El estudio de arquitectura BTA busca oportunidades inmobiliarias en España para reproducir su modelo de desarrollo arquitectónico de residencias asistidas para personas mayores, basado en la distribución interior de los espacios en unidades de convivencia, que "hacen más efectiva la atención a las personas y les proporcionan un entorno familiar y personalizado". Es un diseño de centros de atención centrada en la persona (ACP) para gente mayor que ya se han hecho un hueco en el segmento residencial de Catalunya y las islas Baleares y que BTA Arquitectura quiere extender al resto del territorio español. Por ello, el despacho que dirige Marc Trepat se ha presentado junto a un promotor privado al concurso público del gobierno de Asturias para la construcción de 29 viviendas de protección oficial destinadas a alquiler asequible para personas mayores en el emblemático edificio de La Malatería, en el barrio de San Lázaro de Oviedo, que incluye la rehabilitación del inmueble que lleva 13 años cerrado y su ampliación para disponer de 70 plazas en régimen de residencia para personas mayores. También han echado un vistazo a una reforma, casi integral, de un centro residencial de Cruz Roja en Cádiz.
Es un buen momento para iniciar la expansión, asegura Marc Trepat, porque "no hay discusión sobre el modelo de unidades de convivencia como el mejor diseño de espacios para la asistencia a los mayores" y más cuando el sector está en crecimiento en España. En el proyecto de Oviedo coincide además que hay de por medio la rehabilitación de un inmueble emblemático para la ciudad y el equipo de profesionales de BTA Arquitectura también está especializado en esta disciplina. Entre sus proyectos más destacados cuenta con el "meticuloso trabajo" que se ha realizado para la restauración del Hivernacle de la Ciutadella, en Barcelona, liderado por la tercera socia del despacho, Marta Urbiola, arquitecta y especializada en rehabilitación patrimonial.
El encargo de esta rehabilitación, que culminó en 2023 y otros proyectos residenciales, convirtió "el pasado año en un ejercicio extraordinario, con una facturación a 1,2 millones de euros para BTA Arquitectura". Un negocio que podría igualarse en 2024 si tenemos en cuenta los proyectos que están redactando de la nueva residencia para la Fundación Vallparadís en Esplugues de Llobregat y una residencia en Palma de Mallorca para Grup Colisée. La facturación promedio que iba registrando su despacho en los últimos años se acercaba a los 800.000 euros.
"Fusionar la arquitectura con propósito e impacto social y la rehabilitación para crear soluciones únicas e innovadoras" es uno de los propósitos del despacho, que coincide con la entrada de la segunda generación de la familia Trepat que ha incorporado al también arquitecto Marc-Roma Trepat como socio de la compañía. Hasta el punto de barajar la expansión internacional, no en vano, su modelo es una innovadora evolución de los espacios para personas mayores que existen en los países del norte de Europa, en los que se inspiró Marc Trepat, socio director de BTA. "He viajado a diferentes países donde los modelos asistenciales están diseñados para poder trabajar con las mejores prácticas y donde se aplica la atención centrada en la persona de forma más eficaz", insiste este arquitecto, que desarrolló parte de su trayectoria profesional en el servicio de inspección del departamento de Bienestar Social de la Generalitat de Catalunya entre 1993 y 1997.
Actualmente, en la carpeta de proyectos realizados por el despacho hay una veintena de residencias repartidas por Catalunya y las Baleares, desde la primera apertura en Sant Adrià del Besòs (Barcelona). Son complejos residenciales amplios, algunos con más de 5.000 metros cuadrados de superficie y capacidad para un centenar de personas, porque "las unidades de convivencia replican los espacios de una vivienda, para el mejor confort de los residentes y facilitar la atención asistencial que se precise, y después hay las zonas para socializar, porque tenemos que combatir la soledad, el aburrimiento y la sensación de sentirse arrinconado", considera Trepat.
El arquitecto recuerda que el envejecimiento de la población es uno de los principales problemas de la sociedad y de las administraciones, porque "el modelo se comparte, pero falta saber cómo se financiará", advierte. A fecha de hoy, la población mayor de 65 años representa el 20% de la población española y se prevé que en 2030 alcance el 30%. Esto es un aumento del 50%. Por los tanto, en 2030, se necesitarán unas 700.000 plazas de residencia para gente mayor "si no ponemos remedio a la dependencia". De hecho, el déficit asistencial ya es una realidad: faltan aproximadamente unas 75.000 plazas, porque hay unas 393.500 plazas que viene a ser un 4,2% de las personas mayores de 65 años, una proporción baja teniendo en cuenta que el criterio habitual es disponer de 5 plazas de residencia asistida por cada 100 personas mayores de 65 años.
Un proyecto que 'va más allá'
De la misma carpeta de trabajo del equipo de BTA salió el diseño "del que será un proyecto que va más allá", porque se trata de una residencia para familias con personas discapacitadas intelectuales. El Ayuntamiento de Calafell ha cedido los terrenos a la Fundació Santa Teresa para edificar una residencia para personas mayores que ya no puedan valerse en una vivienda particular y que tengan a su cargo un adulto discapacitado intelectual, para "evitar su separación". En su conjunto, el complejo requerirá una inversión de 13 millones de euros, que se financiarán por varias vías. Por un lado, los fondos europeos Next Generation aportarán 5 millones. La Generalitat pondrá unos 4 millones. Por último, la Fundación Santa Teresa invertirá 4,3 millones.
La Sínia, situada en Calafell, es una obra que realiza la empresa constructora Certis. Tendrá las unidades de convivencia más pequeñas de España y de Europa, distribuidas en 20 unidades de 6 personas con mucha flexibilidad. "Hemos trazado una residencia que tiene las unidades de convivencia más pequeñas, son en concreto 20 unidades de seis personas, con habitaciones individuales que tienen espacios privados", explica Trepat. Cada espacio "es como una vivienda de seis habitaciones", concreta.
La Sínia es un proyecto social que incluye servicios de centro de día, centros formativos y centro especial de trabajo, entre otros, y ahora se amplía con la construcción de un complejo residencial destinado a personas mayores y personas con diversidad funcional. Este proyecto, que actualmente se encuentra en su segunda fase de construcción y con previsión de finalizarse en 2025, define las características de una innovadora residencia diseñada específicamente para el bienestar y la atención personalizada de 120 residentes.