Barnaclínic, el brazo de sanidad privada del Hospital Clínic de Barcelona, facturó el año pasado 16,1 millones de euros, un 3,44% más que en el ejercicio anterior, pero sin alcanzar el récord de 17 millones conseguido en 2019, antes de la pandemia. Un tercio de sus ingresos proceden de pacientes extranjeros, del llamado turismo médico.
Según las cuentas que acaba de depositar en el Registro Mercantil, esta clínica privada mejoró los resultados el pasado año precisamente gracias a los pacientes internacionales, con los que ingresó más de 4 millones de euros, con un incremento del 20%, porque la facturación a los nacionales retrocedió hasta los 12 millones, un 2,5% menos.
Barnaclínic mantuvo durante años una tendencia al alza de los ingresos hasta que, en 2020, las restricciones a la movilidad impuestas durante la fase más dura de la pandemia les dejó sin clientes extranjeros y sin buena parte de los nacionales. La facturación bajó hasta 12,6 millones de euros. Y eso que el Hospital Clínic, su propietario, les auxilió con un “contrato de emergencia” para que les prestara servicios asistenciales.
Las cuentas siempre han arrojado beneficios aunque escasos. El año pasado, de solo 22.500 euros y, en el anterior, no llegaron a los 48.000. En realidad, más que obtener ganancias para la empresa, los busca para sus profesionales médicos, muchos de los cuales compaginan la sanidad privada en Barnaclínic con la pública en el Hospital Clínic. Desde esta última institución siempre han argumentado que así “retienen talento”.
Una clínica privada dentro de un hospital público
La relación entre el Hospital Clínic (una corporación pública controlada por la Generalitat) y Barnaclínic (una sociedad anónima propiedad del Hospital Clínic) ha generado controversia política y ciudadana. Y uno de los motivos es que Barnaclínic sigue atendiendo a sus pacientes privados en una de las plantas de un centro público de referencia como es el Hospital Clínic.
En 2013, la Asociación Catalana de Entidades de Salud (ACES), la patronal de las clínicas privadas, denunció Barnaclínic ante los juzgados mercantiles por supuesta competencia desleal. Consideraban que se aprovechaba de medios materiales y humanos de la sanidad pública para un negocio de sanidad privada. Sin embargo, su demanda fue desestimada. Como represalia, las mutuas Asistencia Sanitaria Colegial y Asisa, adheridas a ACES, dejaron de enviarle pacientes.
El 2017, un informe de la Sindicatura de Comptes advirtió de que “no existe un marco jurídico que ampare la prestación de asistencia sanitaria privada por parte de centros públicos con medios personales y materiales de estos”. El entonces consejero de Salud, Toni Comín, conminó a Barnaclínic a cambiar la figura empresarial (de SA a fundación) y a abandonar el recinto de un hospital público. Incluso se creó una comisión bipartita para estudiarlo. Recientemente, a raíz de la incorporación de la Clínica Platón en el grupo Hospital Clínic se especuló con el traslado de Barnaclínic a aquellas instalaciones, pero se descartó.
Barnaclínic continua con su actividad privada ajena a estas polémicas. Según el informe de gestión de 2022, la mayor parte de sus ingresos proceden del área de hospitalización, con la que obtuvieron 10,5 millones de euros, un 5,8% más que en 2021. En cambio, el mayor descenso se registró en el área de fecundación in vitro, con un 19% menos, que atribuyen al hecho de que “el sistema público ha destinado más recursos a esta actividad”.
Sobre el ciberataque sufrido por el Hospital Clínic en marzo pasado, indican que no afectó a la información médica sobre pacientes de la clínica privada, ni sobre sus datos económicos o financieros.
Este informe está firmado por el doctor Josep Campistol, que compagina los cargos de presidente del consejo de administración de la privada Barnaclínic con el de director general del público Hospital Clínic de Barcelona.