Europa quiere ser competitiva en las materias primas críticas, un listado de materiales identificados como de atención especial por su importancia económica y claves en la fabricación de material eléctrico y también de infraestructuras de renovables. Para hacerlo, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, ha propuesto al Foro mundial de Davos la creación de un "club" con la UE, Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos con el fin de luchar contra el "monopolio chino".
La dependencia de China y los problemas con el comercio internacional derivados de las restricciones de la pandemia, y que todavía no se han resuelto, acentúan la crisis de suministros de materias primas que ya hace tiempo que afecta en materiales como los microchips, necesarios para la mayoría de aparatos electrónicos.
"Podemos construir un Club de Materias Primas Críticas trabajando con socios con ideas afines, desde los Estados Unidos hasta Ucrania, con el fin de fortalecer colectivamente las cadenas de suministro y diversificarse lejos de los proveedores únicos," ha dicho Von der Leyen.
La lista europea de materias críticas incluye minerales como los boratos, el cromo, el carbón coquizable, la magnesita, la roca fosfórica o el silicio, así como el antimonio, el berilio, la fluorita, el galio, germanio, el grafito, el indio, el cobalto o el magnesio y metales del grupo del platino, tierras raras ligeras y tungsteno.
La presidenta del ejecutivo comunitario ha defendido también que los subsidios a las tecnologías limpias de la UE, Japón, Reino Unido o los Estados Unidos "sean justos y se refuercen mutuamente", y generen un beneficio conjunto, "por ejemplo, creando economías de escala a través del Atlántico o estableciendo estándares comunes".
"Juntos, la Unión Europea y los Estados Unidos han propuesto casi un billón de euros para acelerar la economía de la energía limpia. Eso tiene el potencial para impulsar masivamente la neutralidad climática", ha dicho Von der Leyen, que agregó que "las próximas décadas veremos la transformación industrial mayor de nuestros tiempos, quizás de cualquier época", y dividió en cuatro ejes los que la Unión Europea tiene que trabajar para afrontar este reto.
El primero implica generar un "entorno regulatorio" propicio para acelerar escalar los sectores de energía eólica y solar, las bombas de calor, el almacenaje de energía o el hidrógeno limpio con el fin de alcanzar las cero emisiones de CO2 a mitad de siglo. Más allá del club de materias primas críticas, la política ha anunciado que prepara una Ley de Industria Limpia Cero que complementará la ley de Materias Primas Críticas, que también se está preparando para aquellas "vitales" para la producción tecnológica."Europa es actualmente dependiente a un 98% de un país, China," ha destacado Von der Leyen.
La segunda línea de actuación es impulsar a corto plazo las inversiones y la financiación de tecnologías limpias con una adaptación temporal de las normas de ayudas de estado de la UE y, a medio plazo, a través de la creación de un "fondo de soberanía europeo" que proporcione una "solución estructural" para impulsar la investigación, innovación y proyectos industriales clave.
En tercer lugar, Bruselas quiere apostar por desarrollar las "habilidades de los trabajadores" con el fin de afrontar los cambios tecnológicos y, como cuarta prioridad, Von der Leyen destacó la necesidad de "facilitar el comercio abierto y justo por el beneficio de todos". En este sentido, la política ha hecho un llamamiento a exprimir y superar las dificultades de los acuerdos comerciales con el Canadá, el Reino Unido, concluir pactos con Chile, Nueva Zelanda y Australia, así como progresar con India e Indonesia las conversaciones con Mercosur. La presidencia de Lula puede ser clave para reactivar esta relación.
"China ha estado animando abiertamente a empresas de uso intensivo de energía en Europa y a otros puntos a fin de que reubiquen la totalidad o parte de su producción. Lo hacen con la promesa de energía barata, bajos costes laborales y un entorno laboral más indulgente. Al mismo tiempo, China subvenciona fuertemente su industria y restringe el acceso al mercado para las empresas de la UE", ha añadido.
A pesar de todo, la UE tiene que seguir trabajando y comerciando" con China con el fin de completar la transición del sistema productivo y lo utilizará con el bloque comunitario, haciendo "todas las herramientas ante las prácticas desleales". "No dudaremos a abrir investigaciones si consideramos que otros mercados están siendo distorsionados con tales subsidios" porque "el cambio climático necesita un enfoque global pero justo", ha añadido.