La alta concentración de centros de producción farmacéuticos en Catalunya, un total de 79 de los 173 que hay en España, es decir, el 46%, sitúan el territorio como el motor industrial del sector. La capacidad de producción de medicamentos de las instalaciones catalanas equivale al 60% del conjunto estatal, nivel que se traduce en 9.160 millones de euros de facturación anual y 15.800 trabajadores, el 43% de la masa laboral del sector en España. Destaca que se exporta el 75% de la producción, convirtiendo los medicamentos en el cuarto producto que más se comercializa en el exterior.
Esta red industrial es primordial en el papel que España desarrolla como uno de los países europeos con un potencial de fabricación farmacéutica mayor, compuesto por las empresas internacionales y estatales. De estas últimas, Catalunya acapara la mayor parte y, especialmente, son significativas las empresas de capital familiar, con nombres como Laboratorios Esteve, Herrero, Almirante, Laboratorio Reig Jofré, Grifols, Werfen, Hipra, Laboratorios Rubió i Laboratoris Salvat, entre otros. En estas las acompañan las corporaciones internacionales como Novartis, Astra Zeneca, Bayer, Roche o Boehringer Ingelheim, Johnson&Johnson o Sanofi, para citar algunas. Se trata de un tejido con altos estándares de calidad de las fábricas, costes competitivos con respecto a otros países de la UE, personal cualificado y un alto nivel de inversión, entre otros factores.
El posicionamiento que han alcanzado este conjunto de compañías ha venido dictaminado en muy buena parte por la innovación en procesos y formulaciones hasta el punto que, aunque la industria farmacéutica representa menos del 1% del total de empresas industriales en Catalunya, reúne el 31% del total de las inversiones en R+D, según la última encuesta sobre actividades d'I+D realizada por la patronal estatal sectorial a Farmaindustria. Entre los retos que apunta este estudio se incluye la necesidad de aumentar la capacidad de fabricación de medicamentos para favorecer el abastecimiento de fármacos estratégicos y la competitividad de la industria farma. Las cifras disponibles demuestran que la inversión en I+D biofarmacéutica en Catalunya ha crecido un querido del 8% en el 2021, sumando casi 372 millones de euros, cerca del 30% del total de la inversión española (1.267 millones de euros).
El 90% de las compañías establecidas en Catalunya fabrica productos sanitarios, dirigidos al consumidor final, y solo un 7% se dedica al equipamiento hospitalario, según recoge el informe de la Biorregió 2022. Por áreas de actividad, hay 36 centros de producción dedicados a medicamentos de uso humano, sea con procesos de síntesis química o de productos biológicos, también hay 28 fábricas para principios activos y unos 15 para medicamentos de uso veterinario.
El informe de la Biorregió 2022, se apunta que el futuro en innovación en la industria farmacéutica de Catalunya tendría que tender hacia los avances en terapias avanzadas. Desde el punto de vista de la regulación, las terapias avanzadas son medicamentos de uso humano basados en células (terapia celular), nada (terapia génica) o tejidos (ingeniería tisular); al mismo tiempo se incluyen en este proyecto estratégico los procesos de bioingeniería avanzados de aplicación médica.
La innovación, sin embargo, no es solo el único reto que tiene en frente la empresa farmacéutica y más concretamente las compañías con capital familiar. Una innovación que no solo se tiene que centrar en los medicamentos o las soluciones farmacológicas, manifiestan fuentes del estudio La industria farmacéutica catalana, elaborado por Evercom. "También se tiene que profundizar en la digitalización a todas las corporaciones porque tienen un enorme camino por recorrer en este sentido", aseguran e insisten en el hecho de que no solo se tiene que hacer investigación en la cadena de valor. Al mismo tiempo, admiten que es primordial la colaboración entre la industria y los organismos reguladores y entre las mismas empresas entre sí. El análisis de Evercom recoge ejemplos como el de Laboratoris Esteve y grupo Herrero, para demostrar que el otro reto es la sostenibilidad. En los últimos años, por ejemplo, Ferrer ha invertido más del 50% de sus beneficios netos en programas sociales y medioambientales, propósito que la ha llevado a obtener el certificado de empresa BCorp, la primera de su sector en España.
El reto principal de las marcas de origen familiar es "poner el foco en la cobertura de las necesidades de salud que todavía carezcan de soluciones y seguir apostando por la innovación en medicina especializada, generando empleo y acceso a la salud, aseguran desde Laboratoris Esteve.