayor poder adquisitivo, en opinión del gabinete de análisis económico del BBVA. El primero, la desastacionalización, pues la mayoría del crecimiento del turismo de estos años procede de visitantes que han huido de la temporada alta. Eso aporta, por un lado, el alargamiento de la actividad, incluso al año completo, y, por otro, un alivio para los destinos clásicos, muchos de ellos con problemas de congestión.

Un segundo factor, que tiene mucho que ver con el anterior, es la fortaleza de nuevos destinos, alejados al concepto de sol y playa, como los urbanos y los rurales. Lo que incide, igualmente en una menor saturación y en el reparto de los ingresos hacia otras comunidades autónomas.

Más nacionalidades

El atractivo de España cuaja fuera de los mercados clásico -Reino Unido, Francia y Alemania- que suman más de la mitad de los turistas extranjeros. Lo que aporta una diversificación que genera más estabilidad, especialmente valiosa en un momento en el que las economías europeas muestran una debilidad económica. Con los datos del Instituto Nacional de Estadística, comparando octubre de 2024 con el de 2019, el número de visitantes ha creído un 11% (8,3 millones más), pero los mercados clásicos se han mostrado menos activos. Así, los británicos, que ocupan el primer puesto, han crecido tan solo un 0,9%, los alemanes, los terceros, un 5,6% y los franceses, los segundo, algo mejor, con un 14,3% en el último lustro.

Pero los estadounidenses han aumentado casi un 29% respecto a 2019 y en los diez primeros meses de este año, 3,8 millones han elegido España para pasar unos días. Crecimiento similar, 35%, el resto de América, con 4,5 millones de turistas en lo que va de año. Aunque los europeos siguen siendo los más fieles: los belgas aumentan en el lustro un 21,5%; los irlandeses, el 24%; los italianos un 19%; los habitantes de Países Bajos, el 29%; los portugueses un 19% y los suizos aumentan un 17% y el resto de los países -excluyendo Rusia- sube un 40%. El nórdicos ponen la nota discordante, con un descenso del 7,4%, aunque este año han recalado en España 4,4 millones.

Aportación de la inmigración

La inmigración ha permitido la recepción de un mayor número de turistas”, concluye el análisis del BBVA Research, que explica que la llegada de mano de obra ha permitido dar servicios a estos nuevos visitantes. Además, el sector ha sido uno de los pocos donde la inversión ha aumentado”, permitiendo un incremento en las plazas hoteleras y una mejora en la calidad de las ya existentes.

En la parte negativa, los problemas de congestión que se comienzan a observar, la percepción negativa sobre el impacto que está teniendo el turismo en el coste de la vida, la posibilidad de menores flujos migratorios en los próximos años, la falta de vivienda y un entorno regulatorio menos favorable moderarán el crecimiento en los próximos años.