Las patronales bancarias AEB y CECA han enviado un comunicado conjunto este jueves para dejar claro que se niegan a que el impuesto a la banca sea permanente. Aseguran que España sería el único país europeo donde este tributo permanecería (en algunos países ha sido temporal) y señalan que ya no se justifica. Pues en principio iba a ser temporal, por la subida de tipos. Pero ahora los tipos están bajando.
"Ante la sucesión de noticias y declaraciones públicas sobre la intención del Gobierno de establecer como permanente el gravamen temporal al sector bancario, las asociaciones bancarias AEB y CECA expresan su más enérgico rechazo por el impacto para el propio sector y para la economía española", apunta el comunicado.
AEB, que representa a entidades como Santander, BBVA o Sabadell; Y CECA, que engloba a CaixaBank, Unicaja o Aabanca, entre otras, señalan que si se mantiene esta iniciativa, España se convertiría en la única jurisdicción europea con un impuesto permanente de estas características, "lo que constituye una desventaja competitiva para los bancos españoles y, por tanto, para el impulso de la economía, en un contexto en el que la banca española es el sector a nivel europeo que más impuestos paga".
Destacan también que supondría "un obstáculo" para completar la Unión Bancaria y que "va en contra" de las recomendaciones de instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) que desaconsejan estos impuestos porque desvían recursos que podrían utilizarse para reforzar el capital de los bancos y mantener el flujo del crédito a familias y empresas.
"Este tipo de gravámenes tiene un impacto directo sobre la capacidad de financiación de la economía real y, por ende, en la creación de empleo y en el crecimiento de nuestra economía. La recaudación del gravamen supone una merma estimada de 50.000 millones en España en la capacidad de financiación del sector bancario".
El impuesto ya no tiene sentido
Las patronales indican también que si este impuesto, concebido como “extraordinario”, se justificó por el Gobierno español por el crecimiento de ingresos derivado de la subida de tipos de interés desde 2022, "dicha justificación ya no tiene vigencia". En este sentido, recuerdan que los tipos de interés ya han bajado tres veces este año y seguirán bajando más, así que no se justifica "la conversión del gravamen temporal en un impuesto permanente".
El BCE ha comenzado a recortar los tipos oficiales. En concreto, a lo largo del año ya se ha producido un recorte de 75 puntos básicos que se ha reflejado en bajadas del euríbor. El euríbor a un año está en estos momentos por debajo del nivel de diciembre de 2022, cuando se aprobó el gravamen. Y los analistas anticipan que esta tendencia descendente se mantendrá el próximo año, de tal modo que los tipos de interés podrían situarse en el 1,75% a finales de 2025.
Por su parte, AEB y CECA destacan también que la incorporación de impuestos a nuestro ordenamiento jurídico por la vía de un decreto ley o, alternativamente, a través de una enmienda al articulado de un proyecto de ley que se encuentre en tramitación en el Congreso, "merma la calidad del debate público e imposibilita que los sectores afectados puedan manifestar su posición sobre normas que afectan a su actividad".
La banca ya sabía desde hace meses que la intención del gobierno español era hacer permanente el impuesto, pero habían pedido que al menos se consensuara con las entidades afectadas, que en 2023 pagaron 2.908 millones de euros por los resultados del 2022. Y este 2024 han pagado otros 2.859 millones por los resultados del 2023. En suma, más de 5.700 millones en dos ejercicios.
El impuesto extraordinario se anunció sin previo aviso a la banca, que lo tiene recurrido en los tribunales por anticonstitucional. Y precisamente este jueves Bankinter ha dicho que harán lo mismo con el permanente si procede. El sector pide que se defina de otra manera, pues el extraordinario grava los intereses y las entidades creen que debería ser sobre beneficios.