El D-Hub Factory, la sociedad que explota la antigua planta de Nissan en Zona Franca de Barcelona, ha ampliado el alcance de las negociaciones que mantiene desde hace meses con la multinacional china Chery para que el fabricante asiático no únicamente ensamble sus coches de la marca Omana en Barcelona, sino que, además, produzca varios modelos de la marca Ebro. En el caso de que el acuerdo se cerrara en los términos que ahora se debaten, Chery tendría un papel doble. Por un lado, montaría aquí los vehículos de su marca Omoda y, por otro, fabricaría hasta tres nuevos modelos eléctricos que llevarían la marca Ebro a partir de una sociedad conjunta (joint venture) con Btech. Hasta ahora, BTech se ha comprometido a producir en Zona Franca dos vehículos de la marca Ebro a partir de los modelos Navara (una pick up) y NV200 (una furgoneta de reparto) de Nissan, que le ha cedido la propiedad intelectual.
El nuevo acuerdo con Chery garantizaría más carga de trabajo para la planta catalana sobre la base de un proyecto industrial que se vislumbra "más robusto" que otras iniciativas que se han puesto hasta ahora sobre la mesa, sostienen fuentes del sector, según han explicado a Efe fuentes conocedoras de las conversaciones.
Las conversaciones con Chery que lidera BTech, propietaria de la marca Ebro, se iniciaron hace ya meses con el foco puesto en que el gigante chino ensamblara sus propios vehículos en Zona Franca, en el marco de su estrategia de desembarco y asalto al mercado europeo. La participación de Chery en la reindustrialización de la antigua fábrica de Nissan, en la Zona Franca, es una de las piezas clave para la continuidad del proyecto, puesto que garantizaría, en el menor de los casos, una gran parte de la carga de trabajo hasta que Ebro inicie la producción de sus vehículos para comercializarlos en 2025. Además de ser una salida para cubrir los puestos de trabajo que los impulsores del plan, BTech y la firma QEV, con la marca Zeroid, se comprometieron a generar.
De hecho, la colaboración con el gigante asiático es hoy en día la única alternativa "real" a corto plazo para asegurar un volumen de actividad capaz de absorber a los 606 ex trabajadores de Nissan pendientes de recolocar, y que hasta octubre cuentan con contratos de formación. QEV, la firma que lideraba hasta hace pocos meses el hub de electromovilidad, todavía no ha podido empezar a producir sus furgonetas Zeroid, y la 'pick-up' de BTech no llegará hasta 2025.
Otro proyecto que ha encallado es el de un fabricante norteamericano de camiones Battle Motors que planeaba montar sus vehículos en Zona Franca. Hace mucho tiempo que las conversaciones no avanzan y algunos de los agentes implicados lo dan ya por perdido.
Una electrificación que no arranca
En este contexto, la decisión de la dirección de Silence de presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para sus empleados en Zona Franca por el frenazo en las ventas de motocicletas eléctricas ha sido recibido por los trabajadores como un jarro de agua fría. Hasta el momento, Silence era el único proyecto de reindustrialización de la factoría que se había puesto en marcha dentro de las instalaciones de Nissan. Silence ocupa una extensión de 61.078 metros cuadrados en la antigua planta de la Zona Franca y ha iniciado la producción de las motocicletas eléctricas que anteriormente producía en la planta de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y esperaba fabricar su primer coche eléctrico, el minicar Silence S04.
Los responsables de Silence, una participada de Acciona, anunciaron el ajuste temporal la semana pasada para reducir su nivel de producción ante la acumulación de 'stock', aunque ha asegurado que el proyecto no peligra. El secretario general de Sigen-Sir Usoc, Miguel Ruiz, ha emplazado a las administraciones públicas a agilizar las ayudas a la electrificación para favorecer la industria de la movilidad sin emisiones. "Llamamos a las administraciones a incentivar la compra de eléctricos y la instalación de puntos de recarga. Sin ellos el mercado no crece", se ha lamentado.