Isidre Fainé ha ido al grano. El presidente de la Fundación La Caixa incorporó el 1 de febrero a Ángel Simón como consejero delegado de CriteriaCaixa para darle un impulso, retomar grandes inversiones y recobrar influencia. En menos de cuatro meses, el holding del grupo se ha convertido en accionista de referencia en Telefónica y Colonial, ha entrado en Puig y ultima una oferta conjunta por Naturgy. Todo ello, pisando los centros de poder político como en los mejores tiempos del grupo de las torres negras de la Diagonal.
La Caixa de antaño, que además del banco tenía posiciones de control, o muy relevantes, en Gas Natural –ahora Naturgy–, Abertis, Agbar, Repsol y Telefónica, entre otras compañías, quedó atrás después de la crisis de 2008. La división, obligada por el BCE, entre la fundación y el banco –ya CaixaBank–, dejó a Repsol y Telefónica como participadas de este último, pero sin influencia. De la primera ya salió, mientras que de la segunda, el banco lo va haciendo poco a poco. Del resto, Agbar fue vendida a Suez y Abertis, a ACS y Atlantia –ahora Mundy’s–.
El grupo quedó reducido a CaixaBank y Naturgy, con algunas participaciones más pero de poco peso tanto económico como político, como Saba, Cellnex, los bancos extranjeros BEA e Inbursa y unas decenas más de pequeñas participaciones que ni siquiera desvelan. Pero con la salida de la crisis y el crecimiento tanto del banco como de la energética, que llegó a presidir el propio Fainé y, posteriormente y aún hoy, uno de sus directivos de confianza, Francisco Reynés, se dio la paradoja de que el momento de menor influencia del grupo fuera cuando de más dinero disponía, por los altos dividendos de CaixaBank y Naturgy.
La entrada en Puig parece la operación menos importante, pero manda un mensaje: si algo se mueve en la empresa catalana, allí estará La Caixa
No es que Fainé dejara de pisar las moquetas ministeriales. Hay excepciones, como la fusión de CaixaBank y Bankia, que el presidente de La Caixa negoció con la exvicepresidenta Nadia Calviño. Pero como tónica general, la orden era no hacer mucho ruido, pero cuidar los dividendos para financiar la obra social. Así, sin hacer mucho ruido, Criteria empezó hace tres años a comprar acciones de Telefónica, pero a poco a poco, hasta el 2,69% en total en estos años.
A principios de 2024, con dinero en caja, margen de endeudamiento y problemas que solventar en Naturgy, Fainé inició el movimiento para convertir de nuevo a La Caixa en ese gran grupo industrial que fue y nombró a Ángel Simón como consejero delegado, en lugar de Marcelino Armenter. “Abrimos etapa y damos un nuevo impulso al proyecto de CriteriaCaixa, con el objetivo de asegurar los recursos económicos que precisará la Fundación La Caixa en los próximos años para llevar a cabo su tarea social", explicó el presidente del grupo en un comunicado. En abril, Simón lo hizo más explícito: "Reforzaremos nuestra presencia en empresas estratégicas de banca, telefonía, energía y agua".
No se hizo de rogar. El 8 de abril anunció que superaba el 5% de Telefónica, por lo que no se trataba de una pequeña compra como las de los últimos años, sino de más del 2,3% de la teleco que preside José María Álvarez Pallete de golpe, con un desembolso de 550 millones de euros. Además, es probable que siga comprando acciones de la compañía.
Antes, en marzo, se supo que había vuelto al accionariado de Colonial, con un 3%, y este jueves anunció que pasará al 17%, siendo de nuevo el primer accionista de la sociedad de inversión inmobiliaria (socimi), a cambio de 350 millones más ocho inmuebles. A finales de mayo, Criteria también puso 425 millones en la salida a bolsa de Puig Brands, de la que tiene el 3,05%. Puede parecer una operación menos importante, por la cantidad y el poco peso que le da en la perfumera, pero manda un mensaje claro: si algo se mueve en el mundo empresarial catalán, allí estará La Caixa.
500 millones en caja y mucho margen de endeudamiento
Criteria no solo está diversificando, sino que lo está haciendo con apuestas importantes. El holding de La Caixa terminó el 2023 con una liquidez de 988 millones, pero abril fue un mes intenso: sacó 550 millones para Telefónica y preparó 593 millones más para retornar un bono. Contaba para ello con los dividendos de sus dos joyas de la corona: el 3 de abril recibió unos 940 millones de euros de dividendo de CaixaBank y seis días después, más de 100 de Naturgy. Sumando algo más de BEA y Cellnex, unos 1.100 millones en dividendos, a los que habrá que añadir más de 40 de Telefónica en junio. Con el desembolso de Puig, le quedan algo más de 500 millones de liquidez para afrontar las compras de Colonial y, sobre todo, de Naturgy.
Pero Criteria cuenta, además, con capacidad de endeudamiento. El holding cerró 2023 con una deuda bruta de algo más de 4.400 millones, la mitad de lo que tenía hace menos de diez años, antes de la venta de Abertis, que se usó parcialmente para reducir el apalancamiento. Pero el retorno del bono han reducido esta deuda por debajo de los 4.000 millones. Fuentes financieras aseguran que puede usar dicho margen, de cerca de 5.000 millones, si bien puede no ser necesario volver a los niveles de hace una década.
El grupo está negociando un crédito para la opa sobre Naturgy, que planea junto al grupo saudí Taqa. Se ha hablado de 2.000 millones, pero ni las fuentes consultadas ni en Criteria confirman dicha cifra. El grupo catalán y el saudí lanzarían una oferta para quedarse con el 41,3% de Naturgy que controlan GIP y Rioja –CVC y los March– y se repartirían a medias la energética, que seguiría cotizando en bolsa. Están cerrando los flecos de la operación, que no cuenta aún con el visto bueno del Gobierno, por lo que todavía no está lista.
Talgo, la prueba de la influencia recuperada
Esta es la gran operación del momento para el grupo de las torres negras, pero puede haber más en el horizonte. Prueba de la influencia recuperada por La Caixa es que el Gobierno les haya llamado para ser el caballero blanco español en la opa de Talgo. La empresa húngara Magyar Vagón ha lanzado una opa de 619 millones por el 100% del constructor ferroviario, pero el Gobierno no quiere que pierda su españolidad y ha contactado con Criteria.
Fuentes del sector explican que el grupo catalán no ve la operación con buenos ojos pero la estudiará. No forma parte de sus líneas maestras, las que detalló Simón, ni es un sector que dominen, pero si puede ser beneficiosa, se la plantearán. Una opción, que satisfaría a la Moncloa, sería que entrara en una opa conjunta con Magyar, que sería el socio industrial, mientras que Criteria sería el garante de la españolidad del constructor de trenes. Está por ver la solución, aunque Talgo tiene prisa.
¿Agbar en el horizonte?
Puede haber otra operación en el horizonte, si bien hoy por hoy no existe: la compra de Agbar, empresa que ya fue del grupo y que hasta enero presidía el propio Ángel Simón. Hace tres años, de hecho, La Caixa ya se interesó por la compañía de aguas y Suez, su entonces propietario, parecía abierta a negociar. Pero llegó la opa de Veolia sobre Suez y el nuevo gigante francés del agua consideró Agbar intocable y cerró esa puerta.
¿Podría volver a abrirse? Fuentes cercanas al grupo catalán afirman que siguen interesados en Agbar, y nadie la conoce mejor que Simón. Si volvemos a recordar sus palabras de hace unas semanas, entre los sectores estratégicos que puso como apuestas de Criteria, citó el agua. Pero actualmente, en este sector tienen una presencia poco más que testimonial, con el 15% de Aigües de Barcelona, empresa que gestiona el servicio en el área metropolitana de Barcelona y que controla precisamente Agbar. La Caixa, por tanto, no tiene mando en esa plaza. Pero lo quiere.
Esta es la nueva Criteria que están configurando Fainé y Simón. Una Criteria con participaciones de cerca de 22.000 millones en cotizadas españolas: CaixaBank (11.600 millones), Naturgy (6.400 millones por ahora), Telefónica (1.200 millones), Cellnex (1.100 millones), Colonial (622 millones) y Puig (425 millones). Y estas cifras crecerán.