Los analistas tienen claro que los bancos turcos ganarán menos dinero este año si Erdogan vuelve a ganar las elecciones el próximo domingo 14 de mayo, pues entienden que el Gobierno forzará a los bancos a abandonar los activos en dólares estadounidenses a favor de la lira. Y en este sentido apuntan a que la entidad privada más castigada será Garanti Bank, la filial de BBVA, que ya ha sufrido en sus resultados el azote de la inflación y del terremoto que asoló al país el pasado mes de febrero.
Turquía aportó a las cuentas de BBVA un resultado de 277 millones de euros durante el primer trimestre de 2023 que compara muy positivamente con las pérdidas de 76 millones de euros del mismo trimestre de 2022. Pese a que vuelve a ganar dinero, el resultado sigue siendo más bajo del que le corresponde porque recoge el impacto de la contabilidad por hiperinflación que el banco aplica en Turquía desde el año pasado, según reconoce en sus cuentas.
Las cuentas de Garanti se han visto impactadas este año también por el terremoto. BBVA ha revisado la clasificación de los créditos en las cinco ciudades más afectadas, lo que le ha llevado a reclasificar como stage 2 (saldos dudosos) unos 518 millones de euros de saldos en balance y otros 682 millones de euros de saldos fuera de balance, lo que ha tenido un cargo en sus resultados de 58 millones de euros.
A este escenario, que es más complejo de lo habitual, se suma ahora la intensa campaña de desdolarización del gobierno turco, que además está presionando a la baja la rentabilidad de las entidades en 2023, según un análisis de riesgo bancario realizado por S&P Global Market Intelligence, donde se recuerda que las condiciones se endurecieron aún más en abril, con nuevas obligaciones para comprar bonos del gobierno en moneda local y mayores requisitos de reserva para depósitos en moneda extranjera.
“La desdolarización en los bancos forma parte de las políticas del presidente Erdogan para enfriar la alta inflación, al tiempo que baja los tipos de interés (lo contrario que hace el Banco Central Europeo), hace de la lira el único medio de cambio en las transacciones comerciales nacionales. Las políticas populistas han alimentado el colapso de la moneda, además de presionar los beneficios de los bancos, y la campaña podría conducir a restricciones aún más estrictas si el Partido AK de Erdogan prevalece en las próximas elecciones”, advierten.
En concreto, una victoria de Erdogan podría dejar al sector bancario "en su actual estado de limbo más tiempo del esperado" y estos desafíos significan que los ingresos de Garanti Bank, propiedad de BBVA, probablemente caerán un 18%, hasta los 44.150 millones de liras este año. Se trata del banco privado que más sufriría. Entre los bancos públicos, los analistas estiman que VakıfBank tendría una caída del 33% y Halkbank del 15%.
Sin embargo, los bancos públicos están más respaldados porque están recibiendo inyecciones de capital por parte del gobierno para apoyar sus estrategias de crecimiento, lo que crea una "dinámica competitiva desfavorable" con el resto del sistema bancario, destacan. El gobierno turco pretende aumentar hasta el 65% el porcentaje de depósitos en liras turcas en el sistema bancario durante el primer semestre del año.
Pero a finales de marzo, según datos de Bloomberg, solo el 59,2% estaban en esta moneda a pesar de que los bancos aumentaron significativamente los depósitos en liras durante 2022. Por ello, los analistas estiman que los bancos deben comprar un 7% más de bonos gubernamentales adicionales en moneda local si menos del 60% de sus depósitos totales están en liras.
BBVA explica en su último informe financiero que entre en el inicio de año se aceleró el crecimiento de los depósitos en liras turcas en un 138% mientras que los depósitos en dólares crecieron mucho más lentamente (un 23%), reduciendo la dolarización hasta el 29% a finales de febrero versus el 49% de un año antes, impulsado por las medidas regulatorias anunciadas a lo largo del año para fomentar el crecimiento de depósitos en lira turca.
El banco que preside Carlos Torres también avisa en sus cuentas de la incertidumbre con la que convive en el país. “La evolución futura de la inflación (que está al 50%), en particular, y de la economía, en general, dependerá, entre otros factores, de las políticas implementadas tras las elecciones generales anunciadas para mayo. Asimismo, el entorno económico es altamente inestable, dada la combinación de una elevada inflación, unos tipos de interés reales muy negativos, la incertidumbre sobre la política económica, la presión sobre la lira turca, las elevadas necesidades de financiación externa y el actual contexto global y regional”.