La multinacional siderúrgica Celsa ha renovado 525 millones de euros de pasivo circulante con algunos de los principales bancos del país por otros seis meses, una operación clave para afrontar los pagos de su actividad diaria. Esta línea de financiación finalizaba inicialmente el pasado octubre, pero entonces las entidades bancarias prorrogaron el plazo durante tres meses y, posteriormente, durante otro medio año, lo que han vuelto a hacer ahora.

Una renovación que llega cuando ha quedado visto para sentencia el juicio entre los fondos acreedores y los actuales accionistas de Celsa -la familia Rubiralta- para dirimir quién se queda con el control del grupo, con la previsión de que el fallo se conozca a principios de septiembre, según ha señalado el titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona, Álvaro Lobato.

El pool de bancos que ha renovado el circulante de Celsa lo lideran el Santander y CaixaBank, aunque del mismo también forman parte otras entidades financieras.

6.084 millones de facturación

Celsa cerró 2021 y 2022, una vez superada la crisis de la covid-19, con niveles de facturación récord, superior a los 6.000 millones en el caso del último ejercicio. En concreto, el año pasado facturó 6.084 millones de euros, un 15% más respecto a los 5.283 millones realizados en 2021, mientras que el ebitda de la compañía se situó en los 867 millones, subió en un 29,4% frente a los 670 millones obtenidos en el año anterior.

En esta nueva ola de recuperación, la compañía está inmersa en un plan de inversiones que también pasa por su filial francesa. Construirá una planta de laminación junto a su acería de Bayona, en el sur de Francia, que permitirá reducir los costes de transporte y dinamizar su actividad. El proyecto costará 60 millones de euros.