La compañía catalana Grifols, especializada en medicamentos derivados del plasma y otras soluciones biotecnológicas, intenta recuperar posiciones financieras en un ejercicio que, si algo le ha reportado, ha sido la disminución de su capitalización bursátil. En un contexto de descenso de los mercados bursátiles por la subida de los tipos de interés y de la inflación y las incertidumbres geopolíticas cada vez más marcadas, Grifols ha pagado el precio de tener una deuda elevada a raíz de una política expansiva de crecimiento inorgánico, con adquisiciones como la de Biotest, empresa sanitaria europea especializada en hematología e inmunología clínica, por unos 2.000 millones de euros; la reducción de márgenes y un negocio tocado en el periodo de la pandemia por la dificultad de producir proteínas plasmáticas en la medida en que las restricciones a la movilidad dificultaron la obtención de plasma sanguíneo.
En las postrimerías de este año y después de tomar importantes medidas en la gestión empresarial, las acciones de la farmacéutica han reanudado el camino de la recuperación de valor y actualmente su capitalización está en los 7.480 millones a cierre de noviembre, con una caída del 37% en la cotización desde el enero pasado. El último empujón se lo dieron este lunes los expertos de Morgan Stanley y auparon el valor que ya lleva una mejor trayectoria este último trimestre del año. Los analistas del banco de inversiones elevaron la recomendación sobre la compañía de hemoderivados de "igual ponderación" a "sobreponderar", y le otorgaron un potencial de revalorización de un 32% al situar el precio objetivo de las acciones en los 14 euros, cuando a cierre de este lunes la multinacional farmacéutica cerró en la zona de los 11 euros.
Con estos niveles, el valor está lejos de la favorable evolución de 2021, cuando la compañía de la familia Grífols estaba entre las primeras del Ibex-35 y con máximos históricos, mientras que el octubre pasado tocó mínimos anuales, con una cotización de 8,5 euros la acción. La revisión realizada este lunes por Morgan Stanley más el anuncio del mismo día de JP Morgan que rebajó el precio objetivo de 15 a 12 euros, no pasaron desapercibidos en el mercado bursátil y el valor terminó la jornada con una revalorización del 3,63%, después de marcar una subida del 6,59% a media sesión bursátil.
Este martes, en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el gestor de inversiones BlackRock notificó que ha aumentado su posición en Grifols hasta un 3,83% de las acciones de la empresa catalana, es decir, ha ganado posición en 0,24 puntos. Este paquete de nuevas acciones estaría valorado a precios del mercado en torno a los 10 millones de euros, según las notificaciones consultadas por Europa Press. La firma dirigida por Larry Fink tiene prestados a otros inversores más de tres millones de papeles de la empresa, equivalentes al 0,8% del capital.
Más de 9.300 millones de deuda
Con presencia por todo el mundo, el fabricante de hemoderivados cerró el tercer trimestre del 2022 con un beneficio neto de 188 millones de euros, mientras que los ingresos crecieron hasta los 4.351 millones, un 18,8% más en términos reportados en relación con un año antes. El resultado operativo bruto (ebitda) fue de 927 millones de euros (+12,8%). La compañía atribuye esta mejora en la rentabilidad al "apalancamiento operativo, el ahorro de costes y la priorización de la I+D, y al hecho de compensar las presiones inflacionistas".
No obstante, el nivel de deuda la castiga: a cierre de septiembre la deuda financiera neta era de 9.380 millones —a finales de 2021 era de 6.480 millones— y la ratio de apalancamiento está próxima a 8,6 veces el ebitda. La compañía comunicó que espera que baje a 7,9 veces al final del presente ejercicio. Eso cuando, ahora hace justo un año, la compañía trabajaba para que su ratio de deuda se situara por debajo de 4 veces el ebitda en 2023 y por debajo de 3,5 veces en 2024.
Un cambio histórico en la gestión ejecutiva
La receta de la compañía no ha sido fácil. El desastre bursátil de este año, con una pérdida anual del 40%, obligó a ejecutar decisiones firmes, el octubre pasado, con un cambio histórico: Víctor Grífols Roura dejó la presidencia en manos de un independiente y miembro del consejo de administración desde 2011, Steven F. Mayer (alto directivo norteamericano, expresidente del comité de inversiones de Cerberus y otras entidades de inversión privada), a quien se le han asignado poderes ejecutivos, en una operación que buscaba el apoyo de los inversores.
A pesar de tomar la decisión de sacar a bolsa parte del capital en 2006 y de entrar en el Ibex-35 en 2008, la familia Grífols con la titularidad alrededor de un 30%, siempre había mantenido las riendas ejecutivas de la compañía, a lo que se ha aferrado Víctor Grífols Roura —nieto del fundador y actual presidente de honor—, después de verse empujado a renunciar a las tareas ejecutivas. En el plano de la sucesión, Raimon Grífols Roura y Víctor Grífols Déu (hermano e hijo de Víctor Grífols Roura, respectivamente) son los consejeros delegados de la compañía, una farmacéutica que data de 1940.
La compañía Grifols tiene la particularidad de que cotiza en la bolsa española con dos clases de acciones. Los títulos A de la farmacéutica cotizan en el Ibex-35 y conceden derecho político, pero los de clase B están en el Mercado Continuo y en el Nasdaq y no otorgan derecho político. Sin embargo, los propietarios de acciones de clase B tienen derecho a recibir un dividendo preferente de 1 céntimo de euro. Actualmente, las acciones clase A ganan en torno a un 20% en el último mes, mientras que las acciones clase B avanzan casi un 27%. Los inversores esperan que el grupo enderece su situación y, aparte de determinar que el precio objetivo de las acciones de la clase A estaría en los 18 euros —niveles de finales del primer semestre del año—, le otorgan también un potencial de crecimiento del 75%, en el mejor de los casos.
Ahora toca digerir los cambios. No habrá, en principio, más adquisiciones y reparto de beneficios, a la vez que se buscarán fórmulas para rebajar la tensión financiera. Por eso choca con un par de cuestiones: ahora mismo no es una compañía atractiva para el private equity, ni tampoco para una ampliación de capital, a criterio de la misma compañía. Cabría quizás también la posibilidad de dar entrada a socios minoritarios en algunos de los negocios, desinvertir en alguna área o, incluso, unificar las acciones A y B, según apuntan los analistas. No obstante, la entrada de un socio inversor ha generado problemas financieros recientemente en una operación de venta de una participación minoritaria del negocio de Biomat en los Estados Unidos en el fondo soberano de Singapur GIC, en los Estados Unidos. Una operación que comportaba una inyección de capital y que como tal el grupo contabilizó como patrimonio, pero que los auditores determinaron que era deuda y, por lo tanto, se elevó el pasivo de Grifols en unos 1.000 millones de euros.
Grifols mantiene la expansión orgánica
Mientras intenta dar un giro a la coyuntura financiera actual, Grifols sigue con la actividad creciente en las divisiones de negocio (Bioscience, Diagnostic, Hospital), con 23.000 trabajadores entre las 15 instalaciones industriales y más de 360 centros de extracción de plasma —básicamente en los Estados Unidos, donde genera prácticamente el 64% del negocio—, con capacidad de aprovisionamiento de plasma de cerca de 2 millones de litros anuales, y tres hubs de innovación.
El pasado mes de octubre, Grifols puso en marcha una nueva planta de purificación y llenado de albúmina en la planta de producción y suministro de Dublín (Irlanda). La planta triplica la capacidad anual de la producción de los envases flexibles de Albutein, para dar respuesta al incremento mundial de albúmina que se prevé que sea de un 5% anual en los cinco próximos años. La albúmina, la proteína más abundante en el plasma, se utiliza para reponer la pérdida de líquidos, restaurar el volumen sanguíneo y tratar enfermedades prevalentes como la cirrosis. Grifols también está avanzando en el posible uso para tratar trastornos neurológicos degenerativos. Por otra parte, sigue potenciando la investigación y el desarrollo, en la que dedica del entorno del 7% de la facturación anual, y más de 1.100 profesionales destinados a esta área.