Los bancos que financien actividades industriales abocadas a desaparecer como consecuencia de la regulación impuesta para alcanzar la neutralidad climática en la Unión Europea 2050 tendrán que realizar provisiones adicionales. Así lo ha advertido el presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por su nombre en inglés), José Manuel Campa, con relación a los cambios regulatorios en los que trabaja el supervisor para procurar una correcta gestión del riesgo climático por parte de las entidades financieras europeas.
En ese sentido, la AEB ya está recopilando información de las entidades financieras europeas sobre su gestión del riesgo climático con vistas a comenzar a realizar los primeros test de estrés climáticos a partir de la próxima primavera. El Banco Central Europeo (BCE) ya llevó a cabo el año pasado un análisis cualitativo de la gestión del cambio climático por parte de las entidades financieras que, según Campa, permitió observar que "se hacen cosas, pero ni se hace todo lo que se debe hacer, ni todo lo que se hace, se hace bien". "Los resultados del BCE para las entidades grandes demuestran que muchas entidades financieras están haciendo algo, pero muchas están haciendo poco", destaca Campa.
El presidente de la EBA ha realizado esta valoración durante su participación en la XI Jornada sobre el Sector Bancario Español, organizada por el Institut Valencià de Finances (IVF) y el Ivie, en la que Campa ha analizado el papel de la banca en la transformación hacia una economía más sostenible.
La importancia de tener una estrategia
En este foro, Campa ha subrayado la importancia de que los bancos europeos tengan una estrategia para afrontar el reto del cambio climático y puedan ser aliados imprescindibles en la economía europea para alcanzar el objetivo de reducción del 55% de las emisiones en 2055. Esa estrategia de gestión del riesgo climático que José Manuel Campa considera que han de tener todos los bancos requiere, en primer lugar, saber dónde están posicionados, establecer qué tipo de riesgo y a qué plazo quieren tener en el futuro y, en tercer lugar, una labor interna de cómo van a gestionar este riesgo. "Lo veo como un arma competitiva clara; si al final una entidad que se dedica a gestionar riesgos se enfrenta a un riesgo y es capaz de gestionarlo mejor porque establece los métodos adecuados, esto se convierte en una ventaja competitiva. Para mí eso significa mejorar la medición, la capacidad de modelización, tanto en escenarios centrales como en escenarios adversos, y tener comités de riesgos específicos", ha señalado.
Sobre los cambios regulatorios en los que trabaja el supervisor europeo para gestionar el riesgo "metodológico", Campa ha puesto como ejemplo a la industria del automóvil. "Si existe un compromiso legal de que a partir de cierto año no se pueden vender coches con motores de combustión, los bancos que tengan relaciones con empresas que producen ese tipo de productos con vencimientos o madurez más largos que el compromiso legal, eso lo van a tener que provisionar porque de acuerdo con la ley esa actividad no se va a poder producir y esa empresa no va a generar ningún flujo para pagar esa obligación con lo cual esa obligación vale cero", ha advertido el presidente de la EBA, quien ha concretado que este es uno de los mecanismos que se están introduciendo ya en la legislación.
En su conferencia, titulada ¿Debemos financiar la transición hacia la sostenibilidad? ¿Cuál es el papel de la normativa bancaria?, Campa ha explicado la hoja de ruta de la EBA sobre financiación sostenible, que integra consideraciones relativas al riesgo climático, en particular, y aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Esta hoja de ruta contempla las iniciativas y acciones de la EBA a través de diversos elementos de la regulación bancaria, como los requisitos de capital, la gestión y supervisión de riesgos, las pruebas de resistencia y la divulgación de información, de cara al cambio climático y en apoyo de los objetivos de sostenibilidad de la UE.
Para el presidente de la EBA el papel de la banca en la transformación hacia la economía sostenible no se limita a la financiación de proyectos medioambientales, pero, especialmente, al análisis de los riesgos de las operaciones. En ese sentido, ha explicado que la política industrial climática debe ser la encargada de generar los incentivos necesarios para que surjan proyectos rentables y atractivos para la financiación.
La jornada, celebrada este jueves en la sede del IVF en València, ha contado también con la participación del Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie, y del director del IVF, Manuel Illueca.