Documenta, la librería con un público fiel desde hace 50 años
El librero Eric del Arco defiende la esencia del negocio y valora la tarea de todo el sector a Catalunya
- Maria Teresa Coca
- Barcelona. Lunes, 3 de marzo de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 7 minutos

La librería Documenta lleva 10 años en su actual emplazamiento, justo en medio de la Derecha del Eixample, en Barcelona. Pero acumula 50 en los hombros de su cofundador Josep Cots, que la sacó adelante con Ramon Planes. El 9 de enero de 1975 levantó la persiana por primera vez, en el número 4 de la calle Cardenal Casañas de Barcelona, al corazón de Ciutat Vellai. Desde hace 10 años, Gachos empuja el negocio con su socio al 50%, Eric del Arco. De formación ingeniero técnico de electrónica industrial Eric del Arco es también el presidente del Gremio de Libreros de Catalunya y se autodefine como "aprendiz del Sr. Josep Cots".
Del Arco se sumó al proyecto de Documenta cuando la librería tuvo que tomar una decisión: "o dejábamos el establecimiento de la calle Cardenal Casañas y nos trasladábamos, o cerrábamos". Entonces aparecieron personas en la librería con sobras con dinero; en algunos casos había 2.000 euros... ", relata el librero Del Arco.
Con la ayuda de la gente y la apertura de un proceso de suscripciones económicas se cambió de ubicación. El primer año o año y medio "fueron duros", porque "no calcularon bien el proceso del cambio de establecimiento y de barrio cómo implicaría sobre la pérdida de un volumen de ventas". La gente no se dio cuenta de que estábamos en otro lugar, señala, hasta que pasó un cierto tiempo.
Pero también tiene claro que una situación como la de ellos y que, recientemente, se ha repetido con otras circunstancias y condiciones en algunas librerías de la ciudad de Barcelona y otros emplazamientos, pasa "porque la emotividad te lleva a querer de que no cambien tus referentes mentales; y la librería es un referente mental para mucha gente".
Por lo tanto, volviendo a los últimos diez años de Documenta en la calle Pau Claris de Barcelona, "siempre hemos tenido beneficios, ajustados al volumen de venta, pero ganancias". Cuando menos, con la ayuda de la tarea que lleva a cabo una eficiente contable para gestionar los números de la librería, "que nos guía un poco, para gestionar las cuentas más allá de lo que serían los números momentáneos".
Como el negocio va funcionando, "el futuro lo afrontamos con un cierto grado de inconsciencia", pero también con la confianza de que el negocio seguirá funcionando. Siempre funcionando con un negocio "al límite", esperando que no surjan imprevistos, sin embargo "irá adelante", dice esperanzado Eric del Arco.
Para satisfacer a los clientes, a Documenta entran entre 9.000 y 10.000 libros cada año, que son las novedades que sus socios directivos consideran más importantes. ¿"Un librero igual puede leer unos 60"?, se pregunta Del Arco, para argumentar que no lo pueden saber todo. No obstante, argumenta que un buen librero también se informa en conversaciones con otros libreros, con los editores, con gente del sector, revisando las críticas y la prensa... Por lo tanto, igual tiene información sobre unas 300 obras cada año. Eso, "puede seguir siendo un porcentaje muy bajo", reflexiona. Con eso, el cosocio de Documenta explica que "el librero es un buen prescriptor. Cuanto más pequeña es la librería, más profunda y personal es la relación del librero con su fondo y mejor lo puede defender, concreta. Pero, además, las distribuidoras en tres días te pueden entregar cualquier pedido. Eso hace que una librería pequeña pueda competir con una gran cadena de librerías.
A Documenta, hay 3 libreros -incluido Del Arco y Gachos que se pasa algunos ratos- entre semana y al fin de semana trabajan dos estudiantes. El equipo llega hasta 8 personas para acabar de cubrir varias áreas del negocio, aunque muchas lo hacen a tiempo parcial.
Esencia del negocio
Con la batuta de Del Arco y Gachos, Documenta es una librería que se quiere mantener como negocio de venta de libros. "Solo vendemos libros, y como mucho pósteres o calendarios", argumenta ante otros formatos de establecimientos del sector del libro que están proliferando por la ciudad. "Tenemos un público que nos ha acompañado durante 50 años, más otra gente que se ha ido incorporando a la clientela, siempre por el interés que despera las obras que tenemos". Documenta es una librería con un fondo humanístico que hace que la gente que viene busque un libro determinado", pero por suerte, si bien buscando otras temáticas, tenemos otras librerías, por todas partes, que nos complementan, y para encontrar otros tipos de libros no tienen que ir demasiado lejos; en Barcelona hay de todo".
En este sentido, y como responsable del Gremio de Libreros, Eric del Arco valora las herramientas informáticas como el LibriData, una plataforma digital online que registra la venta diaria de libros además de 150 puntos de Catalunya, entre librerías y grandes superficies, y que es de gran ayuda.

La mala salud de hierro del sector
Siguiendo la conversación con ON ECONOMIA con el sombrero del Gremio, Del Arco comenta que es verdad que la Covid-19, en parte, ha hecho recuperar el amor por la lectura, pero "ha habido unos incrementos de costes a nivel de salarios y de alquileres, entre otros, que también han subido", advierte Del Arco. Reflexiona que el coste de la vida ha subido entre un 19 y un 20% y desde el 2008, un 30%. Por lo tanto, "aunque pudiéramos subir las ventas un 30%, una cosa se come el otro, seguimos estando en el mismo estado de mala salud de hierro del sector que se aguanta porque todavía hay lectores, hay un producto bueno, y porque las librerías trabajamos bien". Sin embargo, "siempre estamos en precario", porque un mal año se puede llevar por delante una parte del sector -librerías, editoriales... -, que está subvencionado en un grado suficiente como para que sobreviva.
El librero asegura que, aunque parezca que las librerías "siempre nos estamos quejando, tenemos razones". Argumenta, también, que el oficio de librero sigue siendo como un "voluntariado"; porque "un librero tiene el salario de un dependiente de comercio -un salario básico-, pero para tener un dependiente en un establecimiento como el nuestro, tienes que tener una persona con carrera universitaria o un conocimiento de humanidades muy amplio". Eso para no hablar de las librerías pequeñas. Allí el trabajo del librero es muy precario, porque "tiene que hacer de todo. Y tiene que vender bastantes libros para hacer números".
El sector necesita personal con conocimientos, que cuando llega un cliente se dé cuenta de que sabe de qué le está hablando, qué le está pidiendo, qué busca... y, en cambio, "te ves obligado a ofrecer un sueldo muy bajo, jornadas partidas o de seis días...". Por lo tanto, las librerías se nutren de personal que son, generalmente, jóvenes que acaban de salir de la carrera universitaria o formación de segundo grado y "que sabes que no durarán mucho en la librería porque es un paso en su carrera laboral".
Sobre la cadena de valor, el presidente del Gremio manifiesta que el papel del distribuidor es imprescindible para que todo el sistema funcione; es decir, ya que para las editoriales que no tienen distribuidor está claro que el proceso es más complejo, por el hecho que los distribuidores llevan un control más exhaustivo de todos los pedidos y las devoluciones, en un país, donde tenemos más de 4.000 editoriales registradas. Pero entonces "la distribución se queja y dice que los que salen más beneficiados son los transportistas que hacen las entregara, pero también los compadezco porque son autónomos, subcontratados, es duro hacer las entregas a la grandes ciudades....". En defintiva, que todo el mundo tiene quejas.

En definitiva, "que todo el mundo es se quejará".
Del Arco recuerda que el libro tiene un precio fijo, vale lo mismo en todas partes. La ley del libro es una gran ventaja para este país, porque protege el precio del libro, "es intocable". "Si no fuera así, nos pasaría lo que sucedió a Gran Bretaña, que solo quedan las grandes cadenas de venta de libros y establecimientos para libros infantiles -como un concepto romántico; el resto ha desaparecido".
El libro va entre 9 euros y los 25 por término medio. Por lo tanto, somos un sector que de un libro que vale de 20 euros, el librero se queda 6 y tengo que pagar a los trabajadores, el local, la luz...; el editor se queda 6 euros más, para pagar a autor, la traducción, los derechos...; y el distribuidor los otros 6 -con pago de almacenes, transportistas.... Al final, determina, "todos ganamos muy poco; pero la única ventaja que té un editor si lo hace cordero es que cuando tiene un fondo considerable puede sacar un rédito que le dura más tiempo". Aquí, "el único que pringa es el autor que solo gana un 10% del libro que ha escrito". "Todo el sistema se aguanta porque los humanos tenemos unos egos que determinan que publicar un libro y venderlo es muy goloso", sentencia. "El sistema se aguanta sobre los egos de todos y cada una de las partes de la cadena de valor del sector".
Además, en la actualidad, los medios que hay para publicar, o autopublicarse es mucho más fácil dar a conocer una obra. "Con 1.000 euros ya puedes hacer un libro y lanzarlo; después lo venderás o no, pero ahora la situación es esta". La competencia es mucho brutesca, pero siempre ha habido un punto de sobreproducción de obras; pero no todo se venderá. O, también, comenta, "ahora es más fácil crear editoriales".
El Gremio de Libreros de Catalunya agrupa más de 300 establecimientos, pero hay cerca de medio millar, entre tiendas independientes y cadenas diversas. "Todos somos el sector". "Por suerte la red de librerías de Catalunya es lo bastante potente para poder saber en todo momento dónde tenemos un libro" y, por lo tanto, las ventas no se pierden y "no se van a Amazon". La 'mala salud de hierro' se traduce en las 324 librerías en Catalunya, un 30% más que el año 2008, con datos de abril de 2024. Según la CEGAL, Catalunya es la comunidad autónoma donde hay más librerías en números absolutos, con 460, el 14,7% de toda España.
Sin Sant Jordi, igual pero diferente
Del Arco aprovecha la referencia que hace a Amazon para analizar que "la plataforma no puede vender el libro más trueco y, además, si tienes que esperar que te llegue a casa o recogerlo en algún lugar, la librería tiene ventajas: lo tenemos o lo conseguimos con facilidad y rapidez y lo puedes venir a buscar en cualquier momento e incluso te lo guardamos los días que haga falta".
De lo que no está tanto seguro es de qué pasaría si en Catalunya no se celebrara la festividad de Sant Jordi. El librero no se atreve a decir si la salud del libro en Catalunya sería la misma, pero destaca que por su peso económico y laboral, como red y espacios culturales -desde las librerías en las editoriales- "el sector del libro se sostendría, quizás de manera diferente, pero ni mejor ni peor". No obstante, seguida afirma: "Tan de bono no se acabe nunca Sant Jordi". "El sector tiene un futuro; la librería tiene un sentido, el libro en papel también... veremos; no podemos hacer previsiones, pero todavía se da valor al libro", concluye.
En Catalunya, el sector té un apoyo institucional importante. "El sector de la cultura en general lucha y está consiguiendo que esta lucha tenga un sentido de manera tal que el 2% del presupuesto de la Generalitat se dedica a cultura, porque todos los actores han luchado en los últimos años para que eso sea así," manifiesta Del Arco. De nuevo, con el sombrero del Gremio, destaca la gran red de librerías que tiene Catalunya, que no tiene ninguna otra comunidad autónoma en España, y difícilmente lo tendrá nadie por la dimensión que tienen las librerías. No solo en Barcelona, sino también por todo el territorio, es una red muy capilar. Defiende que el sector tiene un valor de país porque "la fuerza de la actividad cultural que va asociada a las librerías y a la tarea de los libreros hace que la cultura esté al alcance de todo el mundo".
Pero aquí hay, todavía cosas, que fallan. Pone de ejemplo una de las principales luchas del Gremio de Librerías. Las bibliotecas de Catalunya por la regulación administrativa están obligadas a abrir concurso público para la compra de libros y, como lo hacen para lotes más cuantiosos en volumen y en precio, "solo pueden acceder grandes empresas de venta de libros que no son del territorio, que están en Galicia, por ejemplo," denuncia Del Arco. En cambio, bibliotecas como las de la redes de Madrid, hacen las licitaciones con lotes más reducidos y dan acceso a un número más importante de librerías locales. "Queremos cambiar esta ley que permita que las bibliotecas de Catalunya compren con contratos de menores, o como sea, en las librerías que locales".