La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) decidió el pasado martes llevar a una segunda fase de estudio la opa de BBVA sobre el Sabadell, que tiene como objetivo último una fusión por absorción. El organismo que preside Cani Fernández tomó esta decisión tras más de cinco meses analizando la operación y después de consultar a las asociaciones y organizaciones de consumidores, que son las que más información tienen para valorar el impacto que puede tener en los clientes que desaparezca un banco.

Según ha podido saber ON ECONOMIA, la CNMC consultó al menos dos organizaciones el pasado mes de septiembre: la Organización de Consumidores Financieros (OCU) y la Asociación Usuarios Financieros (ASUFIN), a quienes les preguntó entre otras cosas, si la operación de concentración podría alterar la competencia bancaria o los riesgos que generaría la operación entre los clientes de estas entidades.

Durante la primera fase de análisis, Competencia puede solicitar la información que considere oportuna a terceros “en cualquier momento” para la adecuada valoración de la concentración. Asimismo, podrá solicitar los informes que considere necesarios a cualquier organismo de la misma o distinta Administración, según recoge la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia.

Por el contrario, en la segunda fase (en la que se encuentra ahora) son los interesados los que deben personarse y aportar información si la consideran relevante para que la CNMC la tenga en cuenta. Por eso, la OCU y ASUFIN explican que en su caso no habrá alegaciones, pues ya facilitaron toda la información necesaria en septiembre.

Los que si lo están estudiando son los sindicatos del sector financiero, que en este plazo de 10 días hábiles que se ha abierto para personarse y hacer alegaciones, podrían intervenir para informar del impacto que puede tener una nueva fusión bancaria en España en el empleo y en la concesión de crédito.

La CNMC pregunta por los cierres de oficinas y los mayores

Entre otras cosas, la CNMC preguntó a la OCU y ASUFIN por el impacto que podría tener la desaparición del Sabadell en las oficinas bancarias, si bien, BBVA ya ha anunciado que prevé cerrar un 10% de la red de sucursales que sumen los dos bancos. En este sentido, las asociaciones alertaron de que reducir de forma importante la presencialidad en el ámbito bancario de nuestro país “pone en riesgo” la operativa cotidiana de colectivos importantes, como el de personas mayores o personas de diversidad funcional.

También explican que el cierre de oficinas que quiere llevar a cabo el BBVA afectaría al entorno rural, que ya ha perdido miles en los últimos años, y de nuevo aquí, los más vulnerables serían los mayores que no tienen un perfil digital y viven en dicho entorno.

Competencia también se interesó por aquellos productos que los particulares prefieren contratar en oficina, a lo que respondieron “que la presencialidad del cliente en las sucursales sigue siendo crítica para contratar productos y servicios bancarios de gran trascendencia, como la negociación de una hipoteca”. A diferencia de tareas más sencillas, que pueden ser realizadas a través de apps, esta operación siempre se prefiere hacer de manera física.

En cuanto a los perfiles que requieren más atención presencial y pueden verse más afectados, de nuevo, el colectivo de personas mayores sale a la palestra. Con menos oficinas se reduciría la atención personal. Sobre los mayores de 65 años, además, advierten que el BBVA no está emitiendo libretas de ahorro para nuevos clientes y solo mantienen a sus antiguos clientes, por lo que “la calidad del servicio se deteriorará y existirán muchas dificultades” con menos sucursales.

Recuerdan también que los mayores son más reacios al uso de tarjetas bancarias y prefieren usar el efectivo. Y la reducción de oficinas conllevaría la perdida de cajeros, a los que ese colectivo da bastante uso. A propósito de esto, apuntan a que dada la posición de mercado que tiene el BBVA (con la segunda red de cajeros más grande de España) es posible que tras la fusión imponga subidas de comisiones por usar estas máquinas.

Preguntadas por el efecto que pudiera tener la fusión en la competencia bancaria, coinciden en que esta operación de concentración “ahondará, sin duda, en el marco de menor competencia de banca minorista al que asistimos desde unos años”. Y el usuario de banca español dispondrá de menos oferta en el mercado, sobre todo de hipotecas y depósitos, como se ha visto en los últimos años.