Los aranceles de Donald Trump a las bebidas alcohólicas europeas ponen en riesgo la venta de 17,6 millones de botellas de la DO Cava, que tiene en el país norteamericano su tercer mercado. El sector del cava vivió un 2024 difícil a causa de la "extrema y continuada" sequía, que redujo la producción. Las 343 bodegas adheridas a la Denominación de Origen (DO) cava vendieron el año pasado 218 millones de botellas en todo el mundo, un 13,4% menos que en el 2023, según los datos presentados por la DO Cava este martes.

La caída se notó sobre todo a escala internacional. El cava vendió 140 millones de botellas fuera de España, un 18% menos, mientras que el descenso al mercado español fue del 3,6%, con 78 millones de botellas. De estas, un tercio se vendieron en Catalunya.

La bajada de ventas fue menos acusada en valor, ya que el precio medio de la botella subió un 11%, hasta superar los 10 euros por término medio. Así, el sector facturó 2.270 millones de euros, un 3,6% menos. El cava vende en 150 países, aunque ha sufrido una gran bajada en el que hasta ahora era su primer mercado internacional, Alemania, donde ha perdido 20 millones de botellas.

Bélgica es actualmente el segundo mercado del cava, después de España, con 20,3 millones de botellas (un 7,8% menos), mientras que el tercero son los Estados Unidos, con 17,6 millones de botellas. Este volumen podría estar en peligro por la amenaza de aranceles de Donald Trump. En este sentido, el sector está a la expectativa de lo que acabe haciendo el presidente estadounidense.

"Es evidente que nosotros, que somos exportadores por naturaleza, lo que queremos es el libre comercio. Los aranceles son trabas al libre comercio y no somos un producto estratégico, por lo tanto, no tendríamos que tener ningún tipo de arancel. Lo que pasará no lo sabemos, el presidente de Estados Unidos ha hablado de un 200%, pero era una reacción rápida", ha dicho Javier Pagès, presidente de la DO Cava.

Los efectos de la sequía en el cava

Los posibles aranceles en Estados Unidos son, en todo caso, y si se aprueban, un problema del futuro. Pero el principal enemigo del sector en este momento es la sequía, que ha frenado las cosechas y, en consecuencia, la producción de cava. “Este año nos encontramos con que el nivel de ventas es inferior porque no hay existencias”, ha lamentado Pagès.  

De cara a este año, es un poco más optimista, aunque el sector tampoco está para lanzar las campanas al vuelo: “Llueve, así que esperamos tener una cosecha normal. No digo buena, normal. Creo que tendremos una relativa tranquilidad”, ha asegurado el presidente de la patronal del sector, quien, no obstante, ha advertido que la lucha contra la falta de agua será una constante con la que habrá que convivir.  

De hecho, Pagès ha instado a las bodegas y productores a adaptarse al cambio climático buscando alternativas que consuman menos agua. “Las bodegas deben pensar que, si viene otra sequía, que vendrá, qué deben hacer. Tienen que estar mejor preparadas”, ha explicado. Entre las opciones que ha mencionado se encuentran apostar por variedades de uva que necesiten menos agua o sistemas de riego más eficientes.

Cavas de más calidad

Otra batalla del cava, tanto a nivel local como internacional, es la lucha por la calidad. De hecho, Pagès se ha mostrado muy satisfecho de que el precio de la botella suba, y ha matizado que no es solo por la inflación generalizada de los alimentos y bebidas, sino también por el posicionamiento de cada vez más bodegas y porque buscan clientes con mayor poder adquisitivo, especialmente en el ámbito internacional.  

En este sentido, la DO ha destacado que, a pesar de la caída global de ventas, el sector está creciendo en algunos segmentos de mayor calidad. Por ejemplo, el año pasado se vendieron 37,3 millones de botellas de cava ecológico, un 15,2% más. Los cavas de Guarda Superior Paraje Calificado han crecido un 13,3%, ya que, además, se están incrementando las referencias, mientras que los cavas de Guarda Superior Gran Reserva solo han vendido un 1,3% menos de botellas.