Se acerca el día de Reyes, una de las jornadas preferidas por los niños y también por los pasteleros. El Gremio de Pastelería de Barcelona prevé que superarán el millón de roscones artesanales vendidos en todo Catalunya para el 6 de enero, con un ligero crecimiento del 2% de las ventas. Según destaca el gremio, este producto hecho de forma artesanal lleva hasta 8 horas de trabajo.

"El buen inicio de la campaña de Navidad, con crecimientos en ventas de turrones y panetones de pastelería con respecto a 2022, alimenta el optimismo de los pasteleros", argumenta el gremio. "El Día de Reyes todavía es muy tradicional y varía poco de un año a otro. Todo el mundo quiere un roscón en la mesa, con su haba y su figurita. La única duda puede ser si escogemos un producto artesano con ingredientes de calidad y acabado de cobre o uno industrial. Pero el producto artesano se está revalorizando, hay un retorno a la artesanía, al producto de proximidad, y eso también se nota en la pastelería", explica Antoni Bellart, presidente del Gremio de Pastelería de Barcelona.

El roscón más tradicional, el de mazapán y fruta, todavía es el más vendido, pero seguido muy de cerca por el relleno de nata. Además, tal como pasa con el resto de postres tradicionales, la creatividad de los pasteleros también llega a los roscones. Por eso, crecen las opciones innovadoras que, partiendo de una masa de brioche con masa madre, incorporan nuevos ingredientes como el yuzu, el té matcha, el cacao o el caramelo.

El roscón de Reyes artesanal comporta entre 6 y 8 horas de trabajo y se elabora y se cuece solo unas horas antes de comer. Se hace con una masa de brioche con masa madre, con fermento natural de harina y agua, y se fermenta un mínimo de entre 3 y 4 horas. El resultado tiene que ser un brioche de alveolado irregular, suave, jugoso y esponjoso. El mazapán del interior, si es artesano, será húmedo y con un leve toque amargo procedente de las almendras naturales y de calidad con las que se elabora. La fruta de encima es fruta real que se confita. En un roscón artesanal, todos los productos son frescos y no lleva aditivos, mientras uno industrial lleva por término medio 11 aditivos.