Los estados de la Unión Europea han dado luz verde al mandato del Consejo Europeo para negociar la prórroga de las normas de almacenaje de gas, con el fin de mantener las instalaciones al 90% de capacidad antes del invierno, pero con más flexibilidad.

El acuerdo alcanzado este viernes propone extender dos años -hasta el 2027- el mandato para reforzar la seguridad energética y reducir la exposición de la UE a la volatilidad de los precios.

También incorpora ajustes para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado y posibles manipulaciones. Entre las novedades, destaca que el nivel de almacenaje se podrá alcanzar en cualquier momento entre el 1 de octubre y el 1 de diciembre, en lugar de la fecha límite actual del 1 de noviembre.

Según el comunicado difundido por el Consejo de la UE, los estados miembros podrán desviarse hasta un 10% del objetivo de almacenaje en caso de condiciones de mercado desfavorables, y hasta un 5% adicional si se cumplen criterios como una producción nacional elevada o una tasa de inyección lenta en las instalaciones grandes. La Comisión podrá ampliar estos márgenes si persisten las dificultades. Además, los objetivos intermedios de febrero, mayo, julio y septiembre serán indicativos y no vinculantes.

El mandato del Consejo servirá como base para las negociaciones con el Parlamento Europeo, que se espera que empiecen en mayo. Una vez se llegue a un acuerdo provisional, la nueva legislación será aprobada formalmente y entrará en vigor.

Desde el 2022, las reservas de gas se han consolidado como una herramienta clave para garantizar el suministro energético en la UE durante el invierno, cubriendo hasta el 30% del consumo. La prórroga busca mantener esta resiliencia mientras se avanza hacia un nuevo marco europeo de seguridad energética.

El acuerdo de la UE llega en un momento crucial para los estados miembros en pleno debate sobre el impacto que tendrán las nuevas políticas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. De hecho, este mismo martes se ha sabido que Trump comunicó en la Unión Europea que el problema de los aranceles impuestos en los productos europeos tenía una fácil solución: si el déficit comercial entre los EE.UU. y la UE es de 350.000 millones de euros dólares anuales, lo que Europa tiene que hacer es comprar energía a su país por valor de esta misma cantidad. Entonces retiraría los aranceles. Bruselas dio una respuesta muy política: está dispuesta a negociarlo, pero recuerda que el gas y el petróleo lo compran las empresas y no los estados y que las primeras son soberanas para escoger a sus proveedores