Han transcurrido 40 años desde que Isabel Coixet, que fue creativa publicitaria antes que directora de cine, inventara el nombre de Desigual para una marca de ropa que todo el mundo conoce por su singularidad y colores abigarrados. Este jueves, su fundador, Thomas Meyer, conmemoró el 40.º aniversario de Desigual con un desfile de moda frente a la sede central de la compañía, en la Barceloneta (en la fotografía superior, acompañado por su hija Gala). Estas cuatro décadas han sido una montaña rusa para la marca: con un concurso de acreedores, una ascensión a cerca de los 1.000 millones de euros de facturación, una caída hasta los 100 millones de pérdidas por la pandemia, si bien, desde esta última crisis, está remontando el vuelo. Además, sus dos hijas mayores, Gala y Andrea, han creado recientemente una nueva empresa para diseñar y comercializar sus propias joyas.
Thomas Meyer, nacido en Basilea (Suiza) hace 64 años, pero residente en Barcelona desde joven, cuando se instaló su numerosa familia, no es solo el propietario de Desigual sino también su director creativo de facto. Pero no es el único Meyer en la historia de esta empresa porque tres de sus hermanos -Ignacio, Christian y David- han ocupado responsabilidades en el pasado y su hija mayor, Gala, vende joyas de su propia creación en cuatro de sus tiendas.
Recientemente, las hermanas Gala Therese y Andrea Clara Meyer Martí han constituido la empresa Carreretes SL, con sede en Barcelona, de la que son administradoras solidarias, para diseñar, fabricar y comercializar joyas, pero también ropa y complementos, según consta en el Registro Mercantil. En realidad, Gala ya lleva tres años en el mundo de la joyería, precisamente desde que fue madre (lo que convirtió a Thomas Meyer en abuelo). Ha realizado varias colecciones de anillos, pendientes, brazaletes y collares con su marca Zalio, que se venden por el canal online y en cuatro grandes tiendas de Desigual de Barcelona y Madrid. Pero este es un negocio de las hijas, independiente del padre y de Desigual aunque les prestan colaboración. Ahora han creado Carreretes para ganar dimensión.
Gala se formó en artes visuales en el Bennington College (2015-2020), una universidad del estado de Vermont, y se fotografió el pasado jueves junto a su padre en el desfile conmemorativo del 40.º aniversario de Desigual. Su hermana Andrea, más discreta, participa en el negocio de joyería –la empresa Carreretes y la marca Zalio- y colabora con la cadena de su padre. Todavía no aparecen en los consejos de administración de las empresas del grupo. Son hijas del primer matrimonio de Thomas Meyer, con una catalana, si bien este tiene una tercera hija, todavía menor de edad, de su actual pareja, que trabaja en Desigual.
Una cazadora icónica
La trayectoria de Thomas Meyer en el mundo de la moda empieza antes de la creación de Desigual, en 1984, porque a finales de la década de los setenta ya se dedicaba a vender ropa de segunda mano en dos tiendas de Barcelona con la marca Babia. En 1983 creó una pieza revolucionaria: una cazadora confeccionada con retales de pantalones tejanos, botones metálicos y apliques de piel en los puños. El éxito de ventas de esta pieza –hoy conocida por iconic jacket- condujo a la creación de Desigual un año después. En 1986 abrieron la primera tienda propia con esta marca, en el puerto de Ibiza.
Desigual ha apostado por una publicidad y unas campañas que lo han diferenciado del resto. Por ejemplo, en 2005, despues de que el Ayuntamiento de Barcelona derogara la ordenanza que prohibía ir desnudo por la vía pública, lanzaron una convocatoria que causó impacto: Naked. Las cien primeras personas que fueran desnudas a su tienda del Paseo de Gracia saldrían vestidas con piezas de Desigual totalmente gratis.
En el aspecto económico, Desigual ha protagonizado en estos 40 años fulgurantes subidas y caídas que incluyen una suspensión de pagos, en 1988, o un récord de ventas de 964 millones de euros en 2014. Aquel año, el fondo de inversión francés Eurazeo entró en el capital con un 10%, a cambio de 285 millones de euros, que suponía valorar la compañía en 2.850 millones. Pero en el ejercicio siguiente el modelo de negocio de Desigual entró en crisis y, en 2018, Thomas Meyer compró de nuevo la participación de Eurazeo, por unos 1.452 millones, la mitad de lo que habían pagado cuatro años antes. Un negocio redondo.
La pandemia, con el consiguiente cierre de establecimientos durante meses, hundió las ventas. Desigual registró el récord de pérdidas en 2020, con 84 millones de euros, pero Thomas Meyer recordó a sus empleados, por carta, que no pasaba nada porque no era la primera vez que "hemos tocado fondo". Desde entonces han mantenido el crecimiento. En 2022 facturaron 379 millones de euros, un 2,2% más que el año antes, y los beneficios se situaron cerca de los 3 millones, un 15% más. En los próximos días presentarán los resultados de 2023.
Semana laboral de cuatro días
Desigual ha sido una de las primeras empresas en implementar la jornada semanal de 4 días. Precisamente, el primer ejercicio completo con reducción de jornada fue en 2022, en el que mejoraron los resultados. Según la Memoria de Sostenibilidad de Desigual de aquel año, que también es el último consultable, el salario medio del personal femenino se situó en 24.584 euros anuales (739 euros más que un año antes) y el del masculino en 32.845 euros (336 euros menos). Pero se debe tener en cuenta que, de los 2.541 trabajadores de la plantilla (al cierre de 2022), el 80,5% son mujeres y el 19,5%, hombres. El porcentaje de mujeres en el equipo directivo baja hasta el 43%.
Uno de los eslóganes publicitarios históricos de la marca es "La vida es chula", que Thomas Meyer se ha hecho suyo y que resume su filosofía hasta el punto de que también se llama así su patrimonial de cabecera: La vida se chula SL. A través de esta sociedad ha invertido en empresas emergentes como los gimnasios Lapso Studios, la cadena de cafeterías de herederos de buenas familias barcelonesas Good News, la plataforma logística Tennders... o el vivero de start-ups que promueve en colaboración con la fundación sueca Norrsken, que comparte sede con Desigual, en el Paseo del Mare Nostrum, cerca del hotel W, dos edificios que diseñó Ricard Bofill. También apuestan por la Inteligencia Artificial en el diseño de moda.
Entre sus directivos de confianza destacan al abogado Jorge Ramírez Martinell, el asesor fiscal Celso Gomáriz –miembros del consejo de administración de Abasic, en la que consolidan las empresas del grupo– y Alberto Ojinaga, director general desde 2016. Con anterioridad, su brazo derecho fue Manel Adell, que fue director ejecutivo (2002-2012) e, incluso, socio con un 30% hasta que le compró esta participación. Muy discreto, a Thomas Meyer no le gusta aparecer en la prensa si no es por cuestiones de moda, aunque en los últimos años ha concedido algunas entrevistas. Se sabe que se mueve en bicicleta, que vive desde hace años en el barrio del Born y que se le puede encontrar en la sede central de la Barceloneta aunque no posee un despacho propio porque los directivos no tienen despachos personales. Desde aquí pilota un imperio con presencia en más de un centenar de países.