Vivir de alquiler aumenta los riesgos para la salud mental. Así lo apunta el estudio elaborado por el instituto GAD 3 para el Consejo General de Arquitectura Técnica. Una encuesta comparativa muestra que la mitad de inquilinos (50%) han sufrido en algún momento este año ansiedad o estrés, 12 puntos por encima de quienes residen en viviendas de propiedad, con un 38% de ellos aquejados de este problema. 

El mismo estudio compara también la prevalencia de ansiedad y estrés en función del esfuerzo económico destinado a la vivienda y muestra una clara correspondencia escalonada: quienes dedican más porcentaje de sus ingresos a la vivienda, tienen estrés o ansiedad en mayor proporción.

Así, un 57% de las personas que han dedicado más de la mitad de sus ingresos a la vivienda ha sufrido este mal en alguna ocasión en lo que va de año. Esa cifra es once puntos inferior (un 56%) entre quienes dedican entre un 30 y un 50% y de un 41% para quienes gastan entre un 10 y un 30% en vivienda. Por último, lo que muestra más claramente la correlación entre el esfuerzo en vivienda y los problemas de salud mental es el hecho de que tan solo un 23% de quienes dedican menos de un 10% a la vivienda han sufrido este año estrés o ansiedad. 

También en los episodios de depresión y de soledad se aprecia esta correlación. Un 29% de los inquilinos han sufrido episodios de depresión, por un 20% entre quienes residen en propiedad. Lo mismo entre los diferentes esfuerzos de alquiler: un 35% de los que pagan más de un 50% en vivienda lo han sufrido y solo un 19% entre quienes dedican menos de un 10%. Un 41% de encuestados que viven de alquiler se han sentido solos en algún momento, por un 25% entre quienes residen en una vivienda de propiedad y la misma correlación se refleja entre los diferentes esfuerzos dedicados a vivienda. 

En cambio, los sentimientos positivos como independencia, intimidad o sentimiento de pertenencia son más habituales entre quienes viven en un piso de propiedad o quienes dedican menos esfuerzo a la vivienda, según muestra el estudio. 

Un 60% de jóvenes dedican más del 30% de ingresos a la vivienda

El informe revela también diferencias en la relación con la vivienda por edad, con los jóvenes mucho más perjudicados por la precariedad, las subidas de precios y la limitación de salarios. Así, un 60% de los menores de 45 años destina más del 30% de sus ingresos a la vivienda, cifra que se reduce a un 30% entre los mayores de 65 y a un 45% entre los que se encuentran en la franja entre los 45 y los 64 años. 

Los más jóvenes han vivido también más incrementos de precios de alquiler o de hipoteca (un 53% entre los 25 y los 34 años), más mudanzas por necesidades económicas (un 37%) y también más limitación de espacio para formar una familia, en un 35% de las ocasiones. Uno de cada tres jóvenes de esta franja (30%) han sentido temor a perder la vivienda actual, sensación que tan solo han experimentado un 11% de los mayores de 65. 

El informe repasa también estadísticas como la evolución del porcentaje de viviendas en propiedad y en alquiler en España: después de aumentar considerablemente entre los años 70 y 2001, el porcentaje de propietarios ha pasado del 82% al 75% en los últimos 23 años, mientras que el alquiler ha crecido del 11 al 16%. Pese al total dominio todavía del régimen de propiedad, el alquiler ha aumentado. 

En cuanto a los precios, el estudio muestra la caída de los precios de propiedad entre después de la burbuja inmobiliaria y cómo desde el año 2016 han subido de los 1.510 euros por metro cuadrado en aquel año a los 2.053 euros actuales. El alquiler, cuya subida se ha concentrado sobre todo en áreas urbanas, tampoco ha dejado de subir hasta alcanzar una media de 12,5 euros por metro cuadrado. 

La encuesta pregunta por la satisfacción con la vivienda y concluye que un 84% de los españoles está satisfecho: un 35% está muy satisfecho y un 49% simplemente satisfecho. Un 10% de los españoles no está ni satisfecho ni insatisfecho, un 3% se muestra abiertamente insatisfecho y un 1% está muy insatisfecho. El aislamiento térmico o acústico es la principal fuente de insatisfacción entre los encuestados, pues a un 9% les proporciona este sentimiento.