De tan reservada que es, ni siquiera circulan fotografías de la familia Casacuberta Marsans, propietaria de históricos palacetes del centro de Barcelona, reconvertidos en hoteles y espacios comerciales, y que ahora está montando un espacio artístico para exponer parte de su colección privada de pintura. De momento, solo se podrá contemplar a través de visitas concertadas.
En la cartera del grupo patrimonial Casacuberta aparecen edificios en Ginebra, Praga, Bilbao, Madrid y, sobre todo, en Barcelona. Entre otros activos en el centro de la capital catalana, destacan los inmuebles que acogen el Decathlon, el Hotel Kimpton Vividora (de cinco estrellas), el Hesperia Ramblas (de tres), el palacete donde se instaló la marca Terranova... o el antiguo hospital de clérigos de Sant Sever, en la calle de la Palla, cerca de la Catedral, que han rehabilitado para convertirlo en un espacio artístico de acceso restringido (imagen superior).
Se trata de un edificio catalogado de bien cultural de interés local, que durante siglos perteneció a la Iglesia y en el que uno de los anteriores propietarios, el promotor Josep Maria Sesplugues, proyectó un hotel de lujo. Sin embargo, a raíz de la muerte de este en 2009, sus herederos lo vendieron. El grupo Casacuberta ha transformado este antiguo hospital de clérigos, con capilla y claustro gótico, en un espacio para el arte. Según la ficha que aparece en la página web de la patrimonial familiar, también se pueden construir 21 viviendas. Han mantenido elementos arquitectónicos históricos como la hornacina de la fachada.
La periodista Maria Palau avanzó a finales del año pasado, en El Punt Avui, que la colección Casacuberta Marsans se instalaría en el barrio Gótico después de que el matrimonio Fernando Casacuberta y Rosario 'Coty' Marsans y uno de sus hijos, Ignacio, presentaran el proyecto en una jornada de arte en Sitges. Hasta hace poco, la existencia de esta colección, formada en los últimos 20 años, solo era conocida por un reducido círculo de profesionales del arte.
En declaraciones a ON ECONOMIA, Cèlia Querol, coordinadora de la colección Casacuberta Marsans, precisa que lo que se está montando en el antiguo hospital de Sant Sever no es propiamente un museo sino un "espacio privado" de arte al que solo se podrá acceder en "visitas concertadas". La rehabilitación de las tres plantas que ocupará este espacio –sótano y la que está a pie de calle, para la exposición, y la superior para oficinas– está totalmente acabada y ahora se encuentran en la fase museográfica, o sea, con la selección de las piezas. Se espera que todo esté a punto el próximo junio.
La colección se sustenta en dos pilares: el primero, la pintura gótica; y el segundo, la de finales del XIX y principios del XX. Querol puntualiza que los pintores son catalanes y de otros puntos de España, si bien hay piezas de autores extranjeros, pero que tienen algún tipo de relación con la península Ibérica. Se podrá ver mucha pintura gótica catalana y también del final de siglo XIX con nombres como los de Ramon Casas, Santiago Rusiñol o Hermen Anglada Camarasa. Apunta que pretenden que sea un "espacio para la investigación" y "punto de encuentro" de profesionales del arte.
En la élite del coleccionismo
La familia Casacuberta Marsans forma parte de la élite de los coleccionistas de arte catalanes si bien, por su discreción, habían pasado casi desapercibidos aunque han cedido obras para exposiciones temporales en grandes museos -como el del Impresionismo de Moscou- y han participado en subastas internacionales de obras catalanas y españolas.
Pero si sorprende su colección de pinturas, todavía impresiona más la cartera de inmuebles del grupo Casacuberta, con palacios en varias ciudades. Destaca el Palau Castell de Pons, en la plaza de la Cucurella, un edificio de principios del siglo XIX en los bajos del cual estaban las centenarias Filatelia Monge y la chocolatería Fargas hasta que, en 2016, se instaló la marca italiana Terranova. A raíz de la pandemia, lo que se conoce como el 'Primark italiano' se fue y, desde entonces, las tres plantas que ocupaban siguen vacías. En este inmueble se mantuvieron elementos arquitectónicos y artísticos originales, como las columnas interiores y las pinturas de los techos, que sorprendían en una tienda de ropa para jóvenes de bajo coste.
En la calle Portaferrissa poseen la Casa Jover, también conocida por Casa Gralla, que combina usos comerciales y residenciales. En la planta baja está ahora Flamingos Vintage Kilo, una tienda de venta de ropa a peso. El año pasado también se recuperaron los techos originales de este inmueble, que datan del siglo XIX.
En la plaza Villa de Madrid, tienen el edificio residencial y comercial donde se encuentra el Decathlon. Y en la misma manzana, con entrada por la calle Duc, el inmueble del Kimpton Vividora, un hotel boutique de cinco estrellas. En la calle Hospital, el Hotel Hesperia Ramblas, y en la Ronda de Sant Pere, un edificio de usos mixtos.
En el catálogo de Casacuberta también está el Palau Sessa-Larrard, de la calle Ample, construido en el siglo XVIII por la Familia Fernández de Córdoba (duques de Sessa) y posteriormente vendido al acaudalado banquero Joan de Llarrard. Este inmueble estuvo ocupado por la Escuela Pía hasta que lo abandonaron a principios de este siglo. Los Casacuberta planean transformarlo en un "equipamiento de referencia" del centro de la ciudad.
En Catalunya, también controlan activos en los polígonos industriales Almeda (Cornellà de Llobregat), Les Planes (Sant Joan Despí), La Florida (Santa Perpètua de Mogoda) y Teneria (Mollet del Vallès).
En otras ciudades, destaca el edificio del Hotel Tótem de Madrid, un cinco estrellas de la calle Hermosilla, en plano barrio de Salamanca; y un gran bloque de usos mixtos en el centro de Bilbao. Pero la joya de la corona está en Ginebra (Suiza), donde en 2021 adquirieron el Hotel Beau-Rivage, establecimiento de lujo que desde 1865 era propiedad de la familia Mayer. La prensa suiza informó de la operación pero no precisó el importe. A poca distancia del lago Lemán y del famoso Jet d'Eau, tienen dos edificios conexos de oficinas, residenciales y comerciales; y en la Rue du Marche, una de las principales arterias urbanas, un antiguo edificio conocido por el nombre de Rollex.
Aunque se les relaciona con los históricos Casacuberta del textil, Fernando Casacuberta y Coty Marsans pilotan una patrimonial centrada en edificios históricos y, en paralelo, coleccionan arte. Sus cuatro hijos -Pablo, Ignacio, Álvaro y Gonzalo Casacuberta Marsans- trabajan para el grupo familiar en difuntos responsabilidades. Todos se han formado en despachos de abogados y economistas como Garrigues (en el caso de Pablo), Clifford Chance (Ignacio) y Uría Menéndez (Álvaro y Gonzalo).