A causa del calentamiento del planeta y el consiguiente aumento de las temperaturas, se ha disparado la demanda turística hacia destinos fríos como Escocia, Finlandia, Suecia y Noruega, pero también hacia las mucho más fríos de Groenlandia e, incluso, de los mares helados de Polo Norte. Pero, para acceder al llamado polo geográfico, los occidentales –norteamericanos y europeos– lo tienen más complicado que nunca por las medidas de bloqueo económico a Rusia, que hasta ahora ha dominado la logística en esta área. Algunas agencias turísticas han encontrado la manera de prescindir de los rusos, si bien sus expediciones no son baratas.
José Naranjo, director de Mundo Ártico, una agencia especializada de San Sebastián de los Reyes (Madrid), recuerda a ON ECONOMIA que las sanciones a Rusia, a raíz de la guerra en Ucrania, han dificultado el acceso al área del polo norte geográfico, pero no lo han imposibilitado. Todavía se puede llegar, sin utilizar la logística rusa, desde Canadá y las islas noruegas de Svalbard con pequeños aviones adaptados, pero a un precio que puede alcanzar en la actualidad el medio millón de euros por persona.
Una agencia de Barcelona, Bru & Bru, está comercializando expediciones turísticas al Polo Norte con un dirigible que se elevará desde las islas Svalbard, si bien los pasajeros aún deberán esperar dos años porque los primeros viajes se han programado para otoño de 2026. Pau Ferrer, director de marketing de la agencia, apunta que los precios actuales por cabina se sitúan en unos 200.000 dólares (185.000 euros). Esta aeronave dispondrá de ocho camarotes dobles con capacidad para 16 personas.
La empresa sueca OceanSky Cruises es la encargada de poner en funcionamiento este dirigible, llamado Airlander, que definen como una mezcla de nave, avión y helicóptero. Su velocidad de crucero alcanza los 90 kilómetros por hora. Calculan que el trayecto turístico por el Polo Norte durará 36 horas.
La agencia barcelonesa que comercializa los viajes del Airlander subraya su seguridad, exclusividad y sostenibilidad. Aseguran que no deja huella ecológica porque es posible "visitar el Ártico sin dejar marcas en la nieve ni interferencias en la naturaleza".
Ana Bru Viñeta, propietaria de Bru & Bru, es accionista de OceanSky Cruises. En la página web de su agencia, afirma que será "la primera mujer española en viajar al Polo Norte como aeronauta, en un vehículo aéreo híbrido". Su agencia también ofrece otras rutas por el Ártico y por la Antártida, en el polo opuesto. En la publicidad subrayan que "nunca antes en toda la historia de la humanidad el Ártico y la Antártida habían sido tan accesibles". Añaden que siguen siendo destinos "salvajes", pero que, "por primera vez, cualquier persona puede ir con total seguridad, sin importar edad o condición física". Sin embargo, se trata de destinos con precios elevadísimos.
El Airlander no será el primer zepelino en sobrevolar el Polo Norte porque el aventurero noruego Roald Amundsen ya lo hizo en 1926, hace casi un siglo, a bordo del Norge, pero este dirigible no tenía las comodidades ni la seguridad de las actuales aeronaves.
La consultora Grand View Reseach, con sede en San Francisco (California), mantiene que el mercado del turismo de aventura de 2022 se habrá triplicado en 2030. Este turismo de aventura incluye los viajes a áreas heladas y otras localizaciones lejanas, pero aunque estos turistas busquen experiencias extremas, huyen del riesgo y exigen seguridad, y pagan por ello.
Algunos medios económicos estadounidenses, como Morning Brew, se han hecho eco del fenómeno en auge de los coolcation, las localizaciones turísticas frías o muy frías, pero se pregunta en qué medida el aumento de turistas en zonas como el Ártico puede contribuir al problema climático.