Ana Botín, presidenta de Banco Santander, se solidarizó este lunes con Juan Roig, presidente de Mercadona, en la polémica desatada hace unos meses con motivo de los beneficios empresariales y la responsabilidad social. Dejó muy claro que “no hay conflicto en tener beneficios y ser socialmente responsables”.
Botín realizó esta proclama a preguntas de Sabina Fluxá, CEO del grupo turístico Iberostar, en el marco del Congreso de la Empresa Familiar que se celebra en Bilbao. Botín habló de los retos de Banco Santander y de las empresas en general sobre diversas cuestiones.
Geopolítica. “Estamos en un mundo cada vez más incierto y esto nos afecta a todos”. “La gran preocupación es la relación entre China y los Estados Unidos por las afectaciones sobre las cadenas de suministros”. Y también por los datos: “si tenemos negocios en China debemos aislar los datos que tenemos allí”, recomendó.
Empresa familiar. Recordó a Leopoldo Rodés como promotor del Instituto de la Empresa Familiar en 1992. Indicó que “Banco Santander tiene los valores de una empresa familiar aunque ya no lo sea”. Invierten en “cambiar” el banco para adaptarse.
Añadió que “la empresa es la empresa aunque sea familiar o cotice en bolsa”. Una y otra debe afrontar la “complejidad de la sucesión”: siempre he pensado en como preparar a la siguiente generación de líderes.
Cultura de empresa: Destacó la importancia de los “valores compartidos” y, en este campo, subrayó el liderazgo. Reconoció que a muchos de sus directivos les gusta visitar a las grandes compañías, pero que ella también va a las pequeñas empresas. “No hay cliente poco importante”.
Beneficios / responsabilidad social. A raíz de la polémica desatada meses atrás, Botín insistió en que “no hay conflicto en tener beneficios empresariales y ser socialmente responsable”. Precisó que “dar beneficios es sano, es la mayor manera de ayudar a la sociedad”. Puso “énfasis en donde ganamos dinero y a que lo dedicamos: un tercio va a pagar impuestos, otro tercio a dar crédito y otro tercio a los accionistas”.
Diversidad. Apostó por la diversidad en la empresa, de género, edad, de raza… e, incluso, de nivel educativo. “No todo el mundo debe tener títulos universitarios”, indicó. Precisó que “no creo en cuotas, pero, en igualdad de condiciones, hay que procurar conseguir una mayor diversidad”. Sobre la diversidad de género, afirmó que “hay un impuesto en la familia que pagamos las mujeres. Las mujeres somos mucho más modestas, confiamos menos en nosotras mismas: cuando una mujer se postula para un trabajo, tiene más del 100% de lo que se reclama, mientras que con los hombres a veces no alcanzan el 60%”.
Sostenibilidad: Cada vez que aparece una nueva tecnología, como la inteligencia artificial, se producen cambios. Auguró que, dentro de cinco o seis años, veremos un cambio radical en la sociedad por la tecnología y el cambio climático. “Mi mayor competidor va a ser Apple” y las tecnológicas. Reconoció que pierden clientes en favor de las nuevas plataformas financieras, aunque ya han tomado medidas: “Estamos dando pasos para construir una plataforma global abierta de servicios financieros. Es necesario transformarnos”.
Transición verde: “El planteamiento de ‘o somos verdes o somos marrones’, es un error”. Indicó que “esto crea un inventivo de financiar solo las renovables, cuando debemos financiar a todos, por ejemplo a Repsol en su transición”. Sin embargo, advirtió que “la transición hay que pagarla y el reto es quién la paga. Quién financiará la transición es el sector privado y, para ello, necesitará a los bancos”.