Credit Suisse ha celebrado este martes su última Junta General de Accionistas tras 167 años de historia. El que, hasta hace un mes, era el segundo banco más grande de Suiza, ha vivido una jornada marcada por las críticas y la tensión de los accionistas. Después de que, a mediados del pasado mes, la crisis de la institución bancaria saltase por los aires, Credit Suisse ha vivido varias semanas de infarto que, finalmente, se han ‘resuelto’ con la absorción de la entidad por parte de UBS, la competencia de la firma presidida por Axel P. Lehmann, quien ha explicado a los accionistas que la integración con UBS “era la única opción factible”. Era o eso “o la bancarrota”, ha añadido Lehmann, quien ha pedido perdón en repetidas ocasiones a los accionistas de la entidad bancaria helvética.
Pese a los lamentos, ni él ni ningún miembro de la directiva de Credit Suisse se ha librado de todas las críticas que han lanzado los accionistas del banco. Tal y como recoge la Agencia Efe, se han llegado a oír insultos en medio de la junta. Además de ello, varias informaciones apuntan a que las medidas de seguridad en esta cita con los accionistas han sido mayores que en otras ocasiones, sobreentendiendo que habría tensión y malestar entre los miembros del accionariado.
De entrada, el desplome de Credit Suisse responde a un conjunto de problemas financieros arraigados a las posiciones de la empresa y a otra serie de factores alejados de lo estrictamente empresarial. Tal y como informó ON ECONOMIA, la empresa afirmó antes de caer en Bolsa que habían hecho un mal uso de la información financiera. Además, publicaron unas pérdidas de más de 7.000 millones de euros en 2022. Ante esto, y con unas condiciones económicas complejas, Credit Suisse perdió el apoyo de su máximo accionista, el Banco Nacional Saudí, lo que desencadenó el aluvión de fugas accionariales que han terminado por llevar hasta la situación actual al banco.
Los accionistas de Credit Suisse se sienten engañados
Con estos precedentes y contando con el desplome de la entidad, el primer accionista que ha intervenido ha explicado que sentía “que la institución me ha engañado, y que el Gobierno no ha comunicado bien”. El mismo inversor ha afirmado que los problemas actuales responden a que los responsables de la entidad “se durmieron en los laureles durante los últimos 15 años”. Credit Suisse, pese a ser una de las firmas de mayor renombre en el panorama bancario internacional, se ha visto rodeada de varios problemas financieros que han terminado por lastrar la posición del banco. La firma helvética apostó por empresas que han resultado ser un fracaso, como Greensill Capital o Archegos Capital, generando profundos hoyos en sus cuentas.
Vincent Kauffmann, director de la Fundación Ethos, que es uno de los accionistas de mayor relevancia de la entidad con sede en Zúrich, ha asegurado que la organización había pedido en numerosas ocasiones la investigación sobre las operaciones de riesgo que el banco estaba llevando a cabo y sobre sus numerosos escándalos, los cuales, de cara a Kauffmann, “han arruinad la reputación” de Credit Suisse. ON ECONOMIA hizo un barrido de todos los problemas en los que el banco ha estado inmerso en los últimos años, como por ejemplo sobornos en Mozambique, la relación con entidades de riesgo, o las mentiras del actual presidente de la compañía relacionadas con la posición financiera del banco.
Kaufmann ha añadido que “debemos asegurarnos de que los accionistas seamos compensados de la mejor forma posible tras las grandes sumas de dinero perdidas, y de que la directiva asuma su responsabilidad en la crisis”. Cabe destacar que Credit Suisse también tiene problemas con los bonistas de los AT-1 del banco, quienes han perdido todo su dinero y de lo que, por el momento, no se proyecta una compensación pese a tener mayor relevancia que los accionistas.
Una acción de Credit Suisse “no da ni para un croissant”
Otros miembros del accionariado del banco han cargado con dureza contra la directiva, y contextualizando la situación actual de Credit Suisse en la Edad Media, un miembro del accionariado ha asegurado a la cúpula directiva que “por acciones como las suyas, hubieran sido crucificados”. Otros accionistas han eludido a la posición bursátil que la firma tenía hace tan solo 25 años, cuando el precio de los títulos era de 80 francos y “ahora no dan ni para un croissant”.
Las críticas de los accionistas no han cesado durante toda la junta, en la que Axel P. Lehmann ha respondido a todos y cada uno de los miembros del accionariado que se ha pronunciado. Francesco de Giorgio, otro de los muchos accionistas del banco, ha arremetido contra la directiva de la entidad bancaria y recordándoles de que “tienen la culpa de esto, del daño causado al país, un daño que seguirá siendo visible dentro de unas décadas. El mismo accionista afirmó estar “avergonzado de este completo desastre, como antiguo empleado y como actual accionista”.
El caso de Credit Suisse sigue trayendo cola pese a que ha pasado cerca de un mes desde que se derrumbó en el mercado de valores suizo. El desastre de la entidad bancaria helvética generó las dudas en tono al sector bancario, alimentando el temor a un efecto contagio que surgió tras las quiebras de Silicon Valley Bank y de Signature Bank en Estados Unidos.