Cacaolat ha superado de largo la facturación de antes de la pandemia aunque sigue anclado en pérdidas. Este conocido fabricante de batidos de chocolate alcanzó el año pasado una cifra de negocio de 73 millones de euros, un 36,5% más de los 53,5 millones de 2021, pero en ambos ejercicios cerró con unas pérdidas de dos millones de euros.

En el informe de gestión que acompaña las cuentas individuales de 2022, la compañía que preside Ramón Agenjo atribuye estas pérdidas al incremento de los precios de las materias primas, envases y embalajes, así como a la falta puntual de suministros, causada por la inestabilidad política y económica a raíz de la guerra en Ucrania. No obstante, destaca que Cacaolat ha recuperado los niveles de ventas después de la caída provocada por la pandemia de coronavirus.

Precisamente, el consumo de materias primas aumentó de los 26,6 millones de euros de 2021 hasta cerca de 46 millones el año pasado, mientras que, por ejemplo, los gastos de personal tan solo subieron de 9 a 9,8 millones.

Damm controla el 100% del capital social de Grupo Cacaolat desde que, en junio de 2021, adquirió la participación de Cobega. Hasta ese momento, los grupos liderados por Demetrio Carceller y Sol Daurella se repartían el capital al 50%. En el primer ejercicio en que Cacaolat ha estado íntegramente en manos del grupo cervecero, se ha disparado la facturación, pero sin dejar las pérdidas.

En los últimos cinco ejercicios, la facturación cayó hasta 2020, pero ha repuntado desde la pandemia: 61,8 millones de euros (2018), 59 (2019), 44 (2020), 53,5 (2021) y 73 millones (en 2022). Por lo que respecta a los resultados, se han mantenido las pérdidas, pero con pronunciados altibajos: 1,8 millones de euros (2018), 0,26 (2019), 8,2 (2020), 1,93 (2021) y 2 millones (2022). El ejercicio pandémico de 2020 supuso un impacto directo en su cuenta de resultados por el cierre obligado de bares y restaurantes, que constituyen uno de los canales tradicionales de venta de sus batidos.

En la última memoria, Cacaolat avanza que, para este 2023, prevé acabar definitivamente con las pérdidas gracias a incremento de las ventas y a la optimización de los costes, con lo que confía conseguir “resultados positivos que supongan un crecimiento rentable y sostenible del negocio”.

Modernizarán la marca en el "mercado de referencia”, que es Catalunya

Para ello, se proponen incrementar la presencia de Cacaolat tanto a nivel estatal como internacional “como marca líder” en la categoría de batidos. Precisan que “modernizarán la marca en el mercado de referencia”, que es Catalunya, y promocionarán la comunicación en el resto del Estado para “obtener notoriedad y consideración de marca”.

Apuntan que las inversiones que están realizando en la planta de producción de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) les permitirá mejorar la eficiencia y la productividad. También avanzan que lanzarán nuevos productos en el mercado.

Cacaolat se acerca al centenario. Joan Viader, miembro de la familia fundadora de Letona, consiguió la patente y, a finales de 1931, empezó la fabricación de unos batidos a base de chocolate y del subproducto que obtenían con la producción de nata. En 1971, Clesa adquirió la marca, que en 1998 paso a Parmalat y, luego, en 2007, a Nueva Rumasa de la familia Ruiz Mateos. Después de que solicitaran el concurso de acreedores, la administración concursal adjudicó en 2012 la unidad de producción de este fabricante de batidos a Damm y Cobega por 75 millones de euros. Desde 2021, está únicamente en manos de Damm.