El grupo químico y farmacéutico alemán Bayer perdió 1.887 millones de euros entre abril y junio, multiplicando por seis los números rojos del mismo periodo de 2022, por lo cual el cierre del primer semestre de este año ha reflejado un beneficio neto semestral de 291 millones, un 90,3% de caída respecto a las ganancias de 2.993 millones del mismo periodo de 2022. Las cifras confirman la tendencia bajista que la multinacional ha registrado desde enero y revalidan la revisión a la baja de sus perspectivas anuales. La farmacéutica de Leverkusen anunció recientemente que prevé una facturación de entre 48.500 y 49.500 millones de euros en 2023 (antes entre 51.000 y 52.000 millones de euros). Asimismo, pronostica un beneficio operativo bruto (Ebitda) antes de extraordinarios de entre 11.300 y 11.800 millones de euros (antes entre 12.500 y 13.000 millones de euros).
Bayer informó este martes que la facturación aumentó en el primer semestre hasta 25.433 millones de euros (un descenso del 7,4 % o del 4,5 % descontados los efectos de los tipos de cambio y los efectos de cartera). Destacó el descenso del 11% de la facturación del negocio agrícola (CropScience), hasta 13.275 millones, a la par que el área farmacéutica, que disminuyó un 5,1% sus ventas, hasta 8.964 millones. El negocio de medicamentos sin receta, por su lado, facturó un 1% más, hasta 3.039 millones. El beneficio operativo empeoró en el primer semestre hasta 2.017 millones de euros (un negativo 54%). De este modo, el resultado bruto de explotación (Ebitda) ajustado hasta junio de la compañía alemana alcanzó los 6.998 millones de euros, lo que supone un descenso del 18,6% respecto contabilizado en el mismo periodo del ejercicio anterior, cuando se situó en 8.600 millones.
Bayer sufrió en el segundo trimestre una pérdida neta de 1.887 millones de euros (pérdida de 298 millones de euros un año antes) por los números rojos en la división de fitosanitarios CropScience (pérdida operativa de 2.207 millones de euros en el segundo trimestre), tras la caída de los volúmenes y de los precios de sus herbicidas a base de glifosato. Este tipo de herbicidas eran uno de los productos más vendidos por Monsanto (bajo la marca Roundup), el grupo que Bayer adquirió a mediados de 2018 y sobre el que pesan innumerables demandas judiciales en Estados Unidos por ser considerado un producto probablemente cancerígeno, según el CIRC (Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer), una rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El descenso de las ventas en Estados Unidos, pero también en Latinoamérica, así como Europa, Oriente Medio y África, redujeron el volumen de negocios de los herbicidas del grupo Bayer en un 45,6% en el segundo trimestre de este año.