El sindicato UGT de Catalunya ha presentado este viernes un informe sobre la precariedad laboral y ha pedido un Salario Mínimo de Referencia Catalán (SMRC) de 1.372 euros, calculado en un 60% del salario medio, como el mínimo necesario para poder vivir en Catalunya adaptándose a la realidad socioeconómica de hoy día. Con esta medida, se podría combatir el hecho de que el 10,9% de los trabajadores catalanes tengan todavía rentas inferiores al umbral de pobreza.

El estudio de UGT parte del 9,41% de paro, que se eleva al 20,1% entre las personas jóvenes y una tasa de temporalidad del 12,9%, con un 87,1% de los asalariados ya con contrato indefinido. El sindicato ha detectado una brecha de género en el empleo juvenil, con un 74,4% de los hombres trabajando y un 67,4% de las mujeres, llegando a un 71,2% de media, aunque en esta franja los estudios pueden tener mucho que ver. La brecha se mantiene en edades más elevadas y llega a su máximo entre los 30 y 39 años, edad habitual para la maternidad, donde los hombres alcanzan un 86,3% de empleo y las mujeres un 75,5%.

El estudio muestra una clara correlación entre la falta de formación y un paro más elevado, sobre todo entre los jóvenes de 16 a 29 años (donde solo trabajan un 27,8% de los hombres y un 30,8% de las mujeres sin formación) y entre los mayores de 50, con una empleabilidad del 58,5% con respecto a los hombres y un 44,8% las mujeres con estudios de primaria o inferiores. Aunque los que tienen estudios universitarios están entre el 80 y el 90% de empleo (excepto entre los mayores de 60 años), la franja con una tasa más baja de paro está en el de los hombres con formación profesional de entre 40 y 49 años, perfil entre los cuales un 98,3% tiene trabajo en Catalunya. Las mujeres, en cambio, alcanzan su grado más elevado de empleo en la misma franja de edad pero con estudios universitarios, con un empleo del 89,9%.

Con respecto a los contratos temporales, el estudio muestra que las personas extranjeras sufren más temporalidad, y especialmente las mujeres extranjeras. Las mujeres extranjeras tienen un 17,9% de temporalidad delante de un 13,3% de las mujeres nacionales, mientras que los hombres extranjeros con un 15,7% de ellos con contratos temporales tienen también 5 puntos más de temporalidad que los nacionales, entre los cuales solo un 10,2% tiene este tipo de contrato. La temporalidad también se dispara entre los menores grados de estudio, donde las mujeres llegan en un 20,5% de contratos temporales y los hombres a un 19,3%, ya independientemente de su nacionalidad.

Por edades, de los 16 a los 29 años es cuando se registra una más elevada temporalidad, con un 37,2% de las mujeres y el 29,7% de los hombres con contratos temporales. Mujeres, jóvenes, extranjeras y sin formación son, por lo tanto, la población más vulnerable y con una mayor dificultad para acceder a contratos indefinidos.

Las mujeres ocupan 3 de cada 4 jornadas parciales

La tasa de jornada parcial tiene una brecha de género todavía más acusada y que se acentúa con menores grados de formación. En Catalunya, un 13,92% de los trabajadores tienen una jornada parcial y un 72,61% de estos son mujeres. Un 24,4% de las mujeres extranjeras tienen un contrato temporal, por un 10,4% de los hombres extranjeros, un 19,5% de las mujeres españolas y un 8,1% de los hombres de nacionalidad española.

Mientras que en las franjas de edad donde los hombres tienen más jornadas parciales predomina como motivo el hecho de no encontrar una jornada completa (un 57,1% de los hombres de entre 30 y 39 años con jornadas parciales alegan este motivo), entre las mujeres son los cuidados de familiares el principal motivo, salvo las jóvenes entre 16 y 29 años, que como los hombres mayoritariamente tienen jornadas parciales para compaginar con los estudios. A partir de los 30 y hasta los 49 años, hasta un 46,3% de las mujeres con jornadas parciales las tienen para cuidar de familiares, cifra que se reduce al 14,3% entre los hombres de 30 a 39 años y al 21,1% entre los 40 y 49 años. El estudio analiza también el pluriempleo como fuente de precariedad, que afecta a un 2,93% de las personas asalariadas en Catalunya.

Más allá del salario mínimo, UGT reclama más recursos para Inspección de Trabajo, más inversión en orientadores para el Servei Públic d'Ocupació y un papel más relevante del sector público como generador de trabajo digno y de las políticas activas de empleo. Una reforma educativa basada en la coeducación y dotar de más valores los trabajos de cuidados y atención a las personas son otros de las propuestas del sindicato que también defiende la importancia del diálogo social para combatir la precariedad.