El Banco de España advierte a BBVA de más riesgos al alza el Turquía, donde el banco está presente a través de su filial Garanti, de la que controla casi el 90% del capital. El supervisor advierte principalmente de la inflación, que volverá a subir este año hasta el 50%, pero también pone de relieve su inquietud con la nueva caída de la lira turca, la política monetaria de su Banco Central, el elevado precio de la vivienda o la desaceleración de la economía.
El organismo que dirige Pablo Hernández de Cos recuerda que el informe sobre la situación macrofinanciera de Turquía se realiza cada año porque el Banco de España identifica a este país como “material” para el sistema bancario español “debido principalmente a las exposiciones crediticias del grupo BBVA”, que es el segundo mayor banco privado turco y el quinto del país si se incluyen también los públicos.
La característica más destacada de la economía turca, según el BdE, sigue siendo “su muy elevada inflación”. Tras alcanzar un máximo del 85% en octubre del año pasado, se ha reducido de forma significativa hasta situarse en el 39,6% el pasado mes de mayo. Pero todavía sigue muy lejos del objetivo fijado por el Banco Central de Turquía a medio plazo, que es del 5%.
Lo peor es que las expectativas de inflación siguen situadas en tasas muy elevadas y fuera del rango objetivo a medio y largo plazo. De hecho, los principales organismos internacionales esperan que la caída de la inflación observada en los últimos meses se ralentice en los próximos dos años o incluso se frene, situándose entre el 45% y el 50% este 2023 y entre el 35% y el 40% en 2024, según el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Principalmente por el anunciado aumento del 36% de la pensión mínima para mediados de año o un nuevo aumento del salario mínimo del 45% en julio. Pese a la elevada inflación, la política monetaria del país sigue siendo muy expansiva, pues el Banco Central de Turquía volvió a recortar en febrero los tipos de interés, lo que hace que estén “en terreno muy negativo”.
Esta política “contrasta con lo observado en otras economías emergentes”, destaca el supervisor bancario, ya que en México o Brasil se ha hecho lo contrario, subir los tipos para bajar la inflación. El elevado nivel de precios que hay en Turquía está haciendo daño a las cuentas de BBVA. El BdE recuerda aquí que, desde el 1 de enero de 2022, el banco aplica una contabilidad de hiperinflación que está reportando un efecto negativo en el resultado del grupo bancario de 493 millones de euros en el primer trimestre y 2.073 millones en el conjunto de 2022.
La inflación no es un problema aislado, el informe resalta otros riesgos al alza, como la nueva caída de la lira turca. Desde el verano de 2022, los mercados financieros de Turquía venían registrando un comportamiento más estable y la divisa turca, por ejemplo, se había depreciado tan solo un 5% frente al dólar entre enero y mayo del 2023, tras perder un 50% de su valor entre septiembre de 2021 y junio de 2022.
Sin embargo, en las últimas semanas la lira ha vuelto a depreciarse nuevamente con motivo de las elecciones celebradas a finales de mayo y de los resultados de estas. El anuncio de posibles cambios en las políticas económicas por parte del nuevo ministro de Finanzas, aún por definir, han hundido de nuevo la moneda.
En cuanto a los precios de la vivienda, el Banco de España indica que se ha moderado “algo” su ritmo de avance, sin embargo, siguen creciendo a tasas muy elevadas, superiores a la inflación. Hasta marzo, la subida era del 133% respecto al año anterior. La vivienda se ha convertido en un activo refugio frente a la inflación y además, en Turquía, las compras se han realizado sin hipotecas, en torno a un 80% del total en el primer trimestre, lo que ha disparado el precio, aunque también influyen otros factores como el aumento de los costes de construcción y la ralentización en la oferta de viviendas.
Asimismo, la evolución de la economía turca tampoco es muy alentadora, pues mostró una desaceleración en la segunda mitad del año pasado que ha continuado en el primer trimestre de 2023, principalmente por una “fuerte” desaceleración de la inversión y la contribución negativa de las exportaciones. A futuro, se espera que este crecimiento “moderado” de la actividad se prolongue en los próximos trimestres y que además influyan las disrupciones causadas por el terremoto que asoló al país a principios de año.
El impacto del terremoto en el PIB de 2023 será de unas ocho décimas, de acuerdo con las estimaciones del FMI, mientras que el gasto en reconstrucción elevaría el PIB en 2024 en unas seis décimas. En este contexto, el FMI prevé una desaceleración del PIB de Turquía desde el 5,6% en 2022 hasta el 2,5% en 2023, más de la mitad, para repuntar en 2024 hasta el 3,5%.