La empresa catalana de derribos Hercal, que tiene una facturación de 90 millones de euros, hará una inversión demoledora. Comprará por 6 millones la mayor máquina de demoliciones de España, según ha explicado la empresa a ON ECONOMIA.
Se trata de una máquina, la Liebherr R 980, que llega a los 60 metros de altura. Pesa entre 185.000 y 197.500 kilogramos y tiene una potencia del motor de 420 kw y 571 cv. "Ayuda a llegar a edificios más altos con rapidez y seguridad, porque si no lo haces en máquina lo tienes que hacer con medios humanos", explica al gerente de la empresa, Miguel Ángel Pérez. Será la mayor y potente de España y ayuda a la empresa catalana a "competir mejor para hacer las demoliciones de centrales térmicas y nucleares". La compra se hará una parte con fondos propios y un 70% con financiación del Banco Sabadell.

Ante el cierre de centrales nucleares previsto a España, que tiene que acabar el año 2035 con los de las centrales de Tarragona en Ascó y Vandellòs, su derribo supone una importante vía de negocio para este tipo de empresas. Hercal, de hecho, ya ha participado del derribo de parte de la central nuclear de Zorita y de la central térmica de Andorra, en Teruel.
La empresa la fundaron los hermanos Marcos y José Calleja (hermanos Calleja, de ahí el nombre Hercal) en 2006 y se dedicaba inicialmente al movimiento de tierras con una facturación inicial de unos 400.000 euros, después ampliaron negocio el año 2008 a la demolición y en el 2012 lo ampliaron en la obra civil. El año 2010, compraron una máquina móvil para triturar los escombros y fueron especializándose al separar los escombros a fin de que se pueda reaprovechar.

Más tarde, el año 2019, el nuevo plan estratégico los impulsó a invertir 20 millones de euros en la primera planta de España especializada en la valorización y el lavado de residuos provenientes de la construcción y la demolición para convertirlo en árido que sirve para hacer hormigón. De hecho, la misma fábrica está construida con todo el hormigón existente reciclado con diferentes acabados. Hoy día, el 24,9% de su negocio es la demolición, el 27,3% el movimiento de tierras, el 27,9% la obra civil y un 6,7% de su negocio está en la valorización de residuos en H-Zero, que después aporta parte de su material a la actividad de obra civil.
Entre los clientes que tiene o ha tenido, hay Sacyr, Dragados, FCC, Ferrovial, Endesa, Enagas, Renta Corporación, Santander, BBVA o Immocaixa y también en el sector público AMB, Ayuntamiento de Barcelona o Bimsa.
De cara al próximo plan estratégico, que tienen que aprobar este 2025 con perspectiva hasta el año 2030, esperan crecer entre un 6 y un 8% anuales y las líneas son "una apuesta por el derribo sostenible ampliando más allá de Catalunya y Portugal" y "preguntarse si vale la pena abrir una nueva planta de revalorización de residuos" como la que tienen en Terrassa, apunta.
Ahora bien, para aumentar esta apuesta por la valorización de residuos, Pérez reclama a las administraciones catalanas que hagan una apuesta más decidida por la economía circular dentro de la construcción, de forma que serán más sostenibles. En primer lugar, lamenta que no se cumpla la ley establecida por la Agencia Catalana de Residuos de incorporar un mínimo del 5% de áridos reciclados en las licitaciones de obra pública. Y de la otra, asegura que la tasa que se paga para llevar escombros al vertedero es tan baja que no se fomenta la reutilización de los residuos.