Las nuevas subidas de tipos de interés, la continua escalada del Euríbor, la creciente inflación y la desaceleración económica frenan a la banca española, que ya prevé dar menos hipotecas y créditos al consumo este 2023. Dado el contexto, el sector financiero anticipa que la morosidad subirá este año, así que advierte: cortará el grifo y prestará menos dinero que el año pasado a particulares y empresas, una práctica que empezó hace ya tres trimestres.
Las entidades cambiaron su política comercial en abril de 2022, justo cuando el Euríbor se tornó a positivo anticipando que los tipos de interés empezarían a subir. Los préstamos se encarecieron y lo han seguido haciendo hasta diciembre, como pone de relieve la última Encuesta sobre Préstamos Bancarios del Banco de España.
En esta Encuesta se destaca que el endurecimiento de los criterios para conceder préstamos “de forma generalizada en España y por tercer trimestre consecutivo” no solo ha reducido la oferta, también la demanda, pues endeudarse es cada mes más caro. La reducción de la oferta de crédito respondería al aumento de los riesgos percibidos por las entidades financieras, explica el Banco de España.
Principalmente por las malas previsiones macroeconómicas. El FMI, por ejemplo, pronostica que el PIB solo crecerá un 1,1% en España este 2023, la mitad de lo que anticipa el Gobierno español (2,1%). El Banco de España es algo más optimista y señala que crecerá un 1,3%. Pero esta no es la única razón, la banca también acusa el incremento de los costes de financiación, como consecuencia del proceso de normalización de la política monetaria.
Las cuatro subidas de tipos de interés han llevado el precio del dinero al 2,5% por lo que prestarlo ahora es mucho más caro que hace un año. También ha subido el Euríbor hasta el 3,3% en enero, lo que ha hecho que se disparen las hipotecas a tipo variable. Todos estos factores hacen que aumente el riesgo de impago y suba la morosidad. Por este motivo, la banca revela que los criterios de concesión de créditos a los hogares para adquirir una vivienda (las hipotecas) se volvieron a endurecer durante el cuarto trimestre de 2022.
De hecho, como ya explicamos en ON ECONOMIA, algunas entidades han duplicado el precio de las hipotecas y también han disparado el precio de los préstamos en la recta final del año. Las entidades reconocen abiertamente en esta Encuesta que las condiciones generales aplicadas a las hipotecas se han endurecido entre octubre y diciembre, y además lo han hecho por tercer trimestre consecutivo.
Principalmente, este endurecimiento se ha traducido en un aumento de los tipos de interés aplicados. De acuerdo con esto, la demanda de préstamos para adquirir una vivienda cayó en el último trimestre del año. Para el primer trimestre de 2023, las entidades financieras anticipan que la oferta seguirá endureciéndose, aunque de forma moderada, mientras que la demanda volverá a descender a un ritmo similar al observado entre octubre y diciembre.
En los créditos al consumo ocurre lo mismo. La demanda de los hogares para consumo y otros fines se redujo en el cuarto trimestre de 2022 sobre todo por la menor confianza de los consumidores, por el impacto negativo asociado al incremento de los tipos de interés y también, aunque en menor medida, por el mayor uso de otros recursos para financiar estas compras. De la misma forma, las entidades financieras prevén que entre enero y marzo haya una nueva contracción tanto de la oferta como de la demanda.
Las previsiones de los bancos españoles en hipotecas y créditos son similares a la de los bancos europeos, las entidades de las dos áreas esperan que se produzca, de nuevo, una contracción generalizada de la oferta y de la demanda de crédito, en un contexto de elevada incertidumbre sobre la evolución macroeconómica, elevada inflación y en el que se espera que continúe el proceso de normalización de la política monetaria.
De hecho, la previsión es que esta misma semana el Banco Central Europeo vuelva a subir los tipos de interés. Previsiblemente en otro 0,5%, desde el 2,5% actual hasta el 3%. Y en este contexto, a la banca española le preocupa sobre todo que pueda subir la morosidad, la cual se ha mantenido en niveles históricamente bajos durante 2022. En noviembre -último del que hay datos disponibles- la tasa de morosidad de la banca española volvió a bajar hasta el 3,68%, la tasa más baja desde diciembre de 2008.
Sin embargo, sí subió la morosidad de las entidades y filiales que financian créditos al consumo, aquí la ratio pasó del 6,35% de octubre al 6,37% en noviembre, con un volumen de dudosos de 2.831 millones, por encima de los 2.762 millones del mes anterior. “La evolución de la ratio de morosidad habría propiciado un cierto endurecimiento de la oferta en España, mientras que en Europa el impacto habría sido mucho más reducido”, destaca el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos.
Las entidades señalan en la Encuesta que, durante el segundo semestre de 2022, la evolución de la ratio de dudosos ya propició un leve endurecimiento de los criterios de concesión en los créditos a hogares para consumo y otros fines, y de las condiciones aplicadas a los nuevos préstamos en todos los segmentos. Ello se explicaría tanto por los mayores costes de capital y de las operaciones de saneamiento como por el impacto de los requerimientos regulatorios, de la mayor percepción de riesgos y de la menor tolerancia a ellos por parte de algunas entidades financieras.
Para el primer semestre de 2023 - de enero a junio- las entidades anticipan que la evolución de la morosidad podría favorecer nuevamente un cierto endurecimiento generalizado de la oferta de crédito.