La energía verde y no contaminante de las baterías de sal va ganando terreno, lentamente, por sus especificaciones, que la hacen más aconsejable para lugares con temperaturas extremas u otras con dificultades para conectarse a una red de suministro convencional. En España, la compañía Salt & Sun Energy ha iniciado un proyecto de autoconsumo para una casa residencial en la Comunidad de Madrid que servirá de base para testear cómo desarrollar una infraestructura energética que suministre a una urbanización de viviendas que esté desconectada de la red eléctrica convencional a través de un sistema de generación fotovoltaica autónomo (off grid). Para el proyecto, Salt & Sun Energy instalará las baterías de sal del fabricante italiano Universal Nature Energy (UNE), del que es su distribuidor en exclusiva para España y Portugal, un mercado en el cual la firma italiana quiere expandirse.

La experiencia con más de 14 años en el mercado que tiene UNE en Italia y países como Alemania, avala el proyecto. UNE es el artífice de que 120 casas y el mercado municipal de Gitaza, a 30 km de Buyumbura (Burundi) tengan refrigeradores que funcionan sin necesidad de una red eléctrica, “están completamente fuera de la red y mantienen el suministro de los aparatos de refrigeración de todo el mercado”, explica Marco Fronda, socio fundador y director general de Salt & Sun Energy, una compañía establecida en Barcelona, desde hace poco más de un año, fundada con el objetivo de lograr la independencia energética de la red pública. El grupo italiano también ha desarrollado proyectos para refugios de alta montaña, para navieras, colegios, centros de datos, la industria de defensa… “Su aplicación va ganando terreno”. “La batería de sal no sufre con las temperaturas extremas, el litio sí porque si lo mueves de 22 grados empieza a desestabilizarse; en cambio, la sal funciona desde menos 20 grados a más 60 grados”, especifica Fronda. Además, su vida útil es de 20 años, según asegura, mientras que el litio no pasa de los 10 años.

Fronda expone que “la batería de sal funciona muy bien para emplazamientos estáticos y es la solución perfecta para el suministro de energía en casas y empresas y, además, la más aconsejable para industrias con zonas ATEX - zona donde existe un riesgo de explosión debido a la presencia de atmósferas potencialmente explosivas- como la química, la farmacia, las refinerías, el tratamiento de residuos”. Apunta que, a la larga, con el avance de la tecnología, también se demostrará válida para la movilidad y hace referencia a la experiencia del grupo Volkswagen, a través de su participada china JAC Motors, con la marca Yiwei, que ha lanzado con prototipo de vehículo impulsado con baterías de sodio.

En Salt & Sun Energy se venden “sistemas de almacenamiento, no únicamente baterías, porque se precisa disponer de una instalación fotovoltaica que genera la energía continua, que hay que transformarla con los inversores, que hemos desarrollado con tecnología propia y también comercializamos, porque los que se encuentran con facilidad en el mercado son preferentemente para baterías de litio”, manifiesta Francesco Cirrincione, cofundador y responsable comercial de la compañía. No obstante, el sistema también es óptimo si está conectado a la red eléctrica (on grid), y también beneficia a fomentar las energías renovables. Desde Salt & Sun Energy advierten de uno de los problemas del crecimiento del sector fotovoltaico en España: cada municipio tiene establecidas sus regulaciones. A pesar de ello, en España el desarrollo es óptimo, añade.

Sobre todo, en el caso de las industrias, Fronda advierte que cuando no se genera la energía para autoconsumo, a veces, no se puede verter a la red y o se comparte con otros usuarios, o se desperdicia. Es entonces cuando “entran en juego las baterías”. Según asegura, encima de su mesa de trabajo “hay varios proyectos para implementar el sistema en viviendas e industrias, que se concretarán en los próximos meses”.

Se trata de un sistema de almacenamiento dotado con una superpotente batería de sal recargable y una interesante alternativa, que utiliza al máximo todas las posibilidades de la energía natural y es totalmente respetuosa con el medioambiente, además de segura, sencilla, sostenible y presentar una alta autonomía a largo plazo, aseguran los socios de Salt & Sun Energy. Las baterías de sal son “una tecnología que se descubrió y patentó en 1985, en Sudáfrica, que llegó a manos de los americanos y, al cabo de 20 años, sin ser capaces de estabilizar el funcionamiento de las baterías, se quedó en un cajón, hasta que se vendió a unos alemanes; y pasaron otros 20 años sin avances”, explican estos dos socios. Fue entonces cuando en Italia un grupo de emprendedores compraron la patente y desarrollaron la tecnología necesaria para estabilizar las cargas de las baterías.

Cirrincione y Fronda comentan que el hándicap de estas baterías es que para funcionar deben calentarse hasta 260 grados, “pero una vez se consigue, al cabo de 12 o 14 horas, la recarga es muy fácil y permanente durante mucho tiempo, porque cuánto más trabaja, más rinde”.

Uno de los valores competitivos de las baterías de sal es que su materia prima, la sal, se encuentra en tres cuartas partes del mundo y su extracción no es tan contaminante como ocurre con la obtención de litio.

MF+FC 7  (baja) (1)
Marco Fronda y Francesco Cirrincione, socios fundadores de Salt & Sun Energy

Reacondicionamiento

Respecto a su potencia, sus defensores comentan que una instalación de sal es suficiente para el autoconsumo residencial promedio de entre 5 a 6,5 kilovatios y se puede llegar a los 10,2 kilovatios para una industria de tamaño medio. “Pero la capacidad no es un problema, porque son módulos o celdas apilables”, explican, llegando a los 100 kilovatios.

La gestión que realiza UNE permite que con la batería dividida en 5 grupos de celdas, en caso de rotura de hasta 2 grupos, estos se autoexcluirán, permitiendo que el sistema siga utilizando la capacidad restante de la batería. Los grupos de celdas son reemplazables y regenerables, “fomentando la economía circular”. Además, los sistemas y todos sus componentes son 100% ecológicos y reciclables, la batería no entra en la categoría de residuo especial, por lo que basta con llevarla al vertedero donde se considerará como residuo electrónico normal.