Duralex acelera en el mercado internacional y apuesta por Estados Unidos. La compañía fabricante de vidrio templado, vajillas y enseres de cocina, que se vio obligada a parar la producción durante cinco meses por el aumento de costes de la energía, apuesta por Norteamérica tras el parón por la crisis energética. Los dos mercados principales de la empresa son España y Francia, representando el primero más del 10% de su facturación, aunque Estados Unidos cada vez es "más potente", según comenta el CEO de la compañía, José Luis Llacuna, en una entrevista en ON ECONOMIA.
Llacuna, que dirige Maison Française du Verre, empresa que se hizo con Duralex en 2020, apunta que "en Estados Unidos Duralex es un icono" y que es un producto que se vende incluso en el museo MoMA. "El vaso picardie es un símbolo mundial, sale incluso en las películas de James Bond y en América tiene muy buena acogida". En este sentido, el directivo aclara que desde el negocio quieren hacer una "firme apuesta" por este mercado y convertir Duralex en un icono mundial.
Más allá de Estados Unidos, desde la empresa quieren seguir creciendo en Asia y Próximo Oriente, donde las ventas han ido al alza a raíz de la pandemia. "Nosotros no vendemos un vaso, vendemos una historia, un relato, y queremos que esta historia se venda fuera de Europa, que sea un icono internacional", matiza Llacuna.
Venta de Duralex a Maison Française du Verre
Duralex nació en 1945 en Orleans (Francia) y fue un "fenómeno espectacular", según Llacuna. El punto álgido de la empresa llegó durante los años 70, cuando contaba con centros de producción más allá de Francia, incluso disponía de una planta cerca de Madrid. Maison Française du Verre adquirió el negocio en enero de 2020, cuando la compañía estaba atravesando momentos de dificultad. Tras la compra, la facturación fue al alza y la firma contaba con una mayor eficiencia industrial y energética. El negocio iba viento en popa hasta que estalló la crisis energética en 2021, los precios se dispararon y, con la guerra de Ucrania, los costes se acentuaron todavía más.
"Nosotros comprábamos energía al precio del día, teníamos cubiertos varios meses, pero, a finales del año pasado, viendo el incremento brutal de los costes, decidimos parar la producción, dejamos el horno en hibernación", confiesa el directivo. Desde el negocio decidieron poner el horno a "dormir", aunque seguía "respirando", porque si se paraba en seco y se vaciaba, hubiera pasado a temperatura ambiente y, al volverlo a llenar, se podría haber producido un shock térmico, generar fisuras y podría haber "muerto".
"Que el horno muera significa reemplazarlo, que son dos años de trabajo, 10 millones de euros de coste y un sinfín de dolores de cabeza que no podíamos asumir", argumenta el directivo. Por este motivo decidieron mantenerlo durante cinco meses hasta que el precio de la energía bajó.
Durante estos cinco meses, a los 250 empleados de Duralex se les aplicó un ERTE, aunque mantuvieron el 95% de su salario y 70 de ellos siguieron viniendo a trabajar. "Teníamos stock, debíamos seguir entregando productos y los pedidos no los podíamos dejar a medias", razona Llacuna. "El 17 de abril retomamos la producción, mejoramos las infraestructuras y hemos innovado". Paralelamente, el gobierno francés les concedió un préstamo de 15 millones de euros. "No es una subvención, nos hemos endeudado y habrá que devolverlo".
Rumbo a los 36 millones de facturación
Tras cerrar el ejercicio 2022 con una facturación de 30 millones de euros, el negocio prevé crecer un 20% este año, hasta los 36 millones. "Duralex ha pasado por un periodo de dificultad debido a la crisis energética, pero las previsiones son positivas", defiende el CEO de la empresa. La firma está presente en 130 países de todo el mundo y trabaja con marketplaces, supermercados y centros de distribución. En esta línea, Llacuna descarta abrir tiendas propias a medio y largo plazo.
¿Qué previsiones tenéis para este año? "Al anunciar que reactivábamos el negocio, las visitas en la página web se han multiplicado por seis, así que vamos a aprovechar este auge". Como novedades, desde la firma han lanzado la vajilla de color verde, nuevas referencias de vasos y de tuppers de vidrio. "Vamos a seguir esta dinámica, el objetivo es sacar nuevos colores y formas, hacer que la marca sea deseada". "Queremos sacarle el polvo a la marca, modernizarla". "No queremos ser la marca de las abuelas, sino la firma de referencia de la gente más joven, de los hijos y nietos de estas abuelas".
A largo plazo, Llacuna ve Duralex como una empresa consolidada en los mercados europeos y en Estados Unidos; con nuevas formas, colores y variedades posibles; facturando más de 50 millones de euros anuales y manteniendo el "espíritu y tradición de la marca de vajillas más resistentes de la historia".