Los hogares siguen pagando puntualmente su hipoteca pese a las 10 subidas de tipos del último año. Tanto es así que la morosidad de la banca, que es quien concede estos préstamos, sigue bajando y ya está en niveles no vistos desde 2008 (3,39%). Pero no ocurre lo mismo con los créditos al consumo, los que conceden los establecimientos financieros de crédito para pagar un móvil, las vacaciones, el coche o cualquier imprevisto. El Banco de España pone de relieve que, la morosidad de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC) alcanzó en julio – que es el último mes del que hay datos disponibles- el 6,43% frente al 6,33% de junio o el 6,23% de un año antes, cuando el Banco Central Europeo encareció pro primera vez el precio del dinero.

Los EFC engloban a aquellas entidades que se dedican exclusivamente a dar crédito a través de préstamos personales o tarjetas. Entre ellas hay filiales de bancos, como CaixaBank Payments & Consumer, Santander Consumer Finance o Bankinter Consumer Finance. Pero no solo, también se incluyen las financieras de grandes almacenes como El Corte Inglés o Carrefour, que permiten a sus clientes pagar sus compras a plazos; empresas automovilísticas o de telefonía, como Mercedes Benz Financial Services o Telefónica Consumer Finance; y firmas que se dedican exclusivamente a este negocio, como Cetelem y Cofidis.

Los economistas y expertos ya habían advertido que la inflación, las subidas de tipos y la caída de la actividad económica traería un aumento de la morosidad. Y si bien es cierto que la banca no está notando impagos con las hipotecas, estas entidades sí lo notan con los créditos. Pues a cierre de julio contaban con 245 millones más de saldos dudosos que los registrados en enero. En total, 2.861 millones de euros frente a los 2.616 millones de principios de año.

Los créditos al consumo siempre son los primeros que se dejan de pagar si los hogares reducen sus ingresos, pues se tiene menos miedo a dejar de pagar un teléfono móvil que una casa. Además, el crédito al consumo se concede con más facilidad que las hipotecas, ya que el importe y el plazo de devolución es mucho más pequeño. Según el INE, el plazo medio de devolución del préstamo hipotecario en España se sitúa entre los 20 y los 25 años; Pero el de un crédito al consumo (por ejemplo un coche) se sitúa entre los 5 y los 7 años; Y la financiación de un teléfono móvil no suele exceder los 3 años.

Este tipo de créditos, además, son los que más riesgo de impago tienen y por eso, los intereses son mucho más elevados que los de una hipoteca. Más ahora, que los tipos de interés ya alcanzan el 4,5%. Así, el tipo de interés medio actual de las hipotecas se sitúa en el 3,75% (dato de julio de 2023 del Banco de España) mientras que el de los créditos a corto plazo ya supera el 13%, según pone de relieve la Asociación de Usuarios Financieros. El año pasado estaban en el 10%. Asufin advierte que la subida ha sido “más elevada” en los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC) con una media del 17,42% frente al 11,59% del año anterior, situándose a un nivel similar al de tarjetas de crédito.

La morosidad se acerca al 6,5%

El Banco de España no desglosa qué entidades han registrado una mayor subida de la morosidad en lo que va de año, solo algunos de estos Establecimientos aportan datos trimestralmente y Bankinter Consumer Finance es una de ellas. La financiera del banco naranja, que ha estado en el foco en los últimos años por su alta exposición a las tarjetas revolving, reconocía a cierre de junio que ya había alcanzado el 5% de morosidad cuando en marzo se situaba en el 4,5% y en diciembre, su ratio era del 4,2%.

Santander Consumer Finance, por su parte, ha conseguido mantener a raya la morosidad (en el 2,03%) este año, pero ha disparado en más de un 40% las dotaciones para insolvencias, es decir, el dinero que se reserva para hacer frente a futuros impagos.

En este contexto, algunas compañías han acelerado este año con la venta de carteras fallidas (préstamos que no se pagan) a fondos para precisamente reducir la morosidad. La financiera de El Corte Inglés y Santander, por ejemplo, se ha deshecho de 70 millones, mientras que la de Carrefour y Cofidis, ha vendido otros 115 millones.

El crédito al consumo se dispara

La subida de impagos se produce al mismo que tiempo que se dispara la concesión de crédito al consumo en España. Pues a cierre de julio la cartera alcanzaba los 44.500 millones de euros, la cifra más alta desde que acabó 2022.

Suele ser habitual que las familias tiren más de este tipo de crédito en diciembre, para pagar los gastos de Navidad, y en verano, para poder pagar las vacaciones o la vuelta al cole. Y precisamente las cifras más altas coinciden con estos meses.

Si la demanda sigue al alza hasta final de año, la cartera de crédito al consumo podría rebasar los 50.000 millones que se alcanzaron en 2019, antes de la pandemia. La morosidad, eso sí, ya es mayor que ese ejercicio, que se cerró con una ratio de dudosos del 5,1%. De media, este año, ya supera el 6,3%.