La octogenaria industria farmacéutica Almirall “ambiciona” el liderazgo global en dermatología médica, un objetivo que el grupo se marcó en la primera década del siglo XXI, y que redobló en 2022 cuando Carlos Gallardo, miembro de la tercera generación de la familia que tiene en propiedad el 60% del capital, alcanzó la presidencia de la compañía. Un año más tarde amplió sus responsabilidades ejecutivas con el cargo de consejero delegado, tras la fugaz trayectoria de Gianfranco Nazzi, quien decidió dejar el grupo.
La continua inversión de Almirall en sus capacidades de I+D y en su cartera de productos de dermatología médica está vinculada a la visión a largo plazo de la compañía y a su compromiso para tener un impacto positivo en los pacientes y en la sociedad. También responde al espíritu de la empresa familiar que, recién cumplidos los 80 años, “piensa en generaciones, no en trimestres”, destacó esta semana Carlos Gallardo en el acto institucional para conmemorar el aniversario.
La compañía farmacéutica Almirall se ha marcado el reto de impulsar sus avances en dermatología médica con el objetivo de impactar positivamente en 1,8 millones de personas, en 2030. En los últimos años, la empresa ha desarrollado varios medicamentos innovadores para el tratamiento de la psoriasis, el acné y la dermatitis atópica. Pero, históricamente, la ambición se ha traducido también en una estrategia compradora y el camino hasta lo que es hoy en día el grupo ha tenido que sortear algunos altibajos en etapas con cambios regulatorios o con las crisis económicas -sin ir más lejos los dos últimos años con la subida de los costes y la inflación-.
Hoy por hoy, sin hacerle a un feo a la valoración de posibles oportunidades de compra, si salen, el crecimiento tiene como piedra angular algo que enorgullece a sus directivos: su línea de biológicos. De una parte, con Ebglyss, un tratamiento contra la dermatitis atópica, que espera que le reporte unos ingresos de 450 millones de euros; es decir, una facturación equivalente a la mitad de lo que ingresa anualmente por todos sus fármacos. Por otra parte, con Ilumetri, su fármaco contra la psoriasis, que ya genera una facturación de 200 millones. “Somos una compañía centrada en dermatología médica y con investigación propia, y eso nos sitúa en una posición de salida muy competitiva”, reconoce Lidia Martín, directora general de Almirall Iberia. Destaca también que es el único laboratorio español con dos biológicos en el mercado y ello les sitúa en una posición diferencial respecto a los competidores.
Así fundamentan su ambición para consolidarse como líder en dermatología médica en Europa, de forma directa, y en Estados Unidos, acompañados por el gigante farmacéutico Lilly, con quien han desarrollado el tratamiento contra la dermatitis atópica. "Nuestra perspectiva de I+D y nuestros desarrollos son globales, con la aspiración de que cumplan la regulación europea y la americana, e incluso cuando estén más avanzados, evidentemente, los principales mercados de Asia", comenta Marc Soriano, responsable de Innovación de Almirall (R&D Project Portfolio and Partnership), en declaraciones a ON ECONOMIA.
Crecer y ser rentable
Esperan dar un salto cuantitativo y cualitativo que deberá traducirse en crecimiento y rentabilidad. Cabe observar que, para los próximos años, el grupo espera sacar rédito de los recursos destinados a investigación y desarrollo, que ha cifrado en 1.000 millones en los últimos 10 años y muy especialmente en los dos últimos, con más de 400 millones. Ello reportó la necesidad de realizar una ampliación de capital de 200 millones. Porque en la actualidad las ventas mejoran trimestre a trimestre, gracias a la división dermatológica, pero no ocurre lo mismo con los resultados netos. Una situación que esperan revertir en 2024, con un crecimiento de las ventas netas de un dígito alto y un resultado operativo de entre 175 y 190 millones de euros.
Todo ello, desde Barcelona, valoran desde la farmacéutica. Almirall está entre las 100 fábricas farmacéuticas en España y aspira a gozar de autonomía estratégica. “Disponemos y controlamos toda la cadena de valor –desde la investigación y la fabricación, hasta la comercialización–, de manera que podemos hacer frente a las situaciones adversas”, asegura Martín. Con esta filosofía, las inversiones no van únicamente destinadas a I+D, sino también a los procesos industriales, con recursos permanentes. “Para afrontar el crecimiento estamos trabajando en los planes de los próximos años”, manifiesta la directora general y destaca la apuesta es por talento; “por atraerlo, retenerlo y desarrollarlo”.
Almirall, su primer director farmacéutico
Licenciado en ingeniería industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya y MBA por la Stanford Graduate School of Business, Carlos Gallardo dice sentirse cómodo con sus amplias responsabilidades al frente de la farmacéutica que fundó su abuelo, Antonio Gallardo Carrera. Fue en 1943 cuando creó un laboratorio y, un año más tarde, junto al director farmacéutico Víctor Almirall Riu, sentó las raíces del negocio que aún conserva el nombre del dicho farmacéutico.
Un negocio que en 2023 alcanzó unas ventas netas de 895 millones de euros, con un fuerte peso de las ventas de fármacos para el tratamiento dermatológico en Europa. Una tendencia que se ha consolidado en 2024, con el lanzamiento de Ebglyss en los primeros mercados de Europa que generó 20,4 millones en los primeros nueve meses de 2024, un aumento trimestral del 34% en las ventas, mientras que Ilumetri -indicado para el tratamiento de la psoriasis- produjo unas ventas totales de 152,5 millones, con un crecimiento anual del 24,8%.
El negocio de su abuelo, en sus primeros años, se centró inicialmente en el lanzamiento de Recto-pulmor, un tratamiento balsámico que tuvo una larga comercialización. Y en la década de 1960, la empresa comienza a invertir en investigación y desarrollo, creando su propio laboratorio, y centrándose en el desarrollo de medicamentos antiácidos y antihistamínicos. Uno de sus primeros hitos fue un producto para el tratamiento pediátrico Ampipaido. En la década de 1970 lanza su primer medicamento original, un tratamiento para la dermatitis atópica.
Para la década de 1980, gracias a su “ambición”, también fue la primera compañía farmacéutica española que quiso convertirse en una multinacional, con un agresivo plan de internacionalización, que ya en aquella época le llevó a contar con una factoría en Francia.
En 1984 incorpora a su cartera de productos un producto que sustentará una gran parte de su crecimiento: Almax, un antiácido Almagato para aliviar el ardor de estómago que lideró el mercado en su segmento durante años.
La fusión con Prodesfarma dio músculo
Con más músculo empresarial, una expansión internacional amplia y la llegada de la segunda generación con Antonio y Jorge Gallardo tomando el mando del grupo, en 1997, Almirall protagonizó la única fusión entre empresas farmacéuticas españolas, con la compra de Prodesfarma, el grupo farmacéutico a Antonio Vila Casas -indudable mecenas de la cultural a través de la Fundación Privada Vila Casas, que creó en 1986- y Santiago Oller Daurella. La nueva firma Almirall Prodesfarma echó a andar con una alianza empresarial hasta que, en 2006, los hermanos Gallardo tomaron el control total de la compañía. En paralelo, Antonio Vila Casas vendió el laboratorio fitoterapéutico Diviser-Aquilea al también grupo familiar farmacéutico Uriach.
La misma ambición de seguir agrandando sus fronteras y su innovación comportó que, en el año 2000, fuera la primera compañía española con una planta de I+D en Estados Unidos para la comercialización de un tratamiento para la migraña. En 2006, abrió un nuevo centro de I+D en Barcelona, con más de 22.000 metros cuadrados.
La bolsa, recursos para crecer
Con el objetivo de obtener recursos para financiar su expansión, el 20 de junio de 2007 Almirall salió a bolsa en el mercado de valores español. El destino, su segunda gran operación tras la fusión con Prodesfarma: la adquisición de Hermal, la filial europea de prescripción especialista en dermatología del grupo alemán Reckitt Benckiser, por unos 376 millones de euros. Y, pocos meses más tarde, cerró la compra de una cartera de ocho productos - dos medicamentos dermatológicos y seis fármacos indicados para el tratamiento de enfermedades inflamatorias y gastrointestinales y del dolor- del grupo británico Shire Pharmaceuticals, por un total de 151 millones.
En 2015, el objetivo de compra fue Poli Group, una compañía farmacéutica especializada en enfermedades de las uñas, por un importe de 365 millones de euros.
Las primeras décadas del siglo XXI no fue únicamente una etapa para engordar la estructura con diversas compras, sino especialmente un periodo para dar un giro hacia la especialización en dermatología. Por ello, se zanjó un acuerdo con la británica AstraZeneca para transferirle los derechos de su negocio respiratorio, por un importe cercano a los 1.500 millones de euros.