El operador de infraestructuras de telecomunicaciones Cellnex quiere consolidar el valor y el desarrollo de su negocio en los próximos años centrándose en el crecimiento de las actividades que tiene actualmente funcionando en 12 países de Europa, lo que tendría que proporcionar la vuelta a los beneficios, en el plazo de 4 años. El objetivo, concretado por el consejero delegado Tobías Martínez, va aparejado a la reducción de los niveles de deuda, situados a cierre de 2022 en 16.900 millones de euros, según los resultados anuales presentados este miércoles.
Tobías Martínez ha expuesto que, siempre y cuando no se realice ninguna adquisición que modifique el perímetro de la compañía, “cosa que en principio no está prevista”, la compañía cotizada continuará con las amortizaciones del amplio crecimiento inorgánico que ha tenido en los últimos siete años e irá reduciendo las pérdidas, como ha ocurrido en 2022. El pasado año, el grupo registró un resultado neto negativo de 297 millones, inferior a los 363 millones que restó en 2021.
El cambio de ruta en la estrategia de Cellnex responde a la necesidad de recuperar la confianza de los inversores que “han penalizado la compañía por su apalancamiento”, en un contexto de cambio de paradigma económico con una subida de tipos de interés y la tendencia alcista de la inflación, además del incremento de los costes energéticos. “Para seguir siendo competitivos en el nuevo contexto ya anunciamos una nueva política de asignación de capital para optimizar nuestros retornos, centrándonos más en el crecimiento orgánico del negocio, aparejado también a un objetivo clave: obtener la calificación de grado de inversión de Standard & Poor para completar la calificación de grado de inversión que ya tenemos con Fitch”, ha puntualizado Tobías Martínez, en la que será su última presentación de resultados, puesto que ya avanzó que dejará sus responsabilidades ejecutivas el próximo mes de junio. Sobre su relevo: “Estamos trabajando en el tema, yo participo en el proceso, y no podemos contar más”.
Sobre la evolución del negocio en 2023, el grupo prevé superar los 4.000 millones en ingresos, por encima de los casi 3.500 millones de 2022. Para ello, se potenciará la actividad de todas las filiales, de las que depende la gestión de 110.830 emplazamientos operativos (sin contar los 19.759 que tiene previsto desplegar en 2023). Y, “sin ser activos”, no se descarta dar entrada en alguna de las filiales a socios inversores locales que estén interesados en aportar valor a la gestión, compartir estrategias industriales; en definitiva, “también puede contribuir a que anticipemos llegar al investment grade, lo que no implica asumir una política de desinversiones”, ha especificado el executivo.
Asimismo, el máximo dirigente de la compañía también se ha referido a la futura política de dividendos y ha comentado que ésta por el momento no puede cambiar hasta que la empresa no salga del desapalancamiento ni se reduzca la deuda, actualmente de 17.000 millones de euros. Por eso, ha dicho, es necesario que Cellnex entre en la categoría de 'investment grade' y empezar a obtener beneficios. A partir de ahí, ha comentado que habrá que concretar cómo se retribuye el accionista. Por otra parte, Tobías Martínez ha indicado que no espera un cambio de la estructura accionarial de la compañía después de que Hutchinson CK tenga alrededor de un 5 por ciento ya que cobró parte de la operación de hace unos meses en acciones. Sobre la bajada del valor de los títulos en bolsa, el consejero delegado de la multinacional ha comentado que el 80% de las adquisiciones se realizan a través de algoritmos y que éstas "penalizan" a las compañías muy apalancadas. En este sentido, ha defendido que Cellnex ha continuado adelante con sus objetivos y que se ha visto afectada por un contexto que no prima el crecimiento inorgánico.