La determinación para crecer, para defender el negocio y los agricultores y para ser un referente en el mundo cooperativo y en el sector vitivinícola han conducido los 107 años de la cooperativa de primer grado Cellers Domenys. El grupo cooperativo siempre ha sido vinculado a la innovación y a la tecnología para conseguir una producción vitivinícola y oleícola de calidad.

Actualmente, Cellers Domenys es una cooperativa que acoge 8 cooperativas agrarias, integradas por medio de diferentes fusiones, y dispone de una sección de crédito. El punto de partida nos remite en el 2006 cuando la entonces cooperativa de Sant Jaume dels Domenys, situada en el mismo pueblo, perteneciente a la demarcación de Tarragona -y en la comarca del Bajo Penedès- tomó una decisión determinante: tenía que ganar dimensión si quería ser competitiva en el sector vitivinícola catalán. La viabilidad económica para afrontar nuevas inversiones dependía de tener volumen y ser competitivo. Así integró la Cooperativa Agrícola i Caixa Rural de Banyeres del Penedès.

"Si teníamos que asumir inversión para mantener la calidad, hubiéramos estado en el mercado, pero no habríamos sido competitivos con el precio de uva que tenían que dar a nuestros viticultores", y de aquí la decisión de crecer, narra Lluís Roig, director general de Cellers Domenys. La cooperativa local tenía entonces prácticamente todos los agricultores adscritos (unos 130 socios, con una producción de 11 millones de kilos de uva) a la cooperativa y, por lo tanto, coger dimensión suponía incorporar otros campesinos y otras tierras. Y así empezó una historia de extensión territorial.

En el 2010, la Cooperativa Agrícola y Sección de Crédito de la Bisbal del Penedès; en el 2011, la Cooperativa Agrícola de Rocafort de Queralt y la Cooperativa Agrícola de Blancafort; en el 2014, el Agrícola y Sección de Crédito de Rodonyà y un año más tarde (2015) el Sindicato Agrícola de Pira; y el año pasado, la Bodega Agrícola y Sección de Crédito de Bellvei del Penedès. Eso quiere decir que une y gestiona 8 áreas productivas del territorio catalán (4 ubicaciones en el Baix Penedès, 3 en la Conca de Barberà y 1 en el Alt Camp); y produce vinos, cavas y aceites para cinco denominaciones de origen: DO Cava, DO Penedès, DO Conca de Barberà, DO Catalunya y DO Siurana.

Es una dimensión que le ha proporcionado capacidad productiva -con las bodegas relativamente especializadas en los mejores productos para la DO donde están ubicados sus agricultores. De hecho, en global, Cellers Domenys gestiona las cosechas de los más de 800 socios, que cultivan 3.000 hectáreas -repartidas por ocho municipios-, de las cuales 2.600 son de viña y 400 de olivo. Han llegado a producir 22 millones de kilos de uva, un 71% vino blanco y un 8% vino tinto, "pero la sequía de los últimos tres años ha estropeado las cosechas", argumenta el director general de la cooperativa, Lluís Roig.

Eso explica que la facturación global del último ejercicio fiscal -cerrado en agosto de 2024- cayó a 12,2 millones de euros, por descenso de la vendimia, con respecto a los 15,3 millones que se obtuvieron en la campaña anterior. Del total, 1 millón de euros corresponde a la facturación de la Sección de Crédito. Para el 2025, las previsiones parecen mejor, porque la climatología ayuda; "han llegado más lluvias", pero la viña está muy tensionada por los efectos de la sequía, porque muchas cepas se han perdido.

El presidente de Cellers Domenys, Magí Baltà, con el director general de la cooperativa, Lluís Roig
El presidente de Cellers Domenys, Magí Baltà, con el director general de la cooperativa, Lluís Roig

Esta es ahora la realidad de una cooperativa catalana que tiene como objetivo "disponer de estructuras de economía de escala, que sean viables, y que miren hacia el futuro." "Estructuras robustas y solventes", pero también con "el objetivo de reordenar el mismo sector", concreta Roig. Argumenta que, en el contexto actual, "no tiene sentido tener 8 cooperativas en ocho municipios y cada una con una bodega", y se redibujó la estructura. Eso ha llevado a ganar competitividad, con vinos amparados en diferentes DO. Macabeo, Parellada, Moscatel, Chardonnay, Garnacha, Tempranillo, Cariñena, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon son las variedades de uva –blancas y negras– que trabaja Cellers Domenys. La elaboración de vinos supone el 90% de la producción, y un 10% corresponde en la producción de aceite de la variedad arbequina, con la DO Siurana. El aceite se comercializa con las marcas Cellers Domenys y Clot de la Hora.

La cooperativa entonces era un productor de "grandes vinos de calidad, con una cartera de clientes detrás, del sector del cava y de vinos tranquilos, a los cuales se les proveía de vinos a granel". Históricamente, explica Roig, el territorio se ha movido en un entorno donde dos grandes marcas embotelladoras de cava que "han determinado" el sector y su desarrollo; "nos han situado en el mundo y han vendido muchos millones de litros"; pero hacía falta profundizar en "el posicionamiento de los productos de calidad" y "dejar de ir a precio". Además, estas grandes empresas también han sufrido cambios y "quizás ha cambiado su sensibilidad, su compromiso con el territorio, con la viña, con el viticultor,", y todo eso "ha ido llevando a visiones más empresariales diferentes".

2019, la apuesta por el producto embotellado

Por lo tanto, una vez alcanzada la dimensión necesaria, los socios cooperativos se tiraron a proyectar el futuro y surgió un plan estratégico de desarrollo. La apuesta fue la creación de una marca propia. El episodio de sequía también ha tenido una segunda consecuencia para la bodega: ha frenado el despliegue de la marca comercial propia Domenio que se tiró en el 2019, siendo uno de los ejes de un plan estratégico para mejorar la rentabilidad de la cooperativa "que ya había ganado dimensión", pero que tenía que mejorar la rentabilidad", asegura Roig. "Había que buscar alternativas que, dentro de la producción del vino, principalmente, pero sin olvidar el aceite, nos abrieran nuevas oportunidades de negocio". "Siempre hemos tenido un producto de gran calidad, pero nuestros ingresos dependían solo de la oferta y la demanda de un sector, cada vez más maduro, y decidimos hacer una apuesta por el producto acabado", relata.

El director general explica que esta decisión comportó la creación de una cierta estructura dentro de la cooperativa que, después de sortear el periodo de la Covid-19, se ha consolidado. Se han especializado las bodegas según los reglamentos de las DO correspondientes -y dentro de cada uno se elaboran las marcas por producto de cava o vino tranquilo, que siempre se comercializan bajo el paraguas de Domenio-. Al mismo tiempo, y el proceso de embotellado se ha centrado en la bodega Rocafort de Queralt -para la DO Cava, DO Catalunya y DO Cava-, es decir, todos excepto los productos de la DO Penedès que se tienen que embotellar en Sant Jaume dels Domenys.

La cooperativa sigue la tendencia del sector. Hay una apuesta por los productos ecológicos. De las más de 2.000 hectáreas de viña, un 23% ya es cosecha ecológica. El reto es el coste para la elaboración del producto con ecológico, que ahora mismo el consumidor todavía no entiende.

La bodega de Rocafort Queralt, del grupo cooperativo Cellers Domenys
La bodega de Rocafort Queralt, del grupo cooperativo Cellers Domenys

El proyecto de enoturismo en Rocafort

Al mismo tiempo, Rocafort de Queralt es una bodega emblemática y una nueva pieza en el tablero de juego de Cellers Domenys. Dentro del plan estratégico, la cooperativa consideró necesario "buscar alguna singularidad" y tener más visibilidad. Lo hará de la mano de la bodega Rocafort, una joya modernista del arquitecto Cèsar Martinell Brunet. Desde un punto de vista arquitectónico es "una bodega maravillosa". Y se definió la oportunidad y la necesidad de entrar en el mundo del enoturismo y de la divulgación cultural, a través de la arquitectura vinculada al mundo del vino. Declarado bien cultural de interés nacional por la Generalitat de Catalunya, cuenta con unas cavas soterradas donde Cellers Domenys elabora y deja reponer el cava Tres Naves. Vale a decir, que en el patrimonio de la cooperativa, también hay otra pieza modernista, la bodega de Pira, un edificio modernista de inicios del siglo XX que también ha sido declarado bien cultural de interés local.

En el 2021, se creó la Fundación Domenys -de carácter privado-, con el objetivo de restaurar y gestionar el espacio y el edificio de la bodega Rocafort de Queralt con finalidades de fomento del enoturismo y también museísticas para poner de relieve la figura del arquitecto. "La Fundación también será la encargada de trabajar por la obra social de la cooperativa dentro de sus territorios natos y otros, para contribuir a generar valor añadido al conjunto del territorio," menciona Roig.

Ahora están desarrollando el proyecto global. Cada año, en la última década, se han hecho inversiones para rehabilitar el espacio, con aportaciones de recursos propios y ayudas públicas. Recientemente, han recibido una contribución de casi 3 millones de euros para sufragar el 60% del proyecto a través del Programa 2% Cultural, del Gobierno. No obstante, Roig no se compromete a decir una cifra total sobre el presupuesto del proyecto, "porque todavía no está cerrado y es muy ambicioso", concluye al director general de Cellers Domenys.